miércoles, 4 de octubre de 2023

Cuenca, ahora sí...

Esta vez sí. Después del fallido intento de acercarse a Cuenca en el pasado puente de la Constitución, fue el de la Diada el que cumplimos con nuestro objetivo: Revisitar una ciudad en la que ya habíamos estado dos veces, con el propósito de descubrir cosas nuevas y degustar algunas viandas que elabora uno de los concursantes de Masterchef y que nos cayó especialmente simpático.

Catedral de Cuenca

El viaje en coche desde casa se nos hizo un poco largo, supongo que se trata de salir algo más temprano para poder llegar a la hora de la comida a la ciudad, previa parada intermedia en la ruta. Con todo llegamos a comer, una vez instalados en el hotel que habíamos reservado. Eso sí a las tres y media de la tarde, un minuto antes de que cerraran la cocina.

Una vez terminado el ágape, nos dejamos envolver por una siesta reparadora hasta que más o menos se hizo la hora para un freetour que habíamos contratado acerca de las misterios y las leyendas de la ciudad.

Salimos del hotel con tiempo suficiente pues Cuenca es una ciudad bastante empinada y desplazarse caminando requiere en ocasiones un notable esfuerzo físico para acceder al centro histórico de la misma. Así pues decidimos previo al tour tomar una cervecita en una de las múltiples terrazas existentes en la plaza de la Catedral.

Nada más lejos de la realidad, resulta que eran las pre-fiestas de San Mateo, patrono de la urbe, y en la plaza no cabía un alfiler, pues había una recreación de la toma de la ciudad por parte del rey Alfonso VIII, así como un mercado medieval, con media ciudad o más visitando ambas actividades, de manera que ni cervecita, ni mesa en la plaza. En uno de los callejones adyacentes, si encontramos una mesa donde tomar algo, pero sin visión alguna a los eventos que hago referencia.

Entre una cosas y otras se hizo la hora de comenzar el recorrido, cuando ya el sol había decidido esconderse. Mejor porque frío no hacía mucho.

Torre de Mangana
Como la mayor parte de las ciudades de España y supongo que también de otros países de nuestro mismo entorno tienen una historia y una cultura bien mestiza: En todas ellas hay un barrio judío, una zona musulmana y otra cristiana, todas ellas con sus características especiales y sus historias y leyendas particulares.

El recorrido empezó en una placita a la que se accede por unas escaleras, próximas a lo que sería la entrada a la plaza de la catedral y en la que se encuentra el Convento de la Merced, cuyas dependencias se reparten actualmente entre el Seminario Conciliar y una comunidad de monjas que no recuerdo como se llaman. También existe un museo, antiguo palacio episcopal en el que se cuentan leyendas más o menos truculentas de las andanzas de la Santa Inquisición, mezcladas con enamoramientos imposibles con encanto especial y alguno con final desgraciado. Un clásico.

Desde allí pasamos a visitar la Torre de Mangana, una edificación del siglo XVI, según se tiene constancia que fue una torre de defensa y que tras diversas intervenciones en siglos sucesivos acabó como la conocemos actualmente una torre de planta cuadrada de estilo neomudéjar y que tiene un original reloj en la zona más alta de la misma.

Luego nos dirigimos a la zona más antigua de la ciudad, en la que estrechos y empinados callejones parten de la zona de la catedral hasta una de las hoces que la rodean. Aquí las leyendas son múltiples, unas basadas en los caballeros que los pateaban haciendo guardia para mantener la seguridad y el orden y otras de plebeyos que tuvieron que hacerse ricos en el ejército para poder casarse con sus doncellas de clase alta. Lo malo de uno de ellos es que regresó de la milicia, rico pero sin un ojo, sin una pierna y sin un brazo y sobre todo cuando su amada ya había contraído matrimonio con otro joven de su clase social.

El tour termina con la visita al Monasterio de los Franciscanos en cuyo atrio hay una mano esculpida, que pertenece a don Diego. Es la cruz del convertido pues cuenta la leyenda que doña Diana que era el diablo convertido en mujer llevó a don Diego a hacer un sinfín de fechorías. Una vez descubierto finalmente el engaño del maligno, volvió a la bondad que le precedía. 

Puente de San Pablo
Desde el final del recorrido marchamos hacia un restaurante bastante periférico que era la zona desde la que se podía pedir un taxi para regresar al hotel sin tener que subir hasta la plaza desde el fondo de la hoz. Mientras esperábamos el transporte llegamos a la conclusión de que en la época medieval en esta ciudad eran un poco "cafres". Cuando alguien era merecedor de un castigo por la circunstancia que fuere iban a una de las hoces y lo despeñaban a la brava, con el agravante de que si al caer no acababa de fenecer, había encargados de volver a subirlo a lo alto de la hoz y tirarlo de nuevo. Y así hasta que el individuo pasaba a mejor vida.

Nos levantamos relativamente pronto pues habíamos contratado otro tour matutino para ver la ciudad más desde una perspectiva turística que de leyendas o misterios. Empezamos el recorrido por la parte alta cerca del castillo y del Arco de Bezudo. Desde allí fuimos descendiendo y apreciando las hoces que rodean la ciudad. Luego a la catedral, que pudimos ver desde fuera pues no estaba prevista la visita del interior, aunque nos la recomendaron encarecidamente y con razón, pues luego pudimos verla a la tarde y bien que merecía la pena.

Por los callejones que habíamos recorrido la noche anterior pudimos apreciar hasta llegar a la zona de las Casas Colgadas, el cambio que ofrece la visión diurna sobre la noctura. Y lo dicho, llegamos a las Casas más famosas de la ciudad, donde terminaba el tour.

Desde allí y atravesando el puente de San Pablo llegamos a las puertas del Convento del mismo nombre en la actualidad Parador de Turismo. Pedimos un taxi para regresar al hotel y cambiarnos de ropa para acercarnos al restaurante que teníamos reservado que no era otro que el 5 Sentidos de Fran Martínez, el del concursante que hacía referencia al inicio de la entrada. El resultado fue excelente: un menú de degustación muy bien conjuntado y sobre todo que estaba muy rico. No son muchos platos pero sí suficientes para valorar el mérito del mismo. Y es que aunque todas las bebidas, incluida el agua van a parte, la base de la comida es de 30 euros. Por poner alguna pega, que no me gusta hacerlo, el postre, la tarta de queso estaba un poquito fuerte, supongo que por la utilización de productos de la tierra y proximidad en su elaboración.

Vista desde el Parador

Regresamos al hotel haciendo un paseo digestivo, para luego hacer una siesta reparadora, tras la cual fuimos de nuevo a pasear por la zona más comercial del área que está en la zona nueva de la ciudad. O sea por la zona en que no había que hacer alpinismo para llegar.

Cuando ya caía la noche, en una amplia avenida peatonal, o al menos, conciliada con los coches, nos encontramos con una compañera de la visita matinal, que era más o menos vecina nuestra en Terrassa y compartimos mesa y un frugal refrigerio antes de retirarnos al hotel de nuevo, para descansar. Eso sí, previo al reposo un gintónic en la terraza del mismo, que ayuda a digerir y a dormir.

A la mañana siguiente, tras un buen desayuno, nos pusimos en marcha, pues la vuelta queríamos hacerla por los caminos de la Serranía hasta Albarracín, que mejoraba notablemente el viaje de ida por la autopista, aunque obviamente el trayecto fue más largo.

Breve parada en el área de los Monegros para hacer un tentempié entre comida y merienda y ya cerca de la puesta de sol llegamos a casa. Misión cumplida: Cuenca, sí.


viernes, 1 de septiembre de 2023

La gran ola de calor de 2023. O eso parece.

Seis comensales en torno a la mesa de la Peña a la hora de la cena a finales de agosto, dentro y con la puerta cerrada que entra el fresco que nos ha obligado a algunos a coger una prenda de abrigo. Cualquiera se creerá el título de esta entrada, aunque os aseguro que no exagero ni una pizca si digo que es el verano más caluroso del que tengo consciencia, no sé si real o inducida por los noticiarios televisivos, radiofónicos o en prensa escrita a los que tengo acceso.

Cúpula Cartuja de las Fuentes
El caso es que en este momento en que los últimos peñistas ya decidimos por la razón que sea volver a nuestras "ocupaciones" habituales, viene bien para hacer un poco de repaso de cómo nos ha ido este verano en la Peña, o a los de la Peña porque yo aprovecho para incluir parte del resumen del verano más familiar personal y que se intercala con el otro más general.

Y lo realmente último que el grupo más numeroso hemos hecho es la visita a la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes. Se trata de un monasterio cartujo en medio de los Monegros, que desde su fundación hasta la actualidad ha padecido un sinfín de avatares que parece ser concluirán con su restauración definitiva. 

Ha tenido propietarios diversos, unos la han cuidado algo, otros la han abandonado a su suerte y finalmente la Diputación de Huesca, lentamente pero sin pausa, se ha implicado en la tarea de devolverle su anterior esplendor. La cosa no parece fácil, pues visto lo que queda por hacer será costoso, en tiempo y en dineros. Desde estas líneas animo que la gente vaya a visitarla y colabore en la medida de lo que pueda (el precio de la entrada es "la voluntad") para que todo llegue a buen puerto.

Mi recuerdo del monumento se ubica en dos periodos, uno cuando era un niño que iba con mi padre y mis hermanas de visita, pues desde donde cultivaban la tierra mis padres hasta el complejo había poca distancia. Recuerdo correr por aquellos largos pasillos, que como sucede en estos casos, en la actualidad no me parecieron tan grandes y sobre todo una pintura de un fraile o un santo que lo mirases desde cualquier sitio que fuera, él te miraba a ti. Alegría de descubrir que todavía se conserva el cuadro. 

El otro recuerdo más reciente, una merienda en la fuente, que supongo que da nombre a la cartuja, y que está cerca del canal de Monegros. Fuimos siendo "novios" Pili, Margarita, Manolo y un servidor. O sea, anteayer.

Chicas de la Peña en su pueblo
Días antes estuvimos en Huesca, a la ya tradicional cena de San Lorenzo. No era fácil reunirnos por los compromisos de cada uno en aquellos días, pero finalmente encontramos un lugar, ya conocido por algunos en que la calidad, la cantidad y el precio eran adecuados: L'Alifara. Al final lo cierto es que las expectativas se cumplieron y a alguno hasta le sobró comida. 

Después de una tromba de agua importante que refrescó el ambiente (falta hacía...) y que generó un cierto descontrol en el restaurante, pues todas las mesas de la terraza hubieron de refugiarse en el interior, nos acercamos a la plaza Navarra, donde actuaba La Ronda de Boltaña. Excelente concierto, cervecita en los locales de las peñas y de vuelta a casa.

Pocos días antes se celebraron las fiestas de Villanueva de Sijena, que cada año reunen a nuestra Peña La Alegría, unos días más y otros menos. El fin de semana, mejor dicho el sábado realizamos el ya tradicional salmorrejo, que es el evento que más peñistas congrega. Tampoco estuvo mal este año la llamada "cena de alforja" que se celebra en la plaza mayor y reune a todas las peñas y sucedáneos del pueblo.

El resto de los días, en versión más reducida acudimos a las cenas y a los acontecimientos de la fiesta, como el vermú rumbero que ha hecho fortuna en el programa festivo y se va repitiendo cada año. No faltan obviamente los "gin-tónics" en la puerta del local de la Peña (sigue siendo casa de María Luisa y José Ramón) con algún puro de un servidor, para queja de l@s que les molesta el humo. Y también como cada año a José Ramón y a un servidor nos eliminaron a las primeras de cambio del campeonato de guiñote. No aprendemos de un año a otro.

Tortilla en Albalatillo
En los días que no son fiesta, de manera bastante metódica, la Peña, estas veces ya bien diezmada de tropas, vamos a la piscina sobre las ocho y media de la tarde, que antes no se puede salir de casa, tomamos una cervecita con olivas o cacahuetes (jamón de mono) y cenamos unos días cada uno en su casa y otros juntos, bien sea en la peña o en la misma piscina. Todo ello previo al "gin-tónic" de la noche que en estos días nos mantiene bien despiertos hasta las dos de la madrugada en que retiramos cada uno a su casa.

Previamente a las fiestas de Villanueva, algunos habíamos aceptado un pluriempleo a tiempo parcial de cuidadores de nieta en Sabadell. Así que Maripili y un servidor nos ausentamos del pueblo y nos dedicamos a ello, lo que por otra parte nos permitió escaquearnos un poco de los preparativos y la intendencia de la peña, pero desde aquí quiero hacer constar que para que todo salga bien, alguien tiene que planificarlo y las cervecitas si no las pones en la nevera no están frescas. Total que gracias a los que lo hacen porque las cosas siguen saliendo excelentemente.

Nuestra ausencia fue justo después de las Fiestas de Albalatillo, en las que como cada año está bien representada la Peña de La Alegría, que forma parte o está hermanada con otra del pueblo: La Peña Los Divertidos. Como cada año participamos en las actividades del programa que se ajustan a nuestra condición, o sea las que son comidas o cenas y las que no requieren mucho esfuerzo físico, aunque ir al tiro al plato (almuerzo) al mediodía en plenos Monegros sin una triste sombra donde cobijarse es una buena prueba para nuestro físico.

Con la familia en Sant Salvador

Una actividad, poco activa por cierto es sentarnos con un gin-tónic en la terraza del bar social, escuchando y viendo las esforzadas actuaciones de las orquestas y grupos que actúan en la plaza hasta que el cuerpo aguanta. Este año, un simpático cantante de una de ellas nos saco al medio de la pista de baile con la mesa y las sillas y previa presentación consiguió que Maripili y José Ramón cantasen algunas estrofas de conocidas canciones. Sin comentarios sobre el resultado. También descubrimos uno de los días de la fiesta la cantidad de cubitos de hielo, bebidas espirituosas y de las otras que se llegan a consumir en unas horas de fiesta y a altas horas de la noche.

Dias antes de la fiesta de Albalatillo, habíamos acudido a Sant Salvador con la familia para celebrar el verano, supongo, con nuestros amigos de Barcelona. El menú como siempre a cargo de Eugenio con colaboraciones puntuales de otros miembros estuvo excelente y después de los cafés y algo de reposo, un también excelente refresco en la piscina de la casa todos juntos, desde los lactantes hasta los abuelos.

También previo a las fiestas hicimos una escapada a Zaragoza, con dos objetivos bien concretos, una exposición de vestidos y trajes de películas diseñados por un famoso modisto que ahora no me viene a la cabeza que mostraba sus creaciones en el ambiente de la película en que habían sido utilizadas. Interesante el resultado de la muestra. Además en el mismo Caixaforum había otra exposición de fotografías del National Geographic con la temática de "Los Colores". Magnífica también, nos gusto mucho a todos, aunque lástima que el tiempo nos apremiase para la otra actividad y no pudimos disfrutarla lo suficiente,

Teatro Principal de Zaragoza

Pues lo dicho, la siguiente actividad fue en el Teatro Principal de la capital, donde actuaba una compañía de acróbatas chinos, que nos deleitó a todos los presentes, los de la Peña y al resto del público, muy variopinto desde niños de corta edad hasta abuelos con unos años a cuestas.

Acabado el espectáculo y tras alguna foto de rigor a la salida, uno de los genes más presentes en el ADN de la Peña se puso en marcha, y no es otro que el cromosoma 2XL, que es el de la talla que se nos pone por su culpa y hubo que pensar en algún lugar donde reponer nutrientes que calmasen al dicho gen.

Aunque solo sea por cercanía, decidimos que el Belanche (un clásico de la ciudad y del marisco) era el sitio que mejor respondería a nuestras necesidades: calmar el apetito sin crecer en talla. Y a ciencia cierta que lo conseguimos, el jefe de la expedición se puso en modo "ahorro energético" y el menú resultó ser un menú degustación, bueno de calidad y justo en calorías. Acabada la "cenita", pensamos que podría ser interesante tomar un café o lo que fuese, en alguna de las terrazas que están en los aledaños o en la misma plaza del Pilar, pues el coche estaba en el parking de la plaza. Además no era muy tarde pues a fin de cuentas estábamos a una hora del pueblo.

Pero, para los que sí era tarde era para los restauradores. No pudimos sentarnos en ninguna mesa, ni de la plaza ni de los alrededores, todas recogidas y todos los locales cerrados. A mi, personalmente se me antoja extraña esta situación, estamos en julio un mes vacacional importante y estamos en la cuarta ciudad del país por habitantes... pero claro si no hay clientes para que tener abierto... Pues eso, que un poco frustrados por el fracaso en la toma del café, cogimos nuestro transporte y al pueblo, que ya quedarán días y días para tomar café o lo que sea después de cenar.

Cumple con los sobrinos y la abuela

Y ya en el inicio de julio y de las vacaciones, tuvimos una comida con la familia, en la bodega de Martín y Margarita, para celebrar mi cumpleaños, que no digo cuantos, pero que se ven en la fotografía que nos hicimos con la bisabuela y los sobrinos-nietos.

Este ha sido en esencia el verano de 2023, el de la gran ola de calor, aunque se quedan en el tintero muchas actividades, muchas cenas, comidas, celebraciones y eventos y sobre todo risas (que no nos falten nunca) que completan la narración de estos días, queridas paredes.

No obstante, aunque sé de antemano que me dejaré alguna, quiero enumerar actividades en las que la Peña participó de una manera u otra y que sería un poco injusto no contar, porque todas ellas llevan consigo un esfuerzo notable de organización. Escribo sin orden cronológico según acuden a mi memoria y eso es peligroso sobre todo porque la edad es casi lo primero que se nos lleva.

Festival de piano de alumnos chinos en gira por los Monegros, exhibición de jota en Sena a cargo de ilustres joteros y joteras, escapada a comer a Benasque con unos amigos, presentación del libro Lamberto 1.9.9 de Juan Yzuel, fiesta del neón en el parque de las piscinas, fiesta de ritmos latinos en la piscina, comida de hermandad en el restaurante Boira de Sariñena, etc. etc...

Finalmente y para acabar este resumen, queridas paredes, algo muy importante y que tod@s celebramos con gran alegría, que es ni más ni menos que el crecimiento de la peña con una nueva incorporación, el nacimiento de Paula, la hija de Mapi y Raúl, a la postre la nieta de Lourdes. Felicidades a tod@s!

miércoles, 5 de julio de 2023

Roses 2023. Año III

Este año teníamos la sana costumbre de años anteriores de escapar de la fiesta de Terrassa hacia algún lugar de playa con cierta tranquilidad. A esto se fue sumando que nos hacía especial ilusión si era posible pasar un finde todos juntos hij@s y niet@s, que una comida es relativamente fácil reunirnos pero un par de días enteros es más complicado. Así que sin pensarlo mucho y con tiempo suficiente reservé en el hotel que habitualmente vamos en Roses, habitaciones para todos en estas mismas fechas.

Por suerte, todos pudieron venir, aunque Carlos lo hiciera con cierto jet-lag, pues nada más aterrizar de su vuelo de México, se subió al coche y hacia la Costa Brava. Luego ya vino el hecho de aprovechar la proximidad de mi cumpleaños y que estuviésemos todos reunidos para hacer la celebración del mismo, con un poco de adelanto, pero es igual porque no soplé las velas.

Roses de noche

La llegada de las tropas al hotel fue escalonada, Pili y yo fuimos los primeros, y el mismo viernes ya comimos allí, en uno de los sitios que luego fuimos todos a hacer una paella. El año pasado habíamos estado y nos gustó mucho, con lo que ya estaba testado el establecimiento, lo que nos permitió ir con unas ciertas garantías de que el arroz estaría bueno, salvo cambio de cocinero, que estos sitios de playa y turismo, de repente te cambian un cocinero y te fastidian toda la experiencia. De todas maneras lo que en ese momento pensaba yo era en la cena, pues no sabía los horarios de llegada del resto del grupo y sobre todo cómo llegarían Claudia y Roger.

Después de llegar Manel, Mónica y Claudia, que lo hicieron pasadas las seis de la tarde decidimos que sería prudente cenar no muy lejos del hotel, pues los niños tampoco podían hacer muy tarde a la hora de acostarse, son muy pequeños todavía para experiencias nocturnas.

Una vez decidido que la cena sería en La Tagliattela, que está a un paso del hotel y después de averiguar los horarios del barco de visión submarina del día siguiente en que habíamos previsto una excursión, tras contactar telefónicamente con Izarbe que nos dijo que llegarían en una hora aproximadamente (la salida de Barcelona en viernes e inicio de mes de julio, les hizo retrasar bastante). Con estas premisas decidimos que por horario ya tocaba ir a cenar, ya casi había pasado la hora que nos anunciaron de retraso, de manera que se fueron todos al restaurante y yo me quedé esperándolos para hacer el "check-in".

Apenas unos minutos después llegaron los que faltaban, les explique el plan a seguir, uno hizo los trámites de entrada, otro fue a aparcar y Roger y yo nos fuimos al restaurante donde esperaba el resto de la familia. Antes de que nos sirvieran decidimos esperarlos con el fin de cenar todos juntos. Alguna pizza para compartir, algo de pasta, también compartida y poca cosa más y cada uno a su habitación a descansar, no sin antes programar el viaje en barco a conocer el Cabo Norfeu y ver peces desde el catamarán con visión submarina. Decidimos comprar los tickets en la recepción del hotel, pero no pudimos porque a aquellas horas no tenían forma de comprobar si había sitio. Nos dijeron, que a partir de las ocho de la mañana lo podríamos hacer, así que a dormir y a esperar a día siguiente.

Los postres

A las ocho en punto Pili y un servidor estábamos en recepción con el fin de comprar los billetes. A la recepcionista le pareció excesivamente temprano para la reserva, pero la insistencia por nuestra parte, bueno más por parte de Pili, en que su compañero de noche nos había citado a esa hora, llamó con poca fe en que hubiese alguien al otro lado del teléfono, pero para su sorpresa y nuestro contento, pudo reservar los asientos en el barco y nosotros felices a desayunar.

Nos encontramos que el resto de la familia ya estaba instalada también en el comedor, cada uno en su mesa, y nosotros hicimos lo mismo en una contigua a las suyas. Yo para no variar con mi costumbre me comí unos huevos con bacon, zumo de naranja, pastita de chocolate y café (es lo que repetí cada día). Pili se fue más hacia la fruta pues según que cosas no se atrevía debido a una tos persistente de casi un mes de duración, aunque a la baja eso sí, pero que le molestó durante todo el fin de semana.

Con tiempo más que suficiente nos acercamos al embarcadero donde salía el barco, con los niños algo nerviosos y expectantes del acontecimiento. El barco llegó a la hora prevista y tras una breve parada en el centro de la villa para recoger a más pasajeros nos lanzamos a la conquista de los mares cual aventureros de siglos pasados. En el camino vamos pasando por el fuerte, edificación defensiva de siglos pasados, por el faro, pequeño pero que se hacía ver sobre todo cuando no había tantas edificaciones como hay ahora.

También pasamos por Cala Montjoi donde estuvo el famoso restaurante el Bulli, ahora museo gastronómico para finalmente llegar al cabo Norfeu, previa parada en otra cala, donde una parte del pasaje pudo darse un chapuzón y otros nos dedicamos a ver peces de diversos tamaños y colores a través de las ventanas de visión submarina que dispone la nave, incluidos Claudia y Roger que disfrutaron como niños que son con el espectáculo submarino.

Una vez de regreso a la zona de Santa Margarita, pasamos a comer en un restaurante que el día anterior habíamos reservado y tras un breve paseo hasta el hotel a hacer una siesta reparadora, que bien nos habíamos ganado, sobre todo los chic@s. Bueno los adult@s también.

Cap Norfeu
Tras esa siesta, decidimos pasear con un tiempo muy agradable pues en ningún momento las temperaturas fueron extremas. El paseo es largo, pero entretenido, sobre todo por los establecimientos que se van sucediendo, las mantas en el suelo con todo tipo de artículos para comprar y gentes que te hacen un peinado "afro" por un módico precio.

A poco más de un kilómetro y medio de nuestro hotel, estaba el lugar que habíamos decidido para cenar, pues Pili y yo teníamos un excelente recuerdo del mismo de un anterior viaje a Roses. El sitio era tranquilo a lado de una piscina libre de bañistas en aquel momento, con música brasileña en directo y nos colocaron a los ocho en varias mesas juntas. Comimos casi en plan merienda con unos "bikinis" excelentes y tortilla de patata y cebolla recién hecha. Además alguno comió calamares a la romana, muy tiernos y buenos pues el que los pidió nos dejó probar a quien quiso. Agua, cerveza y algún refresco y vuelta al hotel paseando.

Este proceso ya fue un poco más complicado, pues había que recorrer de nuevo el kilómetro y medio y a los niños les costaba, así que aprovechando el carrito de Roger, un rato uno y otro rato otra, conseguimos llegar, nos sentamos en la terraza y nos tomamos un refresco, momento en que sonaba "Sweet Caroline" en la animación del hotel y Claudia y Roger, como si hubiesen recargado pilas, se pusieron a bailar, para alegría y regocijo de toda la concurrencia. La verdad es que lo hacían a buen ritmo. Acabada la incidencia a descansar que aún quedaba una mañana en este caso de playa.

Lo dicho, tras el desayuno, Pili fue a alquilar unas hamacas y una sombrilla y toda la familia con sus atuendos de baño a la playa. Un servidor se excusó como pudo de la actividad y entre leer el periódico y tomar un café en la terraza del hotel, desde donde veía a toda la tribu, se pasó la mañana. La mayoría hizo el "check-out" pues el lunes era día laborable para todos, excepto para los "jubiletas", y fuimos tomar una paella de marisco, no todos, en el lugar ya probado a que hacía referencia al inicio de esta entrada.

La familia
Tras el ágape, cada uno cargó su coche y sin muchas dilaciones se pusieron en marcha cada uno hacia su casa y como nos comentaron luego, el viaje fue tranquilo y sin especiales embotellamientos, tan comunes a la entrada de las ciudades los domingos por la tarde. Pili y yo paseamos un rato y tomamos un tentempié en el centro del pueblo, volviendo luego paseando hasta el hotel.

El lunes madrugamos algo menos, pues actividades programadas no teníamos ninguna. Pili se fue a la playa y yo a caminar por el paseo marítimo. Bueno ella también caminó pero por la arena. Hicimos la salida del hotel y ya con el coche cargado fuimos a la zona más comercial de Roses, donde hicimos como cada año algunas compras, de ropa básicamente, que hemos encontrado dos establecimientos que nos gustan y las compras de anteriores años fueron resultonas.

Luego, comida ligera en el buffet del hotel y camino hacia casa, donde curiosamente y a pesar de ser lunes encontramos algún atasco que nos retrasó más de media hora. Menos mal que teníamos pocas obligaciones, así que todo fue una anécdota.

Magnífico final de semana, en compañía de la familia, con ratos especiales con los niet@s y con los hij@s y sus parejas. Para el que escribe y creo que también para Pili una maravilla poder disfrutar de todos vosotros. Ha sido un gran regalo de cumpleaños y que esperamos poder repetir en otros momentos. Eso sí, sin agobiaros, que todo el mundo tiene su vida. Pero lo dicho, ojalá podáis hacernos este regalo otra vez. Nosotros agradecidos por ello.

Fin del capítulo. 

domingo, 28 de mayo de 2023

GRMANIA, una vuelta de tuerca más...

Hace justamente cuatro años, escribía una entrada que bajo el título de "GRMANIA, más que un club..." trataba de explicar de una manera entretenida lo que era este grupo. No sé si conseguí que fuera divertida como digo, pero si que al menos expresaba lo que yo pensaba del mismo.

Subiendo al castillo de Montgrí
Y por razones de estricto agradecimiento, me veo en la necesidad de darle una vuelta de tuerca más y añadir algunos aspectos que se me escaparon el aquel momento.
Resulta que un servidor entre pandemias y lesiones varias casi hacía 4 años que no acudía a las llamadas del grupo, ni para caminar ni para festivales diversos, todo y que he mantenido mi presencia en el chat de whatsapp y la relación cercana con muchos de los miembros del grupo con los que coincido en diversas actividades de todo tipo. Viene a cuento de resaltar alguna de las cualidades del grupo, pues el día que decidí volver a incorporarme a la disciplina del mismo, me vino el recuerdo de aquel famoso profesor de la Universidad de Salamanca, que tras años de exilio y castigo, al volver a su clase soltó aquello de "decíamos ayer..."

Y es, que salvo alguna cana más o algún cabello menos, el reencuentro fue así, tras las protocolarias preguntas sobre la salud y la familia, empezamos con la etapa, y todo lo que ella conlleva, autocar, caminar, almorzar, caminar, comer, reír y volver al autocar, como si no hubiesen pasado esos años, excepción hecha de algunas caras nuevas, que no hacen más que corroborar la buena salud del grupo. Por resumir, que una vez has formado parte del grupo es como si fuese "ad perpetuum", siempre eres bien recibido, y por seguir con el tono, como un "prodigus filius".

Otro de los aspectos, que quizá en la anterior entrada no tuve tan presente es la solidaridad que reina en el grupo, siempre hay una persona que te acompaña y te ayuda en los momentos complicados. Este "grmano" a parte de volver cuatro años más viejo trajo al grupo diez quilos de más, que más o menos vendría a ser que tengo que subir y caminar como si llevase en la mochila dos garrafas de 5 litros de agua. Los ánimos y la compañía de quienes pudiendo ir más deprisa se quedan contigo, no tienen precio.

Ni qué decir tiene, que estos soportes son cuando todo va bien, porque cuando algo se complica, que es el caso que quería hacer referencia, la ayuda, el ánimo y la compañía se expande desde todo el grupo a quien lo padece como una mancha de aceite. Es una de las cosas que quería contar en esta entrada.

Islas Medas
Sin ánimo de hacer competencia a los ilustres plumillas, tanto en prosa como en verso, que el grupo tiene entre sus miembros, quiero contar un pequeño trozo (o quizá track) de la etapa del actual GR entre Torroella de Montgrí y l'Escala. Como he dicho anteriormente y vosotras, queridas paredes, ya conocéis ando con un cierto sobrepeso y un fondo físico justito para el camino que nos ocupa. No obstante después de mirar el perfil del recorrido en las informaciones que también el grupo, o mejor dicho algún "grmano", nos facilita, decidí que podría asumirlo, pues aunque el principio presentaba una cierta dificultad para subir al castillo, después venía una parte más llana y placentera que me permitiría recuperar de los esfuerzos iniciales.

Tal y como estaba previsto iniciamos la subida casi de golpe, sin anestesia, apenas había conseguido ajustar los palos y ya estaba en una empinada ladera del camino que lleva al castillo. Con más o menos dificultades, en principio más de las que había calculado, y en la zona de cola del grupo llegué a la fortificación, donde un bocata de jamón, unos tragos y una manzana, sentado en una piedra, no especialmente cómoda, consiguieron recuperar mi ánimo y mis fuerzas, ya contento, porque salvo un pequeño cerro, ya sería todo bajada y llanura.

Otra vez, los cálculos me fallaron, pues la bajada se hizo más complicada, ya que era de piedras de múltiples tamaños, que además estaban sueltas y el desnivel también era considerable. Y en estas circunstancias tuve a bien resbalar a mitad del descenso y caer de espaldas o de donde esta pierde su casto nombre, intentando recobrar la vertical lo más rápido posible, pues en este tipo de caídas el dolor moral y de la autoestima es el primero que sientes. Lo cierto es que en este terreno las prisas no son buenas y de nuevo resbalé, aunque no como la primera vez, pero sí suficiente para recoger algún golpe más.

Enseguida la gente del grupo se acercó para ayudarme y para ver qué podía necesitar. En caliente, les dije, que creía que podía seguir, pero expertos caminantes como son la mayoría y viendo como lo hacía yo, dedujeron con acierto y antes que yo mismo que no podría continuar, al menos a un mínimo ritmo que no llegara a fastidiar a todo el grupo. Tenían razón, obviamente. 
Castillo de Montgrí

Me dolía todo y nada, por decirlo de alguna manera, pero cada paso de la bajada era una pequeña tortura y luego la subida al pequeño cerro y vuelta a bajar hasta un lugar dónde llegaba el asfalto y podíamos pedir un taxi, ya una no pequeña tortura. Pero finalmente pude llegar y desde el refugio forestal donde nos vino a buscar el taxi hasta L'Escala pude descansar y poco a poco calmar el dolor con la inestimable colaboración de la gente previsora del grupo que lleva en su mochila, analgésicos y antiinflamatorios diversos.

Este podría ser el resumen de "mi etapa", como he dicho, pero me consta que tampoco lo que esperaba al resto de los compañeros era moco de pavo, pues la especulación urbanística, siempre acaba saliendo, les dejó al borde del precipicio con un escaso espacio entre este y las "propiedades" de quienes se han aprovechado de esta lacra municipal, o social o general, como queramos llamar. De hecho la etapa solo 4 personas la completaron, sobreponiéndose a todos los "handicaps", incluido el vértigo de alguno de ellos. 

Como decía al inicio de esta entrada, tengo que agradecer a todo el grupo las atenciones que proporciona, cuando las necesita cualquier miembro de Grmanía, en este caso yo mismo, pues es impagable todo lo que recibes en esos momentos complicados el camino. No tiene precio que se queden contigo a acompañarte hasta que estás en territorio seguro, que tengan fármacos para calmar tus males, que tengan palabras de ánimo en todo momento pues el dolor "moral" tras la caída también existe, que se encarguen de llamar a un taxi, que te lleve al final de la etapa, que te soporten dos horas o más hasta que el resto llegue al final de la etapa, que te reserven un lugar en la zona de comida y no te dejen mover para nada sirviéndote cerveza y café como si fueras un marajá. Por cierto que por ser un poco crítico esto de servir bebidas al final del camino lo podríamos mejorar un poco (casi siempre les toca a los mismos). Y además, que el grupo se haga cargo de los costes del transporte extra que has utilizado.

En fin...  que ya sé que esto le puede pasar a cualquiera, pero por casualidades de la vida me ha tocado a mí, y como soy una persona que valoro mucho la gratitud en esta vida aprovecho este canal para deciros: 
MIL GRACIAS A TOD@S Y LARGA VIDA A GRMANIA.

sábado, 22 de abril de 2023

AVD (Actividades de la vida diaria) y AEVD (Actividades excepcionales de la vida diaria)

Las AVD (actividades de la vida diaria) son uno de los parámetros que se utilizan para medir las capacidades de las personas, bien sea de una determinada edad, en general avanzada, o bien sea con una cierta discapacidad o como se dice ahora con alguna capacidad especial.

Lo cierto es que entre estas actividades podríamos incluir muchas, pero por hacer un poco de pedagogía, aunque nadie me lo pida diré que en general se dividen en Elementales e Instrumentales. Las primeras se relacionan con el autocuidado y engloba aspectos relativos a la alimentación, higiene personal, vestido y deambulación. Las segundas son las que nos relacionan con el entorno en que nos movemos, como tareas domésticas, transporte, desplazamientos y comunicación.

Carretera en Soria
Obviamente, no son estas actividades de las que quería hacer una entrada, sino de otras que los son y no de la vida diaria sino derivadas de cosas que nos suceden y a las que hemos de hacer frente y por fortuna son más bien poco frecuentes. Son las actividades excepcionales de la vida diaria (AEVD).

Tráfico: 

Recibes una notificación en tu casa, previa presentación de tu DNI, y firma aceptando la entrega. La lees con interés, aunque la vista se te va hacia el final, donde en negrita aparece la bonita cifra de 200 euros. Supongo que lo importante es eso que está bien resaltado. Luego en una letra más pequeña y menos intensa explica qué es lo que has hecho, dónde y a qué hora, además de los artículos del código que te aplican para semejante multa. En el mismo tono de letra te advierten que el agente sancionador no te lo comunicó en el momento de la infracción, porque estaba regulando el tráfico.

Antes de seguir leyendo, te das cuenta de que tu no estabas a aquella hora en aquel lugar y claro, lo que hicieras no sabes si es verdad aunque creas que no, porque es algo que no haces habitualmente, pero desde luego no allí, ni en aquel momento. Tienes derecho a presentar alegaciones, supongo que la única que yo puedo hacer es decir que el señor agente se ha equivocado y ha anotado algún número o letra de la matrícula erróneamente y yo he pillado. Durante ese momento que me atribuyen yo estaba conduciendo en otro lugar pero no puedo soportar con ninguna prueba que así sea. El agente tiene la condición de "veracidad". Aún así reclamo y si tienen alguna imagen espero que la revisen y salgan de su error, o me saquen a mí del mío, pues el día no fue precisamente ayer, sino hace un mes y medio o dos.

Poco tráfico en Berlín
Y luego viene la tercera parte, que no sé bien cómo llamarla porque el nombre que se me ocurre es bastante feo, pero creo que ellos lo llaman bonificación o algo así. La cosa es la siguiente, tengas o no tengas dudas de la veracidad, haya o no pruebas al respecto, te olvidas de todo ello, eres "bueno" pagando en un plazo de un par semanas aproximadamente y sobre todo no molestas, ni haces trabajar a la administración renunciando a cualquier aclaración o reclamación, ¡magia potagia!: el importe es de 100 euros, y te dan las instrucciones adecuadas para que hagas el ingreso.

Resumiendo diré que no me importa pagar una multa, pero sobre algo que esté confirmado que yo he hecho, aunque no negaré que me fastidia pagar aunque lo haya hecho, pues es bien cierto que como decía un chascarrillo que aprendí de muy jovencito "hasta el reloj cuando da, le tiembla la manecilla".

Correos y Seguridad Social

Otra notificación, pero esta vez no te pilla en casa, así que te dejan una especie de oficio, donde te resumen que no te han encontrado ese viernes en casa (es la fecha del documento) y no lo han podido entregar, eso sí lo encuentras el lunes siguiente (y no es que no haya mirado el buzón, que lo hago cada día). El referido documento te da una dirección y un horario en el que puedas pasar por la oficina a recogerlo.

Correos en N. York
Sin dilaciones, pues a veces tienen plazos las cosas de la Seguridad Social que es quien nos remite la notificación, te diriges a la oficina, por cierto bastante más lejos de tu domicilio que otras dos que conoces de la ciudad, pero es la dirección que te indica. Entras en la oficina, con cuatro ventanillas, vacías, solo los funcionarios. Te acercas al más próximo a la puerta y casi sin contestar al amable buenos días que le has lanzado, te manda a coger turno en una máquina que a tal efecto hay cerca de la entrada. Turno, para qué? Estoy solo.

Apenas recoge el "papelito" y la notificación te dice que esto no es aquí, es en otra oficina. Le muestras, sorprendido, la dirección impresa y la respuesta es simple: se han equivocado. Luego la explicación ya roza lo delirante: Se supone que las comunicaciones en un afán supongo que de ahorro, se imprimen todas iguales y se deja en blanco un cuadrado donde "alguien" pone el sello con la dirección exacta de recogida. 

No acabo de imaginarme al cartero repartiendo y con sellos con la dirección de diversas oficinas y estampándolos a diestro y a siniestro según corresponda. O quizá el sello lo tengan en la central y según dónde vivas, los sufridos funcionarios de reparto cogen unos u otros. En fin, que la cosa pasa por ir de nuevo a otra oficina, la que te dicen en la equivocada, a buscar la dichosa carta, eso sí, con la fe como único bagaje y prueba de que estará allí. Ciertamente allí estaba.

Por completar la actividad, digamos que ahora viene la carta: Se trata de un requerimiento de actualización de la cuota de la seguridad social que pagamos de una trabajadora del hogar que presta servicios en nuestra casa. Seguimos con la sorpresa, pues en los casi 20 años de trabajo de la referida el sistema es el siguiente: La Seguridad Social o INSS o lo que sea nos carga el coste de la referida tasa en nuestra cuenta corriente sin ninguna actuación por nuestra parte. Si suben el porcentaje de la cuota son ellos, no yo, que no la subiría, así que no sé ni cuanto sube ni desde cuando..., pero pago.

Por acabar, lo paso a la gestoría que nos lleva la nómina a fin de que pueda realizar el pago en plazo y aquí paz y luego gloria, o al menos eso espero para no tener que sufrir otra vez toda esta parafernalia como digo para al final pagar. Por cierto, quiero aclarar que el importe de la regularización es ni más ni menos que de 6,45 euros...

Actividades vandálicas.

Edificios ministeriales en La Habana
Un sábado como hace más de 20 años me acerco a hacer la compra a un supermercado muy conocido, a unos 80 metros de la puerta de mi casa. Después de tantos años la compra se me antoja aburrida a excepción de una novedad no menor: todos los carros son nuevos, de plástico, eso sí, esto los hace más ligeros. Como decía acabo comprando lo de siempre, los líquidos que es lo más pesado, seguido de las frutas y algunas otras nimiedades de frutos secos y yogures. A pesar de la escasez de la compra como casi siempre el carro se acaba llenando.

La ceremonia de pagar en las caja sea como sea el carro es la misma, pasar por el lector todos los productos, ir recolocándolos de nuevo, pagar y arrancar hacia casa para de nuevo poner en su sitio toda la compra. La sorpresa viene ahora: apenas recorridos 25-30 metros desde la salida del super por arte de magia se bloquean la cuatro ruedas y soy totalmente incapaz de caminar ni un paso más. Me ahorro los improperios del momento. Hago un giro de 180 grados y empiezo a empujar hacia la salida del super y las ruedas vuelven a rodar, que para eso se inventaron.

Me acerco al primer empleado que veo, y le explico lo que me ha ocurrido. Con una amabilidad exquisita me explica que los carros tienen un sistema de bloqueo que cuando se alejan una determinada distancia del edificio las ruedas quedan automáticamente frenadas.

Intento sin subirme a la parra explicar todos los argumentos que se me ocurren en contra de la medida, desde la fidelidad de cliente hasta la comodidad que para mi suponía el sistema anterior. No obstante ya puedo empezar a apreciar que el interés del empleado es cada vez menor, como si el asunto no fuese con él. La verdad es que tiene razón: no va con él.

A pesar de todo me explica que pierden o les roban muchos carros y que para arreglar el entuerto, puede dejarme uno de los antiguos que ellos utilizan para reponer género y con la simple maniobra de sacar la compra de uno y meterla en otro se soluciona el problema. Visto lo visto, acepto su propuesta y para casa con la compra, no sin antes escuchar la última consideración del empleado: Si viene al parking con su coche, hasta allí no hay problemas de bloqueo. Lo miré con una sonrisa un poco sarcástica y le di las gracias por el carro de reponedores, que devolví sin demoras una vez descargada la compra en casa.
Carrito de la compra

La propuesta última era genial: La misma dinámica hasta la puerta de salida del super, aunque previamente he sacado mi coche de mi parking, he recorrido los 150 metros hasta el parking de la tienda y he dejado el vehículo allí. Desde la puerta he ido al aparcamiento y he cargado la compra en mi coche, he devuelto el carro, he recorrido otra vez los 150 metros de asfalto hasta mi casa, he descargado la compra y aquí paz y luego gloria.

Finalmente me decidí a escribir a atención al cliente del supermercado con pocas esperanzas de respuesta, aunque está llegó casi bien a los dos días, pero no creo que nada vaya a cambiar, eso sí me han recomendado que cuando haya hecho la compra la próxima vez pida un carro de cortesía de los antiguos que me lo proporcionarán.

Y todo este lío por los actos vandálicos de las personas que les roban y les desmontan los carros. Y la solución mejor es fastidiar a los que hacemos de la compra una actividad de la vida diaria, en lugar de buscar algún otro medio que "perjudique" a los vándalos.

Y lo digo porque esta AVD, si seguimos así la convertirán en una AEVD y si a las personas que vamos cumpliendo años nos empiezan a costar las AVD, imaginad queridas paredes lo que pasará con las AEVD.

El mismo día del incidente que refiero, pude ver a un vecino con el carro bloqueado en medio de la acera, a una vecina con el carro de reponedor y a una pareja (padre e hijo) llevando en volandas y a peso el carro nuevo bloqueado y cargado con la compra. Es una alternativa... para los que tengan suficiente fuerza.

viernes, 14 de abril de 2023

Semana Santa de nuevo. Año 2023

Con un tiempo caluroso para la época empezó esta Semana Santa de 2023, que a la postre lo sería más que las previsiones iniciales y también con sorpresas agradables en su desarrollo, que es mucho para una época en que las actividades propias, familiares y del grupo de amigos están como bastante estereotipadas.

La primera novedad, que no sorpresa fue el hecho de que Pili y yo tuvimos que hacernos cargo de los nietos los primeros días: sus padres trabajan y el cole hace vacaciones. Encantados de poder echar un cable a los hij@s cuando lo necesitan pues aparte del trabajo que supone que no es mucho está de sobras compensado con las gracias que llegan a hacernos. Lástima que Claudia el último día estuvo con fiebre y bastante pocha: un pequeño anticipo de los que esperaba a sus progenitores que pasaron toda la semana confinados por culpa de una gripe o viriasis inespecífica.

Recreación histórica al aire libre

Así pues, el jueves santo a primera hora iniciamos viaje a Villanueva de Sijena, donde estuvimos instalados hasta el lunes de pascua en que regresamos de nuevo. Llegamos a comer a casa de mi hermana donde mi madre preparó el ágape y tras una breve siesta nos dedicamos a poner en marcha la casa que eso siempre cuesta más de lo previsto. Luego preparamos la cena para Izarbe, Roger y Carlos que venían a pasar los días de fiesta también al pueblo.

Yo salí un rato al club, donde hay una nueva concesionaria que lo explota y que para mi sorpresa, prepara almuerzos de tenedor, así que poco me costó quedar con los compañeros del pueblo para el día siguiente zamparnos entre otras cosas, huevos fritos, panceta a la plancha, sepia con huevos, bacalao al pil-pil y lengua rebozada. Todo ello regado con un vino aceptable, aunque alguno decidió arreglarlo con gaseosa. Luego los cafés y los chupitos de turno antes de volver a casa. No obstante y para rebajar el exceso de comida, Rafa y un servidor nos fuimos a dar un paseo por la huerta hasta el Monasterio, donde ya estaban preparando lo que sería la siguiente sorpresa del viaje: Un campamento medieval.

Mona. Los menos jóvenes

Comimos en casa nuestra esta vez con cocinado a cargo de Pili, y tras una reparadora siesta y algunos encargos que nos quedaban por comprar, ya con más miembros de la peña incorporados al grupo se puede decir que prácticamente hice el mismo recorrido que por la mañana: las huertas y el monasterio. Ya casi noche entrada regresamos al pueblo y fui a cenar a casa de Luisa y José Ramón, donde ultimamos los detalles de la salida al monte del día siguiente al tiempo que dábamos cuenta de un buen gintónic que nos preparó el anfitrión a Marta, que se unió al grupo y a un servidor.

Como habíamos quedado a primera hora, un grupito de la Peña nos desplazamos al Refugio de Piedrafita para preparar la infraestructura del acontecimiento, que este año celebraba aparte de la tradicional mona, la boda de Mapi y Raúl, hijo de Lourdes y Ricardo, lo que hacía algo más complicado el proceso, pues a la celebración se unieron algunos de los hijos y nietos de los miembros del grupo. Y aquí también tuvimos una sorpresa agradable: el refugio estaba muy limpio, no como en otras anteriores ocasiones, y además no había que ir a buscar leña, pues había suficiente y de buena calidad cortada y apilada a la entrada del mismo.

Aunque el día era caluroso, encendimos el hogar para templar el recinto pues algo fresquito estaba además de hacer brasa para cocinar una parte de los condumios: las costillas de cordero, que nos zampamos a pesar de haber comido ya una paella copiosa. También montamos las dos ruedas de gas que necesitábamos pues había que hacer arroz para 30 y las paelleras son solo de 20 raciones. Así que doble faena para el cocinado, aunque no se hace nada pesado pues el segundo turno ya había llegado y como siempre con todos los ingredientes, limpios, cortados y preparados para guisar.

Mona. Los más jóvenes
Mientras la comida iba a su ritmo y con el tiempo bien ajustado, pues la idea de ir temprano era poder acabar también a una hora que nos permitiese llegar a ver la recreación histórica de las exequias del rey Pedro II de Aragón en el Monasterio, tomamos unas cervezas y algunas cositas para picar. También y como cada año para esta celebración, contamos con  el apoyo de todo el grupo: ponle más sal, ya está bastante hecho el conejo?, el tomate lo ponemos entero?, ponle más sal, habrá bastante agua?, ponle más sal... Queda claro que el paellero cocina "jauto" (con poca sal).

Finalmente la paella llegó a su fin, y tras un breve reposo de la misma empezamos a servirla y salvo los comentarios habituales, todos de agradecimiento al cocinero y ayudantes diversos, nos la zampamos como si se fuese a acabar el mundo y la parte de l@s cociner@s que se encargaban de la carne se pusieron en marcha para la tarea de la brasa. Como siempre, también excelente el cordero a la brasa, del que también dimos cuenta en un suspiro. Luego, con la celebración de la boda, la tarta, buenísima por cierto, algo de chocolatinas y el brindis con los caldos oportunos, dimos paso a los cafés que cada año prepara María Luisa en un termo. También este año las chicas fueron a dar un paseo por el monte a "sus cosas" y algunos de los chicos nos enfrascamos en un reñida partida de guiñote, que finalmente no sé como acabó. Yo, de paso, me fumé un puro nicaragüense que supo a gloria.

La paella y el paellero
En pocos minutos y con la colaboración de tod@s, el refugio quedó en perfecto estado de revista, es decir igual o mejor de como lo encontramos. Carga de material de cocina y restaurante en los coches y después de retornarlo a su origen (la peña, casa del cartero, etc.) con más o menos premura nos dirigimos al monasterio donde estaba a punto de comenzar la recreación de las exequias del padre de Jaime el Conquistador, fallecido en la batalla de Muret.

Lo cierto es que espectáculo es muy interesante, pues tanto el vestuario como los textos del mismo son totalmente fieles a los de la época en que tuvo lugar. Los "recreadores", que así les gusta llamarse, proceden en su mayoría de la rama de la Historia, aunque alguno de ellos también haga sus pinitos en el teatro. El resultado final, como digo es espectacular y además hay que sumar una "narración-explicación" de esos momentos a cargo de uno de los actuantes, que con un lenguaje bien entendible (en castellano, que las exequias son en latín) y de forma muy didáctica cuenta la historia de como fue todo en aquella época. A muchos nos sirvió para conocer y entender mejor el pasaje a que hacía referencia toda la recreación.

Acabada la misma y ya noche casi cerrada, nos dirigimos a la Peña para acabar con el ritual de cada año que no es otro que cenar las en teoría sobras de la comida, algo de cordero, longaniza, chorizo y panceta, todo ello a la brasa. Alguno también comió algo de lechuga y tomate. Ah! y José Ramón nos obsequió con una magnífica garnacha para acompañar el ágape: un Fagus, magnífico vino del Campo de Borja. A algun@s todavía les llegó para un gintónic, que teníamos mono del mediodía, que no nos acordamos de llevar los ingredientes al refugio.

Así, más o menos, acabó el día de la Mona y la celebración de la boda, retirándonos a descansar a nuestros aposentos, cada uno al suyo, para preparar la procesión y el vermut del día siguiente. Muchas felicidades a los novios y familiares y gracias por la invitación a semejante festín.

Recreación histórica en el Panteón Real
El domingo de pascua, hubo la tradicional procesión de "la carrera" entre hombres y mujeres y algunos actos más de la recreación histórica del programa de actividades en el monasterio. Poco os puede contar este cronista, queridas paredes, pues no estuvo ni en una ni en los otros. No se quién ganó la carrera, y de los actos las referencias de los miembros de la peña que sí participaron, cuentan que mantuvieron el mismo nivel que los del día anterior, o sea que muy bien.

La comida, en mi caso fue con la familia, que ya estaba programada desde semanas anteriores y como suele suceder, estaba muy buena, algo había preparado mi madre, y algo Martín, especialista en brasas. Allí, los que disfrutaron fueron Martina y Roger, jugando a una cosa u a otra incansablemente. El bueno de Guille con sus justos dos meses en este mundo solo estaba para comer y dormir que por otra parte es lo que le toca para crecer de manera adecuada. El año próximo ya será uno más en el sarao que montan los más menudos.

Poco más quedaba para finiquitar la semana santa, así que retiramos relativamente pronto, con la intención de la mañana siguiente, en nuestro caso volver a la rutina a poder ser antes de comer y estar preparados para el martes, que ya era día de escuela.

Eso sí, antes de este último capítulo del regreso a casa, ya nos dio tiempo de hablar de las próximas celebraciones, tanto a nivel familiar como en la peña. Creo que la actitud es esa, siempre dispuestos a celebrar lo que sea, donde sea y cuando sea. Hay que disfrutar del camino, que parece ser lo interesante y según algunos, lo inteligente.


viernes, 10 de febrero de 2023

Las fiestas de San Blas y Santa Águeda en Villanueva de Sijena

Pues lo cierto es que se trata de la fiesta de invierno de Villanueva de Sijena, en honor a San Blas, un médico armenio, que se convirtió en eremita y posteriormente en Obispo, siendo finalmente decapitado y consecuentemente elevado a los altares como mártir de la cristiandad. No sé porque razón es el patrón de los enfermos de garganta y a su vez como parece lógico también de los otorrinolaringólogos.

Paella comunitaria
Por otra parte Santa Águeda fue una virgen y mártir cristiana, que decidió entregar su virginidad a Dios y no a un procónsul siciliano, que la envió a un lupanar como castigo, y en el que milagrosamente no perdió su virtud, siendo finalmente torturada cortándole los senos y tirada a una hoguera donde falleció y descansó en paz por fin. Subida a los altares también es patrona de Catania (Sicilia) y se la invoca para los males de senos o para las dificultades de la lactancia. 

Afortunadamente el culto que se le da en el pueblo a ambos es menos dramático y pasa por una serie de actos que conforman una fiesta de invierno en el pueblo que aunque haga frío, con buen abrigo y ganas de divertirse se puede pasar muy bien. Sobre todo si te animas a participar de forma activa en todo lo que la comisión de fiestas y el ayuntamiento preparan para la ocasión. Y nosotros, o sea nuestra Peña que anda sobrada de ganas de fiestas y celebraciones se reunió en un fin de semana largo para disfrutar del evento.

Las fiestas empiezan este año el jueves 2, con un reparto de candelas en la iglesia del pueblo, y con una caminata popular por los alrededores del pueblo y con reparto de dulces y café al finalizar la misma. Después una proyección de cine destinada a los más pequeños de la casa. Lo cierto es que aunque siempre mantenemos una representación en todos los jolgorios (Marta principalmente), el grueso de la peña no aterrizó hasta el día siguiente.

Misa de la Candelaria

Hay que decir que el programa era bastante apretado, así que el viernes a las 11:00 horas nos dirigimos a la iglesia, eso sí, después saludar a la familia, cosa que aprovechó mi madre para colocarme una bolsa de productos de panadería para que la llevase a bendecir. Una vez acabada esta actividad, siguiendo al cura, vestido de rojo en esta ocasión nos acercamos a la ermita de San Blas, donde se procedía a la liturgia del día y posterior reparto de magdalenas con moscatel.

Prácticamente estaba todo el pueblo en el evento con lo que la dotación de productos a degustar tras su enésima bendición se acabó pronto.

Nuestra peña se desplazó con cierta premura, primero al local (casa de Luisa y José Ramón) y luego a casa de Marta. La razón bien sencilla: Luisa había preparado unos estupendos canelones, con una receta en que hasta se fabrica su propia pasta, y un solomillo con salsa de zanahorias no menos apetitoso y todo ello había que recogerlo y trasladarlo a casa de Marta que fue el lugar elegido para la comida. En esta comida estuvieron Pili Porta y Pedro que vinieron desde Fraga y Esther y Miguel, hermana y cuñado de Marta.

Allí dimos cuenta del menú, regado con buenos vinos y/o cervezas, acompañado de un buen postre y algún chupito adicional, que dio paso a una charla animada de lo divino y de lo humano como casi siempre que nos juntamos y en que casi siempre perdemos el "oremus" y el control del tiempo que pasa, sobre todo porque nos encontramos muy a gusto. Bueno, esta vez hasta se nos olvidó de la hora que empezaba el concurso de guiñote, pero teniendo en cuenta que a J. Ramón y a un servidor nos eliminan siempre en la primera ronda no nos supuso un gran inconveniente. De hecho, fuimos al club e hicimos una partida fuera de concurso entre nosotros, y reímos más que si hubiéramos concursado. Hasta nos pasamos de vuelta con algún gintónic suplementario.

Circo infantil

Luego vino un monólogo que entre que no se oía muy bien y que la gracia del mismo estaba justa, o al menos eso me pareció a mí, hizo que nos saliésemos del local a tomar otro gintónic, que a decir verdad poca falta nos hacía. Así que en estas condiciones nos dirigimos a nuestra casa, lugar elegido para la cena de la peña, pues la preparaba Maripili y todo era más fácil. Tomamos una muy buena tortilla de bacalao, al estilo Arguiñano, una ensalada de manzana verde, queso azul y carne de membrillo con la posterior tertulia hasta que se nos acabaron las pilas. Todos tenemos una edad ya.

Al día siguiente sábado, quedamos para tomar el vermú, de manera que todos descansáramos lo suficiente para afrontar el segundo día de fiestas con alguna garantía de éxito. Nosotros habíamos quedado a comer con la familia, pues habían venido nuestros sobrinos y sus hijos, así que llegada la hora nos dirigimos a la bodega de Martín, donde comimos unos entrantes (empanadillas, pimientos rellenos y croquetas) que había preparado la abuela-bisabuela, y luego unos filetes que hizo Miguel en la brasa de la chimenea. Buen vino y buenos postres y después de la cháchara una siesta reparadora que la fiesta sigue.

Lo dicho, nos acercamos a la plaza donde un pequeño circo de calle estaba haciendo las delicias de los más pequeños y de alguno de los mayores hasta que cayó el sol, momento en que acabó el programa, y bien por cierto, que la temperatura iba bajando inexorablemente y deprisa. Aún nos dio tiempo de degustar unos churros que compró J. Ramón y que estaban muy buenos y sobre todo calentitos.

La cena fue esta vez en casa de Luisa y J. Ramón con un menú a base de una ensalada con magret de pato que Pili había aprendido del restaurante muyAbadías de Fraga. También a cargo de Marta unos pimientos rellenos de brandada de bacalao, y finalmente un lacón al horno, un poco de empanada postre y café.

Los caracoles en la Bodega de Martín

Desde allí nos fuimos al baile donde había una orquesta de aquellas que vienen para las fiestas de verano con decibelios para parar un tren y que nos dejó aturdidos y medio sordos a una parte del grupo, que decidimos salirnos fuera a la zona de bar, aunque tampoco allí se podía hablar, así que algunos sobre las dos de la madrugada nos fuimos a dormir, renunciando incluso a participar en el bingo de la fiesta.

Al día siguiente, el programa contaba con la misa de Santa Águeda en la que se bendijo unos brioches en forma de teta y que repartieron entre las mujeres para que las protegiese de los males del pecho. Algunas aprovecharon para comprar churros y con el chocolate que también entraba en el reparto, los trajeron a casa, y de hecho me sentaron muy bien. Después de esto, preparativos para la Comida Popular a la que también acudieron Pili Porta y Pedro, y que nosotros no fuimos pues también los sobrinos habían preparado una comida familiar.

Así pues, los de la popular comieron una ensalada y una paella y los de la familia unos caracoles, un par de canelones y algo de carne a la brasa. Tras los postres y el café, todos teníamos alguna obligación el lunes, así que desmontamos la mesa, fuimos a despedirnos de los colegas de la Peña que aún estaban en el club y pusimos rumbo a Terrassa, dando por finalizadas la fiestas de invierno.

Fin de las operaciones y a esperar a la Semana Santa, en que la celebración de la Mona volverá a reunir a la Peña, y esta vez con más efectivos, pues intuyo que alguna celebración se prepara para esos días...

Bretaña y las Islas del Canal. Y parte Cinco

Nos despertamos, como casi siempre a buenas horas, o sea temprano y tras hacer el "check-out", por cierto que tenían todo el siste...