domingo, 6 de diciembre de 2020

Más coronavirus en nuestras vidas. Más reflexiones

Parece una ecuación perfecta, más coronavirus, más reflexiones... pero también más confinamiento, más limitaciones, más problemas, más impactos emocionales, más incertidumbre, más rabia, más intolerancia... De hecho esto es lo esperable, pero al hilo de ello hemos descubierto también algo que yo al menos sospechaba: la "clase" política que tenemos.!

Pues bien, empecemos por el final: la "clase" política: Sin duda me refiero a todas aquellas autoridades, electas o "digitales", que tienen algo que decir, aportar, legislar, ordenar o recomendar en torno a la pandemia, o dicho de otra manera, las que nos han de guiar en estos momentos de zozobra.

... más coronavirus

Con estas dos premisas intercaladas veamos lo que a uno se le ocurre al respecto: Qué dicen de más confinamiento..., pues que es imprescindible, que será la llave que nos abra las puertas de la salvación de esta pandemia. Como aportación es escasa pues no parece que eso sea algo que la mayoría de los de a pie no sabíamos, y para legislar pues también habíamos descubierto ya que tienen la "mano rota". Ordenar y recomendar es lo que más les gusta. Eso sí, una cosa cada uno porque claro el virus distingue perfectamente cuando está en una ciudad u otra o en un territorio y el de al lado. Además se comporta distinto en un sitio u otro de ahí las divergencias de las ordenes.

Y de las limitaciones? Pues por increíble que parezca estamos en la misma línea: Unos limitan las salidas nocturnas hasta una hora y otros hasta otra: hay lugares en los que el virus no empieza su jornada laboral de contagiar hasta las diez de la noche y lugares en que su horario no empieza hasta las doce. Todo esto debidamente justificado científicamente y avalado por estudios de todos los calibres y orígenes. La aportación en este caso es clara: confusión. Y para que esta dure y se mantenga en el tiempo legislan y recomiendan comportamientos distintos según en el lugar que te pille...

Problemas? Salvados los de salud y supervivencia son inabarcables dicen y empiezan con la letanía de los que vamos a tener. Los primeros los económicos. Un Nobel a la agudeza habría que darles a todos. El discurso es claro, serán graves y afectarán a la mayoría de la población y además serán duraderos y sobre todo nos tendremos que sacrificar todos si queremos de aquí a no sé cuantos años volver a los niveles económicos de hace no se cuantos años. Aportan como gran solución un fondo que la Unión Europea, nos dará pero que una gran parte tendremos que devolver en cómodos plazos. De puertas adentro no se ve que vayan a hacer algo al margen de tener a todos los empleados en expedientes de regulación de empleo, que claro como somos muchos serán muy difíciles de poner en marcha... colapsamos los servidores y todos los equipos que disponen para hacer viable el cobro. Legislar poca cosa aparte de los presupuestos, que serán la panacea para todos los males que nos aquejan, ja...! Y recomendar ni entro en detalle, porque todos recomiendan lo que les conviene a cada uno, eso sí, para el bien y salvación de todos nosotros, que no sabemos lo que nos conviene o como mínimo no sabemos a que carta quedarnos. Y lo que tardaremos en saberlo: Hace relativamente poco, en la Cadena SER alguno de sus ilustres tertulianos ha puesto de manifiesto, con mejor dicción que la que yo escribo algo que ya venía pensando estos días: El PP de Madrid, defensor de unidades patrias y de centralizaciones como solución global, quiere la independencia de los territorios en fiscalidad y ERC en Cataluña, adalid de la independencia, quiere unificar impuestos en toda España. Así no hay manera de que nos enteremos de nada...

ansiedad, depresión, melancolía...
Impactos emocionales? Pues aquí añado la incertidumbre y la rabia, pero básicamente vamos a sufrir todos los impactos posibles: ansiedad, depresión, melancolía, irritabilidad, excitación, etc. Sobre esto en una primera fase no decían, ni aportaban, ni legislaban, ni recomendaban. Debe ser que los consideraron actores secundarios en esta obra. Ultimamente y ante la evidencia incuestionable de su presencia parece ser que han descubierto un nicho de posibles votos entre los afectados por estas cuestiones y empiezan a sacar la patita recomendando no dejar en saco roto estos temas y acudir a profesionales del tema, que aunque pocos son abnegados y nos ayudarán a todos a mantener la cabeza clara para poder seguir adelante votando, trabajando, consumiendo y en resumen manteniendo el estado "del bienestar" para todos...

La incertidumbre con lo dicho hasta ahora está garantizada y no solo porque tengamos muchos caminos por los que transitar y porque tenemos que decidir cual tomar, que insisto es variable en función de lo que uno vota. Es casi peor, la incertidumbre nos la genera el hecho casi constatado universalmente que no nos creemos a ninguno de ellos. Y claro, ni somos técnicos ni científicos, ni tenemos los medios para poder tomar decisiones por nosotros mismos. Esto nos lleva a una cierta sensación de desamparo ante la pandemia, y no sabemos como conducirnos. Aunque igual es más eficaz el "pito, pito, gorgorito" para tomar esta decisión. Al final, todos los países de nuestro entorno, unos antes, otros después, se van igualando en las cifras de la pandemia, y las cosas que han hecho han sido diferentes.

La rabia, no sé bien si es tal, o es hartazgo, o resignación mal llevada, o impotencia. Recuerdo aquí un whasap que recibí hace unos días: "Me he hecho un test de estar hasta los cojones, y he dado positivo". Creo que su autor resume de manera bastante sencilla y entendible la sensación que nos invade a una parte bastante amplia de la población. Por suerte en estos aspectos, ni opinan, ni legislan, ni recomiendan nada específico, su silencio se puede traducir en un "se siente" o "haber elegido muerte" o "ajo, agua y resina" (para vosotras queridas paredes, que no me conocéis del todo esto último sería, a joderse, a aguantarse y resignación).

Finalmente, la intolerancia, en lo que yo puedo apreciar a nivel de calle, obviamente muy limitado aunque me gusta salir y hablar con gente y amigos y me relaciono relativamente bien con ellos a través de Zoom y de cervezas en horario permitido, noto un aumento de la crispación y del mal comportamiento ciudadano, con gente que intenta colarse en algunas tiendas con una educación más que dudosa y como usuario del automóvil también aprecio una cierta agresividad en el tipo de conducción de algunos de los otros. Igual esos otros la aprecian en mí. Los que tendríamos que ser intolerantes somos la población general y deberíamos serlo con la incompetencia de los que mandan, con el engaño casi permanente a que nos someten, con la falta de criterios unificados de que hacer o no hacer, pero sobre todo con que se olviden de nosotros y solo tengan en mente como mantener su puesto de trabajo, lease ganar las próximas elecciones, les interesan más los votos que las vidas. 

... deberíamos ser intolerantes con los que mandan
A pesar de todo, acepto que estos políticos no son todos iguales, y que alguno no se ajusta a este retrato que me ha salido. Además lo acepto por ser benevolente con el género humano y porque creo que me equivoco algunas veces cuando hago juicios de las cosas que no van bien y quizá esta sea una de ellas.

Por acabar de alguna manera optimista, aquí seguimos esperando que pase todo este descontrol y volvamos a una normalidad parecida a la anterior, que tampoco es que fuese perfecta, pero sí mejor que la actual. Y en esta esperanza citaré a un poeta que escuche por la radio el otro día, no me gustaría equivocarme ni en el nombre ni en la cita. Creo que es David Escamilla y viene a decir que "el orden es la pausa del caos".

Pues eso, esperando la pausa. 

Ah! Y la vacuna! Que eso sí lo solucionará todo, sobre todo si somos los primeros...


jueves, 8 de octubre de 2020

EL VERANO 2020: ULTIMOS COLETAZOS

Pues cuando ya parecía finiquitado el verano de 2020, en vista del buen tiempo y una cierta "relajación" en las medidas anti-covid y sobre todo aprovechando algún cumpleaños que nos daba pie a una nueva degustación gastronómica que sumar a las muchas que el verano ha tenido, nos acercamos al pueblo a tratar de disfrutar dentro de los límites, de los últimos días de este raro estío.

Siempre con el ánimo de que cuantos más seamos más reiremos y sin pasarnos de las normas, invitamos amablemente a nuestros amigos Ana y Joan a que participasen en el proyecto, que empezaría de manera ineludible con una cena de celebración del cumpleaños de Marta. Así pues, cada uno en su coche, unos antes y otros después salimos dirección al pueblo el día 11 de septiembre. Por aquello de ser los anfitriones, los primeros que salimos y llegamos fuimos nosotros que aprovechamos para comer con la familia, pues en esta fecha es el cumpleaños de mi hermana. Hasta un pastel de cumple llevamos, pero eso sí, sin soplar velas.

La Campana de Huesca
Por la tarde, y previo viaje a Alcubierre que casi requiere otra entrada, contactamos con la Peña y preparamos ya con todos en el pueblo, la mesa para la cena, que tras muchas bromas durante el verano conseguimos enredar a Marta para que preparase unas carrilleras, que, pese a ser la primera vez que las hizo, le quedaron excelentes. Las regamos con buen vino y después de cenar procedimos a tomar el gintonic de rigor y luego a descansar ya que habíamos previsto el día siguiente ir a visitar Huesca ciudad, que no conocían algunos del grupo.

A primera hora, bueno a las 09:30, salimos dirección Huesca en dos coches a fin de optimizar el transporte, pues con siete no daba para ir en uno. Una vez aparcados en la ciudad, los coches quiero decir, nos dirigimos a nuestra primera visita: paseando desde el parking hacia la plaza Navarra, subiendo por los Porches de Galicia llegamos a la plaza López Allué, donde se encuentra "La Confianza" una tienda de ultramarinos de las más antiguas que se conocen y que tuvo el honor de salir en una reseña del New York Times, donde se explicaban todas las bondades y bellezas de la misma. Se trata de una tienda con la misma decoración de los años en que fue creada, en la que se pueden ver aparatos tan clásicos y que tanto nos llevan a la niñez, al menos a mi generación, como una cortadora de bacalao en salazón que todavía está en uso. Luego exquisiteces procedentes de cualquier sitio que se nos ocurra y en los sótanos un espacio gastronómico para alquilar y realizar banquetes, decorado con cantidad de juguetes autómatas con unas músicas que recuerdan películas "de miedo" y que dan un poco de "yuyu". Compramos algunas cosas, que son el precio de la entrada y que ademas te autoriza a hacer fotos. Un pequeño paréntesis para decir que las alubias que compró Ana, a los pocos días las cocinó y nos invitó a probarlas y estaban excelentes.

Ultramarinos La Confianza

Caminado unos 100 metros si llega accedimos a la visita al Monasterio de San Pedro el Viejo, una edificación románica del siglo XII. Parece ser que al conquistar la ciudad los cristianos en el siglo XI, descubrieron un templo visigodo dedicado a San Pedro y que fue utilizado por los mozárabes durante la ocupación de la ciudad de Huesca (Wasqa se llamaba entonces) por ellos mismos. Luego en el siglo siguiente fue cuando por deseo de los benedictinos, se produjo una remodelación o quizás una reconstrucción del templo adecuándose a los cánones del románico de la época y desde entones hasta la fecha. El edificio tiene dos partes: la iglesia y el claustro. La primera se trata de una edificación típica del estilo con tres naves con sus respectivos ábsides. Y el claustro, rectangular rodeado de capiteles, algunos originales y otros restaurados, de gran valor artístico y arquitectónico, tiene ademas varias capillas a su alrededor, una de las cuales ejerce de Panteón Real donde reposan los reyes de Aragón, Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje, del que también hablaremos en esta entrada. Para más información y confirmación de la misma hablar con José Ramón, que también venía en la salida y es un pozo de ciencia al respecto.

Desde allí y por las estrechas callejuelas del barrio antiguo, nos dirigimos a la Plaza de la Catedral, donde además de ella se encuentra el Ayuntamiento y el Palacio Episcopal. No pudimos acceder al templo, pues se encontraba cerrado por algún tipo de culto que se realizaba en aquel momento. Sería excesivamente largo tratar de explicar en estas líneas lo que es la Catedral. Solo una reseña, que intento que sea breve. Se empezó a construir en el siglo XIII sobre una pequeña iglesia dedicada a Santa María de los Gozos, que se ubicaba al lado de la mezquita arábiga de la taifa de Huesca. Tras no pocos apuros se acabo de construir a principios del siglo XVI y a pesar de sus muchos valores artísticos y arquitectónicos, destaca sobre todos, la portada principal en el exterior y el magnífico retablo, obra de Damian Forment, en el interior. También para más información recurrid al mismo sistema que el anterior monumento.

El Claustro de San Pedro el Viejo

Sin dejar la zona y por una pequeña travesía accedimos a la plaza de la Universidad, donde se encuentra el museo de Huesca y también el Seminario Conciliar donde un par de los visitantes pasamos días, meses y años de nuestra infancia/juventud, pero esa es otra historia y hoy no toca. El museo está compuesto por dos edificios, uno en torno a un patio de planta octogonal, del siglo XVII en donde se encontraba la Universidad Sertoriana, una de las más antiguas de España; y otro, el Palacio de los Reyes de Aragón construido en el siglo XII. No podemos entrar en los detalles de todo lo existente en el museo, aunque sí destacar dos cosas, la sala de la reina Petronila y el salón donde se sitúa la leyenda de la Campana de Huesca. 

Las Pajaritas de Huesca
  Intento explicar de forma breve la misma: Ramiro II el Monje tenía soliviantados y levantiscos a todos los nobles del reino hasta el punto de hacerle imposible su gobierno, así que mando un emisario a su antiguo maestro, abad de San Juan de la Peña. Este hizo llegar al huerto al enviado y allí fue cortando las coles que sobresalían más de todo el sembrado y le dijo que explicase al rey lo que había visto. La versión más popular de la leyenda dice que el monarca convoco a todos los nobles para que viesen una campana tan grande que se oiría en todo el reino de Aragón. Según iban llegando, a los más importantes les iba cortando el cuello y fue colocando las cabezas en círculo en el suelo y colgando de una cuerda a modo de badajo la del obispo de Jaca, uno de los más rebeldes del grupo. Esta campana evidentemente llego a oídos de todos los restantes nobles de la corte y de fuera de ella, logrando así el rey pacificar sus dominios. Hay otras versiones pero en general la esencia es la misma.

Aún tuvimos tiempo de hacer un vermut en la terraza del quiosco del Parque Miguel Servet, auténtico pulmón verde de la ciudad, aunque mucho no lo necesita, pues la ciudad, pequeña y coqueta está rodeada de verde y a poco que camines y te despistes te sales de la misma y apareces en el monte. Vimos la escultura de las típicas pajaritas de papel y desde allí nos dirigimos al restaurante El Bodegón a por una merecida reposición de fuerzas, que todos necesitábamos, unos más y otros menos. 

Así acabó resumidamente la escapada a Huesca, todo y que Huesca es muchísimo más de lo que cuento. Lo pasamos bien y a veces resulta muy interesante comportarse como un auténtico turista aunque sea en sitios que hemos visitado muchas veces, pero nunca con esa visión. Ahí lo dejo!

jueves, 10 de septiembre de 2020

Verano 2020. ESCAPADAS


Como ya comentaba en la anterior entrada este difícil verano también ha tenido las escapadas que, solos Pili y yo o acompañados por otros amigos, solemos realizar a lugares que no supongan un desplazamiento excesivamente largo desde el pueblo donde establecemos nuestro campamento base. Este año hemos descubierto Ezcaray, un lugar privilegiado y hemos revisitado lugares pirenaicos que no por conocidos son menos bonitos e interesantes. Alguno de ellos, como la Selva de Oza nos llevo al recuerdo de hace más de cincuenta años a José Ramón y a un servidor.

CAMINO DE TURZA
Ezcaray está situado en la comarca de la Rioja Alta, cerca de las laderas de la cara norte del Sistema Ibérico y cuenta con unos 2.000 habitantes empadronados, aunque según las informaciones de sus propios habitantes llegan a los 15.000 en las épocas vacacionales, tanto de verano como de invierno al tener próxima la estación de esquí de Valdezcaray, muy frecuentada por gentes de Euskadi, que disponen de segundas residencias en el pueblo. De hecho casi oíamos hablar más en euskera que en castellano. Parece ser que fue fundada en el siglo X por reyes navarros a fin de repoblar las zonas fronterizas y allí se estableció el euskera como lengua habitual. Incluso se tiene constancia de que hasta el siglo XIV el rey de Castilla autorizó la utilización de esa lengua en el sistema judicial por ser la más común en la población.

Nos instalamos en el hotel Palacio de Azcárate, bien en el centro de la población, un establecimiento totalmente recomendable en todos los sentidos, ya que dispone de una cafetería, una terraza y un restaurante que colman todas la necesidades del viajero. Por recomendar algo, aunque todo está bueno, las croquetas de jamón, todo un arte como las sirven y también un montadito espectacular: base de patata panadera, lomo de sajonia, tiras de pimiento verde y coronado con un huevo frito de codorniz. Espectacular. Ni que decir tiene que la gastronomía del pueblo es impresionante y va desde una taberna con montaditos muy al estilo "vasco" (El Refugio con unas estupendas zamburiñas a la plancha) pasando por todas las categorías hasta un dos estrellas Michelin, el Portal del Echaurren.

LA ARGOLLA DEL FUERO
El pueblo mantiene una estructura medieval en su centro histórico, la mayor parte peatonizado, lo que hace más fácil y agradable el paseo por el mismo. Destacan como monumentos especiales la Real Fábrica de Paños, en la entrada del pueblo viniendo de Santo Domingo de la Calzada y ya en desuso, pero que fue uno de los principales modus vivendi de los vecinos durante muchos años. La Iglesia de Santa María la Mayor, bien en el centro y de la que teníamos una excelente visión desde nuestro hotel y por ser breve la Plaza del Quiosco y la Plaza de la Verdura, donde se encuentra la Argolla del Fuero. Se trata de una argolla que en virtud de un fuero, permitía a las autoridades locales juzgar a cualquier malhechor que allí llegase y tocase la citada argolla. En caso de querer seguir huyendo de la justicia, al tocarla se le concedía un día de descanso y luego un día de ventaja sobre sus perseguidores. Incluso se dice que si lo deseaba, podía quedarse a vivir en libertad toda su vida en la villa.

Una de las intenciones de la escapada era poder hacer algo de naturaleza y desde luego el pueblo ofrece grandes posibilidades en este sentido, desde el GR-93: Ezcaray-San Millan de la Cogolla, hasta senderos más modestos como los que elegimos nosotros. El primer día, solo un primer contacto con el Río Oja (que da nombre a la comunidad autónoma actual) en los alrededores del pueblo. El segundo iniciamos un camino de unos 10 Kms, Los Caminos de Turza: Espectaculares con zonas de bosque que guarnecían del sol cuando empezó a picar y perfectamente señalizado, casi imposible de perderse. El tercer día, teniendo en cuenta que habíamos de volver a casa, hicimos un recorrido algo menor, 7 Kms, por la ribera del Río Oja, hasta pasado el municipio de Ojacastro, y que coincide en parte con el citado GR-93. 

CASTILLO DE ACHER
En resumen, un descubrimiento, un magnífico lugar para una escapada corta, que obviamente se puede ampliar más que la nuestra, pues no te acabas ni la gastronomía, ni los monumentos ni la naturaleza.

La siguiente aventura fue a la Selva de Oza, un viaje relámpago que a pesar de ello, dio bastante de sí. Lo emprendimos temprano con María Luisa y José Ramón y sin apenas tiempo para desayunos de esos que tanto nos gustan, nos presentamos en Siresa, en el valle de Hecho, y entrada a la Selva de Oza. Allí por fin pudimos tomar un café y unas pastas de elaboración propia en el hostal/bar/restaurante de la plaza donde se encuentra en Monasterio Románico de San Pedro. Desde allí y apenas a 10 Km se encuentra la zona del Campamento y la zona de inicio de cualquier ruta de la Selva, eso sí superando la llamada Boca del Infierno, una carretera en la que más de una vez has de retroceder para poder pasar en caso de que te cruces con un vehículo que vaya en dirección contraria a la tuya.

CAMPAMENTO RAMIRO EL MONJE
Allí aparcamos, paseamos por el Campamento Ramiro el Monje en las faldas del magnífico Castillo de Acher que se alza como vigilante de las tiendas de campaña todavía hoy, aunque no las mismas que utilizamos hace más de medio siglo. No coincidimos en las mismas fechas los dos, pero por los recuerdos de uno y otro parece que la vida era algo más dura y el espíritu de la OJE (Organización Juvenil Española) a la que pertenecíamos, como dependiente que era de la Falange, dejaba poco espacio al descontrol. Lo que más recordábamos los dos era tener que bajar al río por las mañana a lavarse un poco la cara. Luego el resto del día era menos duro. El motivo es que no había lavabos ni duchas, solo unas letrinas que para el  que le tocaba ir a limpiar era un auténtico castigo.

Desde allí salimos camino a Aguas Tuertas y al ibón de Estanes, en un paseo en subida, pero sin excesivo desnivel, aunque no conseguimos llegar. Lo cierto es que la excursión que yo recuerdo muy bonita de cuando la hice en aquellas épocas requiere algo más de tiempo y nosotros aun habiendo reservado para comer relativamente tarde, no lo teníamos. Otro día será. Después de comer aún nos quedo ánimos para pasarnos por Ansó, una villa de las más bonitas del Pirineo Oscense, tocando ya el valle navarro del Roncal. Visita breve y café reparador y regreso a casa, algo cansados pero contentos por lo hecho y visto.

Aún hicimos algunas salidas también breves, sin quedarnos a dormir en los lugares de destino, como la que hicimos con nuestros amigos Eva y Rafa, que vinieron a pasar un fin de semana a casa: Visitamos Barbastro y las Bodegas Sommos, comiendo en el Restaurante El Portillo, que nos gusta y que ya hemos repetido varias veces. 

EL TOZAL DE LA COBETA
Otro día hicimos una escapada a uno de los lugares que también frecuentamos cuando vamos con amigos que no lo conocen. Se trata de la Colegiata de Roda de Isábena y del Monaterio de Obarra y que solemos concluir con una comida en Roda, en el restaurante de la hospedería que ocupa el refectorio de los monjes y que da al excelente claustro del mismo. Esta vez, y supongo que por no haber llegado aquí el coronavirus y un despiste de un servidor, que no reservó el día anterior nos quedamos sin poder comer. También será otra vez, esta fue en La Puebla de Roda, en un asador en el que pudimos colmar nuestro apetito, eso sí sin el entorno del claustro del otro.

También hicimos una escapada muy breve a un lugar, que aunque me de vergüenza decirlo, no había estado nunca: Se trata de El Tozal de la Cobeta, una especie de cerro al que la erosión y el especial tipo de tierra de la zona da forma de escultura natural. Este tipo de formaciones son muy corrientes en la zona, pero este en concreto no lo había visto. Lo de la vergüenza es porque está en el término municipal de Albalatillo...

Y así vino llegando el fresco, se pasaron los calores agobiantes y fuimos desmontando la parada en el pueblo para trasladarnos a la ciudad y ver si podemos empezar un cierta normalidad, aunque sea nueva. Lo que pasa es que tengo dudas de que esta pandemia se vaya a ir como por arte de magia, así que tendremos que adaptarnos a lo que nos llega y seguir luchando como siempre por ser un poco felices... Adiós verano 2020, que no te pongo adjetivos para no faltar...

lunes, 7 de septiembre de 2020

Verano 2020. COMIDAS Y BEBIDAS BAJO CONTROL

Me resulta especialmente difícil poder hacer una entrada de este verano de 2020 y no por el maldito coronavirus, sino porque una enfermedad cruel nos ha dejado a nuestra familia sin una persona vital, luchadora y siempre con una sonrisa por delante. La injusticia de estos acontecimientos te encoge el alma y te deja casi sin ganas de hacer nada. Comparto esta noticia por aquello que dice que las alegrías compartidas aumentan y las penas disminuyen con el ánimo de que sea verdad y podamos aplacar la nuestra. En cualquier caso, Carme, descansa en paz, siempre estarás en nuestro pensamiento. 
El RABO DE TORO
Hecha esta previa, el verano tenía que ser el que acabaría la dichosa pandemia y podríamos empezar a pensar en volver con cierta normalidad a nuestras vidas. Lo atrevida que es la ignorancia, al menos la mía en pensar semejante idea. La realidad es que las cosas han ido creo que a peor y si no se remedia pronto cambiará nuestras vidas de manera poco alentadora, pues nos quitará los abrazos, los achuchones y esas reuniones, cenas, fiestas, etc. en las que tan a gusto me siento. 
Con estas premisas, y después de celebrar mi 65 cumpleaños, nos fuimos a Villanueva de Sijena, lugar como se decía entonces libre de COVID, cosa que fue un espejismo pues en breve dejó de serlo y se incorporó como el resto del país a zona no-libre. Las restricciones fueron llegando primero a los territorios cercanos, Bajo Cinca, Litera, etc... y finalmente llegó a Los Monegros, con lo que los planteamientos iniciales fueron cambiando y adaptándose a la nueva realidad. Se suspendieron todas las fiestas donde hemos pasado veranos inolvidables y nosotros por nuestra cuenta suspendimos el viaje que teníamos programado a Castilla-León y Galicia, aunque con la idea de hacer escapadas breves, 1 ó 2 días a las zonas que se pudiese y nos apeteciese.

LOS GINTONICS
Uno de los grandes eventos de las fiestas son las cenas, así que este año no podíamos pasarlas por alto, pues el menguado número de miembros, seis el día que más, no contravenía ningún precepto de la normativa de confinamiento, sobre todo pensando que se harían en domicilios particulares: el de María Luisa y Jose Ramón, el de Marta y el nuestro propio. Era como tener tres bares a los que acudir durante prácticamente todo el verano. Los primeros encuentros fueron para hacer los gintónics nocturnos a falta de Barbero y de Club, así que si no cada noche, muchas después de cenar nos reuníamos para ese menester y charlar hasta las tantas, cosa que rompió mi intención de ir a caminar cada mañana a las siete (después el calor desaconseja tal actividad), de manera que rompiendo esa recomendación fui a caminar no cada día y los que fui, como pronto a las nueve...

Caracoles
LOS CARACOLES
Por fin, llegó la primera cena a finales de julio, que como se verá la cogimos con ganas, pues parece del todo exagerado el menú elegido: ensalada de rúcula, pera y parmesano, obra de Pili, pica-pica con jamón, embutidos y queso, perfectamente preparado por María Luisa y rabo de toro estofado al estilo cordobés, elaborado magníficamente por Marta. El resto no nos quedó más remedio que "zampárnoslo" todo aún a riesgo de pasar una noche toledana, que no fue tal... solo hubo que levantarse un par de veces a echar algo de líquidos a la "hormigonera" a fin de facilitar la digestión.
Coincidiendo con los días de la fiesta llegó el típico salmorrejo, imprescindible ya desde hace unos años en los festejos y que cocina un servidor, siempre con cariño y cuidado, pero esta vez, supongo que cocinaba para pocos, seis contra la veintena que solemos estar habitualmente, salió especialmente bueno y  que conste que no lo hago para hacer "dentera" a los que no estaban.

Siguiendo por las mismas fechas festivas del año pasado, otro día incorporamos una estupenda caracolada, obra también de Marta, y que ya se está convirtiendo en un clásico de la Peña, aunque en esta ocasión aprovechamos para invitar a un gran degustador de este plato, que es el que pone nota al guiso como si de un "masterchef" se tratase, nuestro amigo Manolo que los encuentra excelentes todos los años, igual porque si es muy crítico al año siguiente no lo invitamos. Es broma.
Este año, a falta de otras actividades en que pasar la fiesta (mairalesas, baile?, guiñote, etc...) nos tuvimos que refugiar en nuestras cocinas y yo me atreví a cocinar para el grupo uno de los días un "Bacalhau à brás", al estilo portugués, que también salió bastante bueno o al menos no sobró ni una migaja del mismo.
Finalmente y casi acabando lo que debería ser la fiesta y como cada año, coincidiendo con el cumpleaños de María Luisa, ella misma nos preparó una cena de ensueño a base de muchos platitos como se lleva ahora en muchos restaurantes. No faltaron los gambones a la plancha, los buñuelos de bacalao, las endivias con surimi, los calamares a la romana, el jamón al corte, el queso manchego, la botifarra cruda y sobre todo unas estupendas zamburiñas a la plancha. Todo ello adecuadamente regado con vinos bien seleccionados que a nuestra edad ya no estamos para estropear una cena por culpa de la bebida.
EL SALMORREJO
También durante los días de "los patronos", las chicas se vistieron con sus mejores galas y acudieron a las celebraciones religiosas, no sé si por devoción a los mismos o por la promesa del vermut después de misa que a modo de tradición y para evitar que se pierda, no tuvimos más remedio que hacerlo en casa de María Luisa y José Ramón con berberechos, olivas y patatas. Hombre no es como el del barbero, pero se le asemeja bastante, no?

Acabadas las "no fiestas" de este año, ya cada uno se tuvo que dedicar ni que fuese unos días a sus menesteres, Lourdes a seguir con su Rehabilitación, María Luisa y José Ramón a buscar al aeropuerto a su hijo, que tienen que aprovechar ahora que lo tienen aquí, que vive muy lejos, Marta a ver si Huesca seguía en el mismo sitio y nosotros a dar una vuelta por casa y a visitar a nuestra nieta.
Así fueron las fiestas y alrededores, en una época de confinamiento por el coronavirus. Se diría que "salvamos los muebles", pero la verdad es que aunque lo pasamos bien, la realidad es que cuantos más estamos más reímos, y nuestro grupo sociable en general prefiere verse, charlar, beber, divertirse con otras gentes del pueblo y de fuera que coincidimos durante estas fechas. Espero y deseo que el próximo año esto sea posible. Toquemos madera.
Luego el verano siguió con otras actividades y escapadas breves, pero eso será motivo de otra entrada, mis queridas paredes...

martes, 16 de junio de 2020

El cuento del corona con final incierto(*) ...

Eráse una vez un pequeño estado, que es como gustaba llamar a algunos de sus habitantes, aunque otros preferían llamarlo nación, otros país y otros patria y algún nombre más que no recuerdo ahora. Este pequeño lugar estaba muy bien organizado y dividido en diversas partes, más o menos de todos los tamaños, separadas entre ellas por cordilleras, ríos, otros accidentes geográficos y cuando no una línea imaginaria. Por suerte se podía saltar de un lugar a otro sin excesivas dificultades. Además disponía de una especie de mando, que gustaban llamar gobierno global, que coordinaba algunas políticas de las partes que lo configuraban y además tenía la llave de una gran parte de la hucha común.
"...eran variopintas,"
Las gentes de este territorio, también lo llamaban así, eran variopintas, cada trocito trataba de explotar y proclamar a los cuatro vientos sus características especiales frente a las de los otros, aunque no sabían que en el fondo y en lo trascendente eran todos iguales. No obstante, lo que sí es cierto es que esa creencia de particularidad les había llevado a unos comportamientos que casi les permitían diferenciarse en algo y había creado un tipo de sentimiento de pertenencia a ese lugar siempre "distinto" de los otros.
Dicen que ante los grandes retos de los pueblos y naciones es cuando los seres humanos sacan unos lo mejor de si mismos y otros, creo que menos, lo peor. Lo decepcionante era que en el paquete de los que sacan lo peor estaban seguramente la mayor parte de los gobernantes, políticos y otras autoridades.
Pero a lo que vamos, este "país", lo llamaremos así en adelante, entró en guerra, tras el ataque inesperado de un ejercito de seres de pequeño tamaño, pero muy abundantes, incontables, inabarcables que venía ya de atacar a otros países con resultados devastadores para los que sufrieron su invasión. Este enemigo atacaba a cualquier hora del día o de la noche, sigilosamente y con un grado de traición por encima de cualquier expectativa. Basta decir que utilizaba a las personas de más confianza y más queridas como medio para introducirse y devastar los territorios.
Ante esta invasión tan alevosa y tan rápida y con efectos tan terribles, todo el mundo se puso en pie de guerra para defender..., bueno defender qué? El "país"? Las partes en que estaba dividido? Todas? Las grandes? Las pequeñas? Total que todos defendían y todos eran los más audaces, los más estrategas, los más valientes, los más de todo, en una especie de concurso interminable por ver quien sobresalía y se hacía con el liderazgo y las futuras medallas en caso de acabar bien la contienda.
Y claro, mientras se producían estas disquisiciones, el enemigo se iba infiltrando y causando bajas en la mayor parte de los territorios del país, eso sí de forma desigual, porque era muy listo y se dio cuenta que si atacaba con distinta intensidad, los jefes de cada parte seguirían debatiendo y echando en cara a los que estaban más invadidos, lo mal que se defendían y lo bien que lo hacían ellos.
En estas circunstancias empezó a aflorar en cada parte lo "mejor" de cada casa y claro todo el mundo acabó por culpar de cualquier mal resultado a los jefes de lo que llamaban gobierno global y propagar a los cuatro vientos cualquier batalla ganada gracias a los esfuerzos y las capacidades de los que gobernaban en cada trozo del país.
"cualquier batalla ganada..."
Esto solo sirvió para nuevas discusiones, cosa que el enemigo aprovechó una vez más para invadir  ciudades y pueblos de toda la geografía, siempre con la estrategia de apretar en unos y aflojar en otros. Y en este preciso momento es cuando cada pequeño país  y el país entero se quedaron con el culo al aire, y perdón por la expresión, y acabó mostrando al resto lo que realmente era su idiosincrasia a la que tanto se aferraban desde hacía décadas, o siglos si se quiere, y que siempre esgrimían como condición para tener tratos distintos, especiales y diferenciales del resto del país.
Unos se mostraron con una gran chulería, se erigieron en los más todo de todos, los que tenían más bajas, los que se defendían mejor, los que contaban mejor a los muertos y hasta los que tenía más. Esta zona se llamaba Drimda. Otra de las zonas se mostró como la gran víctima de la guerra, era la más duramente atacada y nadie le ayudaba, ni le dejaban hacer, ni nadie le daba armamento, y con lo geniales que sus habitantes eran... lo maltratados que se sentían por todos y lo poco reconocidos hasta el punto de en pocos días rechazar lo que al principio pedían. La zona se llamaba Latucaña.
Hubo otras zonas que apenas se enteraron casi del ataque y se pasaron toda la contienda contando los días para que acabase a ver cuando podían regresar a su normalidad, con despreocupación de su territorio y los de los demás. Dualacina era su nombre. Otro de los territorios que también sufrió la invasión, de nombre Suedika, se mostró muy interesado por colaborar, y de paso ver si podía sacar algo a cuenta de esta ayuda al gobierno global, mientras sus gobernantes locales, muy machos y muy valientes ellos, aprovecharon para ver si podían perpetuarse en el poder antes de que viniesen las vacas flacas derivadas de la guerra. Otro de los territorios de nombre Iligaca, se mostró bastante indeciso, sin decir ni una cosa ni otra, pero imitando lo que más les convenía de las otras zonas pero disimulando su interés, incluso cuando sus gobernantes hicieron las maniobras para poder seguir mandando como habían hecho otros. También los habitantes de otro lugar, Vianleca al principio fueron muy a la par del gobierno global, colaborando en todo y de manera especialmente alegre y desenfadada hasta que sintieron que no les beneficiaba nada el curso de la guerra, y se revolvieron contra sus propios amigos, con un tono muy digno y orgulloso.
Sensaciones diversas
Finalmente en otros lugares del gran país cada uno dijo la suya, colaborando más o menos según sus características en la lucha contra ese "diminuto" pero gran enemigo: Los de Deuxmetrara tuvieron poca batalla, hasta los invasores los dejaban olvidados, o eso decían ellos. En las regiones de Varnara, Joira y Nagaro también afrontaron la guerra a su manera, unos altivos y creyendo saberlo todo, otros más resignados y algunos de manera muy terca en sus decisiones, casi sin aceptar sugerencia alguna. El resto de los territorios, Rumica, Batancria y Usatrias hacían lo que podían, unos solos, otros quejándose de las ayudas, también tomado decisiones al margen de lo global. Incluso en dos regiones que en tiempos remotos formaron un gran reino, Clislata la Hancam y Clislata Nelo se comportaron de distinta forma, unos más estoicos y otros más quejicas.
Resumiendo que todo este complejo y diverso gran país se vio envuelto en un maremagnum de ideas y sentimientos que daba la impresión que iban a derivar en una definitiva pérdida de la guerra contra el desconocido invasor y enemigo.
Por suerte para toda la población, tras la primeras bajas en sus huestes, que no fueron pocas, todos los que tenían algo que decir y todos los que mandaban algo tanto en el gobierno global como en los de cada territorio, se olvidaron de sus diferencias iniciales, se pusieron de acuerdo, decidieron olvidar sus pequeñas o grandes rencillas y se lanzaron en la lucha contra el pequeño enemigo.
Al final se pudo derrotar al invasor, y tras rendir homenaje a los héroes de la guerra, todos igual de juntos que en la batalla se dedicaron restablecer todo lo que tenían e incluso más, consiguiendo una gran armonía y prosperidad para todos los países o regiones o territorios. Eso sí, con un gran esfuerzo por parte de todos y no sin sufrimientos... pero valió la pena.

(*)Tómese la tercera acepción de la RAE para la definición de incierto.

P.D. Para los que les de un poco de pereza mirar el diccionario....




martes, 21 de abril de 2020

El coronavirus y el confinamiento: seguimos pensando... con normalidad

En un grupo de WhatsApp en que participamos con los hijos naturales y políticos de mi hermana y míos hemos sacado a conversación el tema de la normalidad, en estos días en que tanto la echamos en falta. Y uno, o sea yo, que no pierde oportunidad de machacarlos con las ideas que de ella tiene pues los ha torturado un poco en el grupo. Pero claro no da de si la referida aplicación como para desarrollar mis "teorías", ni que sean lúdicas y con poca intención de convertirlas en serias o científicas.
Normalidad
Al grano pues: la normalidad es también un término estadístico, que si no nos metemos en muchas disquisiciones vendría a ser algo como que es lo que hace más gente, si nos referimos a la conducta de todos nosotros que es en lo que quiero centrar estas líneas. Bueno pues de entrada ya tenemos un hecho al hilo de esta premisa, que si es falsa según químicos y matemáticos pues no pasa nada porque esto se trata solo de un juego y una pequeña elucubración, derivada de la cuarentena: lo normal es estar confinados. Todo lo demás que hasta ahora era normal (pasear, ir al cine, comer en el restaurante, tomar una cañita en la terraza, saludarse con un abrazo, etc...) de golpe y porrazo se ha convertido en "no normal".
El ser humano, en mi humilde opinión, lo mejor que sabe hacer es adaptarse a las nuevas situaciones, con lo que eso conlleva de inteligencia, porque en el resto de cosas que hacemos, no somos ni de lejos los mejorcitos del planeta, siempre a expensas de que no haya vida "ahí fuera" y de repente se venga abajo esta teoría.
Por un momento y a vueltas con lo "normal", me pongo a imaginar una de esas glaciaciones eternas que parece ser sufrió nuestro planeta y en alguna de ellas, supongo que los humanos ya estábamos dando tumbos por aquí. Me imagino además los largos años de "confinamiento" dentro de las cuevas, a resguardo del frío y las nieves, en las que la normalidad era justamente eso: estar dentro de lo que por narices eran sus casas. Solo unos pocos salían el tiempo más breve posible a intentar conseguir algo de caza y algún hierbajo que asomase en las blancas y nevadas laderas de las montañas donde tenían su hogar.
Altamira
Pues resulta, que al parecer también consiguieron hacer grandes civilizaciones, sistemas de vida adecuados e incluso pudieron progresar y desarrollar sus vidas más o menos bien. Bueno, damos por aceptado que el progreso es donde estamos ahora, cosa que cada vez me produce más dudas. Si les pudiésemos preguntar a ellos que les parecen las cotas alcanzadas igual nos daban una sorpresa y nos quedábamos en aquello de que para este viaje no hacían falta estas alforjas... o algo así. Total que su normalidad seguía siendo estar encerrados en casa la mayor parte del tiempo y no tenían ni Netflix, ni Zoom, ni toda la tecnología que disponemos ahora.
Bien es cierto que no es lo mismo estar confinado en un piso de 60-80 metros cuadrados que en una casa con jardín, piscina y zona de juegos. Las cosas son distintas, pero lo "normal" sigue siendo lo primero, y a lo peor en esos pisos no siempre esta disponible ni la fibra, ni las conexiones adecuadas, ni el hardware y software necesarios para conectarse al mundo exterior. Buenos exterior no, que por la calle no se ve nadie, en todo caso a los otros pisos/casas con gente también en cuarentena.
Pues dicho esto, vayamos a las conductas "normales" en este periodo que vivimos. Sería muy aburrido tratar de explicarlas, pues con pequeñas diferencias en cada casa son las mismas rutinas y seguramente hacemos todos las mismas "tonterías" para escapar de ellas: cocinar, ver la tele, dar vueltas en la terraza, aplaudir a las ocho de la tarde a todos los que nos cuidan (se lo merecen, y más), leer algo y dormir, ah! y sobre todo darle al WhatsApp, que eso si se ha universalizado y vuelto normal.
Conectividad
Entonces vayamos a las cosas que son "no normales" y que de alguna manera tienen su sanción tipificada en los nuevos reglamentos de la pandemia. Por ejemplo hacer una fiesta en la playa, organizar una comilona con amigos, participar en una procesión porque eres muy devoto o salir a hacer deporte, eso que nos recomendaban hace nada cada 10 minutos las autoridades. Pero eso es un hecho que a poco que se conozca al ser humano hasta podríamos con una cierta buena intención llegar a catalogarlo como una excepcionalidad que refuerza el concepto de normalidad.
Para ir acabando estos pensamientos me gustaría agregar algo que a mi parecer tampoco es normal en estos momentos y que no tiene sanción tipificada:
Que los políticos, del signo que sean, aunque unos más que otros, y aquí cada uno según su particular visión del mundo colocara a unos en el más y a otros en el menos y viceversa, aprovechen cada vez que hablan para hacer propaganda, cuando solo deberían remar juntos para sacarnos adelante en todo este lío. Supongo que cobran para eso, no para salir elegidos en la próxima convocatoria.
Que esta misma "peña" cada vez que sale algo mal, se dediquen a echar las culpas a los proveedores que no tienen stock de mascarillas cuando les piden diez millones para ayer. Tampoco si vas a comprar televisores y pides 300 no te los darán porque no los tienen fabricados.
Que estos mismos representantes se dediquen a decir sin que al menos yo haya podido leer el mínimo razonamiento, que si lo hacen por partes todo iría mejor, que si confinan una población nos moriremos menos y que si les dejan solos a ellos todo irá mejor. Aquí también hay que decir que tampoco he leído el razonamiento de porque estamos haciendo lo que hacemos. Igual leo poco, cosa que es verdad.
Que nuestros líderes electos, ante semejante desgracia, se consuelen delante de nuestras narices comparando lo mal que les va en otros lugares y que en alguno ha enfermado hasta el primer ministro, aunque a nosotros alguno también se nos ha contagiado.
Un parlamento... pero tenía más...
Podría seguir, porque es muy fácil, solo hay que coger un par de periódicos y leer un par de declaraciones y sacarle toda la punta del mundo, porque además son osados: les parece que el hecho de ser elegidos les confiere una especie de sabiduría proporcionada por los votos y que a partir de ahí cualquier opinión que viertan está investida de un halo de verdad absoluta y eterna...
A lo que iba, lo que sería normal, o al menos así lo creo yo, es reconocer que lo poco que sabemos de este virus, lo saben los científicos. También me parecería normal que aceptásemos que esto nos ha pillado y perdón por la expresión "cagando y sin papel" y que lo mejor que podríamos hacer es aportar cada uno lo que pueda de su parte para salir adelante. Lo que pasa es que aportar lo que se dice aportar lo hacen esas personas a las que aplaudimos. Cuando todo acabe cosa que espero que todos deseemos, ya habrá tiempo para que nuestros ilustres políticos puedan en una sesión plenaria del parlamento de turno repartirse las medallas de oro, plata y bronce según los méritos de cada uno.
Hoy por hoy yo solo me atrevo a decir a esos empleados nuestros (cobran de nuestros impuestos, no?) que arrimen todos el hombro y hacerles una petición sincera, en la misma dirección, tanto si se trata de asuntos sanitarios como económicos. Ah! y que se olviden de las elecciones.
Anda que no soy iluso...

viernes, 3 de abril de 2020

Cuarentena: pensando..., que reflexionar es más complejo...

Con los días de cuarentena o confinamiento o alarma sanitaria las ideas se van amontonando y cuesta realmente separar el trigo de la paja, así que se me ha ocurrido, no hacer un cuaderno de bitácora, sino ir escribiendo las pocas ideas que a uno le van quedando claras, bueno lo suficiente como para poderlas entender uno mismo, y si vosotras paredes, que sois benevolentes las intuís yo ya estaré tranquilo.
Generación joven
El uso y abuso de whatsaps de escritos, videos, canciones, memes, chistes, cuentos, reflexiones filosóficas, opiniones científicas, remedios caseros, recetas políticas, etc, etc., es tan brutal, al menos para mí que tengo grupos de toda índole y manera, que los últimos días, tengo que recargar el teléfono a mediodía. Ya sé que podría dejarlo aparcado y mirarlo todo por la noche, pero no es una de mis virtudes: ni soñarlo esperar a mirar algo sabiendo que lo puedo hacer al segundo. Además me queda siempre la excusa de que mi familia está toda fuera de la ciudad e incluso de la autonomía.
Y es justamente de la familia, esa cosa que en la época en que nosotros estábamos en la idea de sacar una adelante estaba un tanto denostada y hasta desacreditada a ojos de nuestra generación. En aquellos momentos cuestionábamos cualquier cosa que no cuadrase con el marxismo en boga o que se pareciese algo a lo que nuestros padres habían hecho. Así era en el entorno que yo crecí, aunque luego descubriese que en otros contextos las cosas iban de otra manera.
Entre unos y otros de los escritos recibidos, he encontrado uno relacionado con la situación actual y la vida de nuestros padres, que venía a resumirse en que nos quisieron tanto, que nos hicieron débiles, quedándose ellos con lo "chungo" y dejándonos a nosotros lo mejor. Seguro que tiene razón y difícilmente llegaremos a agradecer todo lo que hicieron por nosotros. Pero bueno, eso es agua pasada que nada moverá para bien o para mal. Pero no lo olvidamos, que conste!
Trabajando....
Bien, pues la situación actual "coronavírica" nos ha llevado a que se cree un grupo de personas, a las que aplaudimos todos los días, y siempre será poco, por lo que han hecho, hacen y harán por nosotros. Esas personas que se dejan la piel y la vida, sea desde servicios sanitarios hasta servicios de transporte pasando por recoger y reciclar todo lo que llegamos a gastar, son en su mayoría la generación de nuestros hijos, sobrinos, etc.
Creo que se merecen no solo el homenaje de cada tarde, sino que a mí me apetece mucho hacerles uno como generación, aunque no llegue a tener la proyección y trascendencia de aquel. La de veces que habré hablado y comentado con amigos congéneres y algunos hasta más mayores de la baja capacidad de tolerancia a la frustración, que tenían los colegas. La de veces que habremos comentado que manera más tonta de perder el tiempo jugando a las consolas y ordenadores. La de veces que se nos habrá escapado que así no vamos a ninguna parte...
Pues ahí están, cada uno desde su profesión o dedicación salvándonos el trasero con jornadas interminables y agotadoras, cuidándonos cada uno a su manera y ayudándonos a mantener nuestra salud, a veces frágil por circunstancias estrictamente relacionadas con la edad.
Nuestra generación tuvo la suerte del escrito a que hago referencia, nos quisieron mucho y nos ayudaron a llegar donde cada uno buenamente ha podido. Nosotros también os queremos mucho, sin duda, pero no hemos podido o sabido ayudaros a llegar hasta nuestra edad en una situación algo más razonable. No tuvimos que pasar una pandemia de estas características que se esta llevando en cuatro días lo que creíamos que era impensable que ni tan solo se tambalease. Igual tampoco hay que pensar que todo esto sea culpa nuestra, pero estamos en el momento y la hora de los que son de alguna manera responsables del estropicio, y lo último que pretendería es escurrir el bulto.
Al final siempre nos queda la esperanza que todo esto pasará  y el mundo volverá a girar más o menos engrasado en torno a su mismo eje (no sé si eso será bueno) y entre todos habremos salido del atolladero. Bueno entre todos pero sobre todo por vosotros que hasta la fecha sois los que lleváis más carga de trabajo y dedicación a vuestras espaldas.
Como me han dicho también en muchos de los escritos recibidos, también saldremos siendo mejores, ojalá no se equivoquen, pero desde este momento vosotros, vuestra generación no saldrá mejor, ya es mejor y desde este pequeño rinconcito de la red quiero volver a agradeceros lo que estáis haciendo por todos nosotros. 
Agradecimiento
Un penúltimo pensamiento, quizá tengáis que perdonarnos algunas cosas, la primera haberos metido en esto, la segunda, las veces que hemos desconfiado de vosotros y la tercera las veces que teníamos que haber estado callados cuando opinábamos de vosotros. Como reza el blog de un amigo, "nadie sabe de lo que es capaz hasta que no lo intenta".
De todas maneras y por acabar como empezaba en el escrito, si que os hemos querido, que no se os olvide... no sé si los resultados de esto han sido los deseados como fue en nuestro caso.
Finalmente GRACIAS una vez más y ahí estaremos con vosotros donde quiera que vayais. Dice un refrán popular más o menos, que a los normales hay que desearles suerte en el camino, y que a los buenos, es suficiente con desearles buen viaje.
Pues eso, hijos, sobrinos, etc.: GRACIAS Y BUEN VIAJE!!!!

lunes, 23 de marzo de 2020

3.- Al-Andalus, los pasos y el covid-19. Sevilla

En un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en Sevilla, pues el viaje en AVE desde Córdoba dura un suspiro. Nos dirigimos al hotel que esta vez, pese a estar céntrico no estaba en el meollo de la ciudad, pero como ya advierto en los títulos de las entradas, este viaje era entre otras cosas de "pasos", así que una vez hecho el ingreso, con el mismo transporte que en las ciudades anteriores nos dirigimos al centro histórico: o sea a pie. A pesar de que las tropas andaban algo justas de fuerzas.
La Giralda
Pero el equipo estaba por la labor así que tras un primer error al mirar el mapa al revés, callejeando de la manera más corta posible que nos sugería el Google Maps, atravesando parte del barrio de Santa Cruz nos plantamos delante de la Giralda. Conseguido el objetivo nos relajamos y nos dedicamos disfrutar del buen tiempo que hacía y de todo el importante patrimonio monumental que nos ofrecía el entorno.
Resulta muy agradable pasear por lugares así sin prisas, sin horarios de entradas a museos o edificios, solo mirando y observando todo lo que se mueve a tu alrededor. Hasta tiene cierta gracia las múltiples invitaciones que te hacen los conductores de carruajes para hacer un tour, como si se acabase el mundo y mañana ya fuese imposible ese paseo. 
Así poco a poco aún nos dió tiempo de acercarnos a la orilla del Guadalquivir, ver la Torre del Oro y al otro lado el barrio de Triana. De todas manera la tarde iba cayendo y tanto paseo nos había abierto el apetito. Yo tenía un recuerdo de Santa Cruz, algo mitificado según los compañeros de viaje, de una bodega en la Plaza de los Venerables, al lado de la Hostería del Laurel: Casa Román. La verdad es que no me defraudó y yo cené la mar de bien con algunas tapas de jamón y queso que son su especialidad. Entre otras cosas esta plaza tiene el encanto de la historia del alojamiento en la citada hostería de José Zorrilla en un viaje a Sevilla y parece ser que las primeras escenas de su novela universal Don Juan Tenorio están inspiradas en este establecimiento.
Con pocas ganas de caminar más, aún pudimos llegar al hotel en nuestro mismo medio de transporte, los zapatos, y allí descansar pues nos tocaba madrugar un poco ya que habíamos contratado un free-tour para el día siguiente a las 10 de la mañana. Visto el programa se me podía haber ocurrido contratarlo un poco más tarde. Paciencia.
La torre del Oro
A las diez en punto quedamos en la Plaza de España donde empezaba nuestro tour. Ya se hacía patente en el ambiente la presencia del coronavirus: había menos gente por la calles y el grupo de la visita era algo más pequeño de lo habitual. También las conversaciones previas al inicio entre unos y otros iban sobre el mismo tema y se respiraba entre la gente un cierto tono pesimista, incluidos nosotros cuatro, aunque solo era el principio de lo que sería el día siguiente que teníamos previsto el regreso a Zaragoza.
En cualquier caso el paseo empezó por una explicación de la Plaza España, en la que no faltaron referencias a la Exposición Iberoamericana para la que fue diseñada. Entre una explicación y otra nos dedicamos a buscar el banco con nuestra provincia de origen. Es sabido que la plaza tiene asientos de cerámica, cada uno de ellos dedicados a una provincia de las cincuenta y algo que componen el estado. Nos hicimos fotos en las de Huesca, Barcelona y Teruel, así como en la puerta de Aragón, una de las tres que representaban los reinos de España.
Luego continuamos por los aledaños del Parque Maria Luisa, que tiene origen en el año 1848 cuando el Duque de Montpensier y su esposa Luisa Fernanda de Borbon se instalaron en Sevilla a vivir, comprando el palacio de San Telmo y sus jardines, el originario parque. Luego varias compras de terrenos de alrededor y diversas edificaciones destinadas a la Exposición Iberoamericana de 1929, junto con algunos edificios anexionados después del evento configuraron la fisonomía actual del parque, que en su día fue donado a la ciudad de Sevilla para uso y disfrute de sus vecinos.
Plaza de España
Siguiendo la ruta llegamos a la Puerta de Jerez, una de las puertas que daban acceso al recinto amurallado de la ciudad y que recibe su nombre por ser la que llevaba al camino que conducía a la ciudad de Jerez de la Frontera. Desde allí nos adentramos a la zona de la Catedral y la Giralda, así como la de los Reales Alcázares que pudimos ver desde fuera, pensando en dejar la visita del interior para la tarde con más calma. Luego nos acercamos a la plaza del Ayuntamiento donde se afanaban unos operarios por montar las graderías que ocupan los sevillanos en la semana santa para ver pasara a sus pasos, esta vez no de zapatillas. Nos adentramos ligeramente por la calle de las Sierpes y acabamos el tour frente a la iglesia del Divino Salvador. Luego paseamos por la zona pausadamente hasta la hora de comer. En este punto había ya cosas que empezaban a estar claras, como que los monumentos los iban a cerrar debido a la pandemia. Pronto empezó también a flotar en el ambiente la suspensión de la Semana Santa, así que todas las gradas tendrían que desmontarlas y ya finalmente se coló por arte de magia en el mismo el cambio de fecha o retraso, si no cancelación, de la Feria de Abril. Todo esto no ayudaba mucho al optimismo de los cuatro a medida que pasaban las horas.
Comiendo en Triana
No obstante hay una cosa que es difícil de obviar y es el hecho de que pase lo que pase comer hay que comer, así que no fuimos poco a poco, con tiempo excelente a Triana, a comer unas frituras en el Kiosko de la Flores del cual yo tenía un excelente recuerdo, y que la verdad es que esta vez estaba por encima de la realidad. No es que estuviese mal, sino que lo recordaba con más encanto. En cualquier caso comimos bien y tomamos unas cervecitas frías que acompañaban perfectamente al calorcito que hacía. Después nos fuimos paseando hacia el centro y aprovechamos para tomarnos un helado caminando hasta llegar al Hotel Alfonso XIII, que a Pili se le había metido entre ceja y ceja tomar un café y aprovechar para ver su patio interior y los cuidados arcos que lo rodean a modo de claustro. No pudimos tomar café porque había una boda y estaban preparando los aperitivos en el patio y la cafetería estaba cerrada. No obstante mereció la pena la visita. El hotel es espectacular.
Un poco cansados de caminar y sin poder entrar en ningún monumento a visitarlo, decidimos cenar pronto, unos bocatas en un bar de estos modernos y por primera vez en el viaje pedimos un taxi para volver al hotel. Creo que más que el cansancio nos abrumaba el cariz que estaba tomando la pandemia en las últimas horas, hasta el punto de las dudas de si el AVE saldría o tendríamos que quedarnos confinados en Sevilla.
Descansamos como pudimos, cada uno con sus pensamientos más o menos pesimistas y a la mañana siguiente tras desayunar fuimos a dar una última vuelta a la ciudad por aquello de que no falten pasos a la aventura andaluza y tras un breve refrigerio, taxi y a la Estación de Santa Justa, destino Zaragoza, aliviados por haber podido subir al tren, pero preocupados por lo que nos esperaba una vez en nuestras casas. Nada  de lo que yo me imaginaba en ese momento tiene que ver con la dureza y crudeza de la realidad en que estamos inmersos estos días que seguramente marcaran nuestras vidas y difícilmente olvidaremos, aunque con toda seguridad saldremos adelante y con suerte seremos un poco más fuertes y un poco mejores.
Fin de las operaciones y al confinamiento.

jueves, 19 de marzo de 2020

2.- Al-Andalus: Los pasos. Córdoba

Con un madrugón considerable aparecimos en Córdoba sobre las 8:30 de la mañana y nos dirigimos al hotel con la sana intención de dejar el equipaje en la consigna hasta que pudiésemos hacer el ingreso en el mismo. Para nuestra sorpresa la amable recepcionista nos comunicó que había habitaciones ya disponibles, así que pudimos instalarnos a primera hora y acabada esta tarea dirigirnos al punto de inicio de la visita, no sin antes reponer fuerzas en una cercana cafetería, pues el desayuno en el hotel de Granada fue una pequeña pasta y algunos un café.
En la espera vimos como se iban formando varios grupos en torno a los guías, y Martín rezando para que nos tocase uno de ellos más "gordito", pues pensaba que iríamos más tranquilos y no nos haría caminar tanto. Hasta el punto que se lo comentó, pero para nuestra decepción el referido hacía su tour en inglés y nos tocó unos de los más altos y atléticos del grupo. Qué se va a hacer.
El Zoco
Empezamos bajando por el barrio de la judería y pasando por las estrechas callejuelas fuimos a dar con una de las mezquitas más pequeñas y que todavía se conserva en activo, como lugar de cultos y rezos de sus fieles. Luego el recorrido va pasando por diversas calles más o menos amplias y vamos parando por los rincones de la ciudad antigua con espacios privilegiados por su belleza y localización como el Zoco Municipal.
También nos vamos adentrando en plazas más menos grandes en las que se rinde homenaje a los muchos cordobeses ilustres, que desde los inicios hasta la fecha habitaron por estos lares.
Así descubrimos en el paseo la estatua dedicada a Averroes, médico y filósofo y relativamente cerca la del también entre otras cosas, médico y filosofo Maimónides. En otra zona descubrimos la del pensador Séneca, maestro y educador de algún emperador romano, que a la vista de lo sucedido poco aprendió del sabio cordobés sobre todo de su ética a prueba de bombas por decirlo de alguna manera. Siguiendo por nuestro camino fuimos descubriendo las iglesias denominadas fernandinas, por haber sido mandadas erigir por Fernando III el Santo, la mayoría de ellas sobre las antiguas mezquitas, y que ejercían de lugar de culto y a la vez de lo que ahora serían los distritos municipales. Creo que llegaron a haber hasta 12 de estos templos.
Siguiendo el recorrido también encontramos la casa natal de Luis de Góngora, poeta y dramaturgo del Siglo de Oro español, oponente permanente de Francisco de Quevedo. También pasamos por un busto del ilustre torero cordobés Manuel Rodriguez "Manolete" y dejamos para el día siguiente la visita al museo de otro ilustre: Julio Romero de Torres.
La Mezquita-Catedral
Paseando con nuestro guía llegamos al Puente Romano, que da la impresión de estar magníficamente restaurado o al menos no lo recuerdo tan impactante de la última vez que visité la ciudad. Recorrimos el exterior del Alcázar de los Reyes Cristianos, otra de las maravillas de la ciudad, para acabar el circuito en el patio de los naranjos de la Mezquita-Catedral, y dejar su visita al interior para la tarde.
Antes de ello fuimos a comer a un clásico cada vez que vamos a Córdoba, a Casa Rafaé. No sé si es que me hago mayor pero me parecieron los platos excesivos en cantidad, eso sí manteniendo la calidad de siempre. Comí cogollos fritos con ajillo, no los pude acabar, y un flamenquin que acabé por vergüenza torera. Eso sí, ni postre ni nada parecido, un café y a reposar el ágape al hotel, que igual que en nuestro anterior destino estaba en el centro histórico de la ciudad o a pocos minutos para ser precisos.
Nos dirigimos después directamente a la Mezquita-Catedral, donde la verdad es que no había demasiada gente, el preludio de lo que vendría después se empezaba a notar, como bien nos dijeron en el restaurante. A estas alturas hablar o explicar cosas de la mezquita es un atrevimiento, porque no queda ni un solo halago que no se haya dicho ya, ni un solo detalle que no se haya comentado ya. No obstante, siempre encuentras un rincón que no es que no hubieses visto, sino que simplemente en su momento no te percataste de su belleza. Lo cierto es que ver obras de arte como es el caso, a veces dependen del estado de ánimo y la perspectiva personal de cada momento, así que pudimos disfrutar cada uno a nuestra manera del monumento. Y la recomendación desde aquí no puede ser otra que hay que ir a Córdoba y a la Mezquita. Cuando se pueda, pero al menos una vez en la vida.
Alcázar de los Reyes Cristianos
Volviendo de nuevo al Puente Romano desde donde se ve una de las múltiples columnas que sostienen la imagen del arcángel San Rafael, protector y custodio de la ciudad, llegamos a la entrada del Alcázar de los Reyes Cristianos. Por cierto que creo que el patrón de Córdoba es San Acisclo.
En este Alcázar, a parte de los palacios, que poco se conservan en la actualidad, lo realmente impresionante son los jardines, en los que pasear con la temperatura que hacía por aquellos pasillos rodeados de agua y vegetación es una auténtica delicia. Como pasaba en La Alhambra el tiempo se va volando pues quedas ensimismado viendo la perfección y la pulcritud con que están cortados los setos que rodean los paseos. Las fuentes, no demasiadas, también están impecables y las flores que están recién plantadas empiezan a dar una visión de conjunto espectacular. Resumiendo que ya que está tan cerca de la Mezquita no conviene perdérselo bajo ningún concepto.
Después de semejante atracón de belleza, nos apetecía comer alguna cosa antes de ir a descansar al hotel. Primero pensamos en las Tendillas, plaza que Martín recordaba de cuando estuvo en "la mili", como el lugar donde había cabinas de teléfonos desde las que llamaba a Margarita y donde según él, gastaba todo su presupuesto. Ni para una cerveza le quedaba... Eso dice.
Yo hice la sugerencia de caminar solo un poquito más para ir a tomar algo a la Plaza de la Corredera en la que recordaba de otros viajes haber tomado vermú en los establecimiento que hay bajo los soportales y que ponen sus mesa en medio de la plaza. Aún recuerdo un día en que atravesaba la plaza en diagonal el último califa, y la admiración que todo el personal allí presente le profesaba. Era Julio Anguita, en pensamiento de muchos de sus convecinos el mejor alcalde que ha tenido la ciudad.
Plaza de la Corredera
Como los chicos son obedientes, optaron por aceptar mis sugerencias y paramos a cenar allí, con buen ojo, pues entre lo difícil que es adivinar a que bar corresponde cada mesa y cual es el camarero aterrizamos en uno italiano. Lo cierto es que sólo de nombre pues las viandas, patatas bravas, montaditos de queso azul y otros de jamón con huevo frito no son los más típicos del país transalpino.
Acabadas las operaciones, las chicas se fueron al hotel, estaban cansadas, lo de los pasos seguía siendo una realidad y los hombres nos fuimos a tomar un café delante del Ayuntamiento y de vuelta a casita. 
Nos levantamos temprano, desayunamos en el hotel y tras dejar las maletas en la consigna nos lanzamos a las tres ocupaciones que teníamos previstas para esta mañana. Visitamos el museo de Bellas Artes y el de Julio Romero de Torres, la verdad con poco público, y después nos acercamos paseando a la plaza donde se encuentra el Cristo de los Faroles. 
Los nervios se empezaban a apoderar del personal, pues cuando tienes que coger un tren toda precaución es poca. Comimos cerca del hotel en un restaurante en el que daban unas raciones espectaculares como el día anterior. Por cierto que por no irnos de Córdoba sin probarlo, Martín y un servidor nos "trincamos" una ración de rabo de toro de la solo dejamos los huesos bien raídos.
Al hotel a buscar las maletas, a la estación del AVE donde tuvimos que caminar lo que no está escrito para llegar a la posición en que paraba nuestro vagón... casi llegamos a Sevilla sin subirnos. Fin de la estancia en Córdoba y destino hacia la última de las capitales andaluzas que íbamos a visitar en este circuito de vacaciones.

Bretaña y las Islas del Canal. Y parte Cinco

Nos despertamos, como casi siempre a buenas horas, o sea temprano y tras hacer el "check-out", por cierto que tenían todo el siste...