lunes, 31 de julio de 2017

Las fiestas de Albalatillo 2017. Primera parte

Parafraseando una canción famosa de festejos populares, como todos los 20 de julio llega la fiesta mayor de Albalatillo, en honor a su patrona Santa Margarita.
Ya introduje algunas pinceladas de la misma en otra entrada, pero en esta ocasión intentaré ceñirme a la de este año 2017, pues prácticamente pude participar en ella desde el minuto cero. El programa se incia como siempre con el pregón de las fiestas y el correspondiente lanzamiento del cohete anunciador de las mismas.
La procesión
Este año "la pregonera" ha sido una joven, Elena, conocida cantadora de jotas, ganadora de mil y un certamen de canto, profesora y emprendedora, y referente permanente del buen hacer en su especialidad en toda la comunidad autónoma. Y por supuesto "albalatillera". Nos dejó un pregón en el que sin perder el buen humor, hizo gala de su caracter emprendedor, de los recuerdos de su epoca infanto-juvenil en el pueblo, hace cuatro días para quien escribe esta entrada, y sobre todo del orgullo con que lleva ser de Albalatillo, allá donde quiera que vaya a cantar esa jota que tanto quiere y tan maravillosamente interpreta.
Como no podía ser de otra manera se despidió con el canto de unas jotas, también referidas a su pueblo, Albalatillo. Encendido del cohete, chupinazo y en marcha la charanga. Valencianos, de Bujarssot me comentaron y cuando les dije que como era que estaban aqui, me contestaron que cuando los viese actuar sabría el porqué. Efectivamente lo supe: lo hacían de maravilla.
Pasacalles musical con el tractor repartiendo vino y cerveza, con parada en cada peña para evaluar el "melocotón con vino" que elaboran cuidadosamente cada año a fin de ganar el concurso que premia al mejor de todos. Se sigue en un ambiente ya relajado y alegre en parte por los líquidos ingeridos en el pasacalles y en parte porque la comisión de fiestas y el Ayuntamiento invitan a todo el que quiera continuar la gresca a una cena "michelin": Toda clase de bocatas de jamón, salchichón, chorizo, etc..., que se siguen regando con el tirador de cerveza instalado en el tractor de referencia. Luego baile en la discomóvil  hasta la madrugada para los mas jóvenes y el resto, o al menos mi peña "Los Divertidos", gintónic sentados en la terraza del bar. Descanso merecido y mañana más.
El vermut con los colegas 
Siguiendo con la canción del inicio de la entrada, nos ponemos la muda limpia, algunos como yo, corbata y americana incluida y nos vamos a la procesión y a la misa. Allí una vez de acuerdo en quienes llevan las imágenes de los santos y santas, arranca la procesión al ritmo de las jotas que interpreta entre otros el grupo de Albalatillo, dirigido como no, por la insigne pregonera de este año. Yo suelo llevar una santo que mataron a flechazos, y este año también lo hice, no por una especial devoción, sino porque es el que menos pesa, que con los años y el calor de los Monegros a las 12 del mediodía del 20 de julio, uno ya no está para muchos sufrimientos. Acabada la procesión viene la misa y la ofrenda: Aquí unos cuantos teníamos la costumbre de irnos ya al bar a hacer el vermut, antes que llegasen las autoridades y colapsasen el servicio. Este año, como hubiera dicho mi abuela "Dios os ha castigado", y el bar estaba cerrado. Así que tuvimos que esperar fuera al sol, hasta que acabaron los oficios y salieron de la iglesia.
En el vermut nos bebimos todo lo que pusieron y comimos todo lo que sacaron, sin piedad, y al final nos hicimos una foto de recuerdo todos los que nos solemos reencontrar en estas fiestas, los paisanos que apenas ves durante el año y que como dije en otra entrada acudimos a "la llamada de la selva" por decirlo de alguna manera.
Cada uno a su casa a comer, si es que aún queda un hueco, y tras una reparadora siesta, a una temperatura casi inaguantable, salida otra vez al bar a la partida de guiñote o de botifarra, típicas en las fiestas. Para alguno como yo que es el único día del año que juego, pero es cotidiana para los colegas que viven en el pueblo. Total que es lo que parece, una excusa: no hay manera de que haya un año que gane la partida, sea de lo uno o de lo otro.
Las partidas de guiñote y botifarra
Luego, mientras los juegos para los niños y los disfraces también de adultos se apoderan de la plaza y calles colindantes, aprovechamos para volver a casa, una ducha refrescante, y un tentempié no especialmente abundante y a modo de cena, y casi sin quererlo, el sol se ha puesto y una ligera "brisa", hace más habitable el pueblo.
La música en la plaza inunda el ambiente y anima a unos pocos bailadores a lanzarse al ruedo, el resto o al menos los de mi peña, nos tomamos un café y unos gintónics en la terraza del bar con vistas al baile, y entre canción y canción, con algunos espacios para charlar de lo divino y lo humano, llegamos a la hora del bingo, con la ilusión de cada año de que podamos cantarlo, bien no sé para qué. Así que este año descubriremos para qué. Pedro canta una línea, pero como es solidario cantan tres más con él. Total que el premio se ha de dividir para cuatro.
Por terminarlo rápido, la invitación a los gintónics de celebración le cuesta dinero, y eso que algunos de la peña renuncian a ella. Bueno para mejor valorar la dimensión del premio, solo tomamos el trago, él, sus dos hijos y un servidor.
Fin de fiesta y a la cama, que mañana hay "almuerzo" y tiro al plato…

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