martes, 16 de octubre de 2018

Vuelta al cole... las obras

Hacía tiempo que nos rondaba por la cabeza la idea de acabar de reformar la casa de Villanueva de Sijena. Unos años atrás la hicimos habitable con el nuevo tejado, cocina, baño, instalación eléctrica y calefacción, pero siempre nos quedaron las ganas de hacerla además confortable.
Buscando los desagües
Así pues, este largo verano, empezamos haciendo un listado de las cosas que  faltaban para lograr ese objetivo de confortabilidad. Dicho y hecho. Y es más, nos lanzamos a la aventura de presupuestar tanto en lo económico como en lo temporal, como podría ir el asunto. Total que en menos que canta un gallo, nos cuadró lo uno y lo otro. Y sin tiempo para pensarlo más nos vimos envueltos en la vorágine de encontrar muebles, baños, mesas, armarios y en la de decidir los pavimentos, las puertas, la climatización, etc.
Todo eso era relativamente rápido, pero había algunos detalles que debíamos solucionar antes de ponernos en marcha. Primero desmontar y trasladar todo lo que sobraba en la casa. Es increíble lo que los seres humanos somos capaces de almacenar y guardar, eso sin padecer un síndrome de Diógenes.
Una vez establecido lo que "sobraba", se tenía que trasladar en parte al vertedero y en parte al almacén de Martín, un reciclador fuera de serie, que es capaz de ver un magnífico recubrimiento, donde yo solo veo cuatro tablas viejas.
Las primeras actuaciones
Se presentó con su remolque en la puerta de casa y empezamos con el traslado al vertedero, con la amable colaboración de los vecinos, que aparte de animarnos nos iban haciendo sugerencias. Hicimos dos viajes completos de todo lo que se nos ponía delante. Tanto fue el afán de vaciar la casa que alguno de nosotros, creo que yo, cargó una caja cerrada, que contenía juguetes de nuestros hijos y que fue a parar a los escombros.
En realidad, el vertedero es un contenedor grande que se coloca en una zona del pueblo durante una semana, pasada la cual un camión se lo lleva lleno y lo vuelve a traer vacío el mes siguiente. Así que Pili que había guardado durante años estos juguetes no estaba dispuesta a perderlos en cinco minutos y al día siguiente a primera hora se lanzó hacia el contenedor y como si de una indigente se tratase, movió lo que hizo falta hasta que los recuperó y los devolvió de nuevo a su sitio: el garaje de casa.
Una pared recubierta
Hay que decir, que uno de los días que hicimos de "canguros" de Daniela y Jorge, fue un gran entretenimiento  para ellos, lavar los juguetes con una manguera, secarlos y jugar con ellos. Como se supondrá luego hubo que bañarlos a ellos, secarlos, darles la cena y hasta ponerles el pijama antes de llevarlos a dormir a casa de sus abuelos.
Una vez limpio el garaje y la casa de una parte de lo que sobraba, la empresa constructora se puso en contacto con nosotros para comunicarnos, que las obras empezarían de inmediato o cuanto antes mejor. De prisa y sin pausa pusimos en marcha un tercer remolque para continuar con la limpieza de la casa y sobre la marcha fuimos haciendo algunas modificaciones de la idea inicial, siempre añadiendo algo, nunca quitando y así la reforma se ha convertido en una obra en toda regla, que por lo que intuimos nos dejara una casa más que confortable.
Hasta decidimos dotarla de aire acondicionado, que inicialmente no estaba en los planes, pero en un verano como el que hemos tenido cualquiera se negaba a prescindir de esta instalación.
El futuro baño y el suelo
Aún ahora, cada semana vamos a ver la obra y lo cierto es que va a un ritmo espectacular, y es posible que hasta se acabe en los plazos previstos.
Nos gusta especialmente como van quedando las reformas y creo que incluso más de lo que habíamos previsto. Ya se van intuyendo como serán la cocina, el estar con la "cadiera", la habitación de la planta baja, el baño y los techos del garaje bajados.
Cuando se termine todo tendremos que hacer una inauguración con todos los amigos, conocidos y familiares que durante estas semanas han aguantado nuestras especulaciones, cambios y recambios del proyecto constructivo y de decoración de los nuevos espacios.
También haremos una entrada en este blog para que mis "paredes" puedan ver fotográficamente, el antes y el después de la reforma.

jueves, 11 de octubre de 2018

Vuelta al cole... otras fiestas y algunas salidas

Siguiendo con la "rutina" veraniega, tras unos días ya obligados de playa, en este caso repitiendo Tossa de Mar, lugar que nos encanta y nos sentimos casi como en casa, cambiamos de mes y nos presentamos en plenas fiestas de Villanueva de Sijena.
Nuestra peña en este pueblo se llama "La Alegría" y nació en principio solo para chicas en aquellos años en que la mayoría de ellas estaban formando su espíritu en colegios religiosos, mayoritariamente en Vic, y a la que nos añadimos sus consortes a medida que íbamos emparejándonos. Esto puede explicar que no la bautizasen con otros nombres más canallas y nunca han querido sus fundadoras cambiarlo, todo y que en la actualidad algunos habríamos propuesto algún cambio tipo "La Anarquía", pero ni nos atrevimos a nombrarlo.
Caracolada
Este año la peña ha tenido una especial relevancia, ya que el sábado y domingo, nuestro bar de cabecera estuvo cerrado por las noches por falta de personal, y tuvimos que sustituirlo con nuestro local, menos mal que José Ramón es un experto en hacer gintonics al estilo "alegría", o sea flojillos, y todo quedó en una anécdota y el lunes ya estuvo abierto "el barbero".
Por lo demás, todo siguió el guión establecido, los festivos gran afluencia en la peña y los laborables escasa participación. El salmorrejo de cada año y algo que se va abriendo paso poco a poco: las caracoladas de Marta. No faltó ni el pregón de fiestas, ni los vermuts (Pili y Luisa son unas fans incombustibles de los mismos), ni el baile en la plaza, ni el entierro de la sardina.
Una vez acabadas las fiestas y con el calor que se apoderó de la comarca, aunque me consta que fue prácticamente en medio mundo que hizo mucho calor, se hacía difícil cualquier actividad, que no fuese la piscina, la siesta y la cerveza al atardecer.
Pero este grupo, pequeño porque las obligaciones de unos y otros (vacaciones, cuidar nietos y los menos trabajo) lo hacen disminuir de tamaño, pero no de entusiasmo, así que los que estábamos disponibles decidimos programar diversas actividades, entre las que no podían faltar las cenas comunitarias y sobre todo las fiestas de Huesca, que al menos el que escribe, no esta dispuesto a perdonar ningún año el estofado de toro, que con la que estaba cayendo es refrescante y ligerito.
Mequinenza. Museo de la Mina
Así pues nos lanzamos a la rutina de llegar a Huesca, ir directos a la Plaza Lopez Allué, ver el ambiente y lanzarse hasta el Coso para ver la salida de los toros, uno de los espectáculos más interesantes de la fiesta. De esta me matan los vecinos de la capital, que además ahora tienen equipo de futbol en Primera División. Bueno, este año nos quedamos sin espectáculo porque la cosa se alargó mucho con un torero que se jubilaba o retiraba y no acababan nunca los aplausos y las despedidas, y lo que sí era hora es de la reserva que teníamos para cenar: Da igual como este el guiso, Dios mediante el año que viene pienso volver.
Otra de las salidas del verano fue la visita al pueblo de Mequinenza, algo que teníamos previsto desde hacía años y que debido a la proximidad del mismo, siempre íbamos posponiendo, hasta que finalmente este año nos lanzamos a su conquista.
Personalmente me sorprendió mucho, un pueblo que llama a sus calles por Letras y Números, que vivió durante mucho tiempo de las minas de carbón, que transportaban hasta Catalunya en unos barcos especiales a través del río Ebro. Que fue inundado en parte por la construcción del pantano que lleva su nombre, que fue reconstruido íntegramente después de ser derruido y que está bañado por dos ríos, el Ebro y el Cinca.
En la puerta del Monasterio
Pudimos ver, aparte de las Minas el Museo donde se recoge la historia romana y contemporánea del pueblo y en el que se rinde homenaje a uno de sus hijos más ilustre: Jesus Moncada, polifacético artista, que mezcló la fotografía, el costumbrismo y la literatura. En fin, un pueblo cosmopolita por encima de cualquier frontera o límite: pertenecen administrativamente a la provincia de Zaragoza, tienen el prefijo telefónico de Huesca, van al médico a Lleida y se expresan preferentemente en catalán.
Otra de las actividades, que no de las salidas fue ir a visitar los llamados "bienes" devueltos por la Generalitat, previa sentencia judicial eso sí, al Monasterio de Sijena. Pedimos la correspondiente hora y nos acercamos a verlos. Gracias a la gestión de alguien del grupo se pudo hacer una visita también al cenobio, que en mi opinión es igual o más interesante que la de los referidos. Nos acompañaban en esta visita nuestros amigos de Boltaña, Antonio y Teresa, a los que el año pasado visitamos allá en su pueblo. Después del recorrido cultural, no nos quedó más remedio que todos juntos ir a comer al restaurante del pueblo (La Bodega), donde dimos cuenta de todo lo que nos sirvieron, incluido un magnífico "Taboulé", o como se llame.
Las bodegas Sommos
También hicimos salidas y actividades, lúdico gastronómicas, no solo con la peña sino también con la familia. Entre las más destacadas con la primera, fuimos a cenar a "La Mayor" en Alcolea de Cinca, para dar un poco de descanso a "El Portal", que era nuestro restaurante de cabecera en esa localidad. En Fraga estuvimos en el "Martín", que ya conocíamos desde hace años y que para nuestra sorpresa nos obsequió con una excelente cena, aunque en el menú no estaba incluido el vino.
Luego con la família estuvimos en Huesca con Mery comiendo en "La Plancha", un nuevo local derivado de uno más antiguo del mismo nombre al que yo había ido alguna vez en los tiempos de estudiante en la ciudad. Comimos tan bien que pocos días después aprovechando la visita de nuestros amigos de León (Mª Jesús y Ricardo) repetimos el sitio.
También fuimos a visitar y de paso a comer, o quizá al revés, con la familia las Bodegas Sommos en el Somontano. Espléndido el edificio que las alberga y buena comida con buen riego como no podía ser de otra manera.
Finalmente y ya para acabar el verano, una pequeña representación de la peña (Pili, Luisa, J.Ramón y el que escribe) decidimos tirarnos a la aventura de visitar el Monasterio de Piedra. Digo lo de aventura por lo lejos que está no por los peligros y sorpresas que la visita pueda tener.
El Monasterio de Piedra
Pues sorpresa sí que tuvo, yo no recordaba si había estado o no, pero supongo que no porque no recordaba nada del lugar y he de decir en honor a la verdad que me pareció un lugar al que vale la pena escaparse un día, o quizá hasta dos. Allí hay una bonita hospedería u hotel, o lo que sea. Los paisajes y los paseos son preciosos y sobre todo tranquilos y refrescantes por la cantidad de agua que circula por el recinto. Dicen que muchas cosas son artificiales y que el río Piedra no hace tantos saltos. Seguramente es cierto, pero también la catedral de Burgos es artificial y bien bonita que nos parece a todos.
Como podeis imaginar mis queridas paredes, también allí decidimos optar por la gastronomía de la zona, y degustamos unas migas de pastor, que estaban realmente buenas y un trucha de segundo que también estaba buena, pero encontramos a faltar en el plato el jamón que le ponen, cuando se hace al estilo "navarro". Pecata minuta, no obstante, que nosotros nos adaptamos a todo. Por la tarde hicimos la visita al Monasterio o lo que queda y tras pasar por la tienda del complejo, nos volvimos a casa.
Más cosas tuvo este verano caluroso y largo, pero sobre todas, destacan las obras que hemos emprendido para remodelar la casa de Villanueva. Eso será probablemente otra entrada de este blog.



lunes, 8 de octubre de 2018

Vuelta al cole.... la fiesta del Club de Futbol Albalatillo

Pues bien, que uno no puede volver al cole, sin hacer un repaso con su colegas, en este caso mis queridos muros, de lo que ha deparado un periodo de tiempo que este año, más caluroso que nunca también ha sido más largo que nunca. No recuerdo haber hecho dos meses de vacaciones desde la época escolar infanto-juvenil.
Todo empieza este verano con el homenaje que preparamos en Albalatillo, para dos de los principales artífices del nacimiento del club de futbol en 1975 y que tantos días de alegría nos dio y tantos recuerdos inolvidables nos proporciona aún hoy, y más en este día de fiesta.
La fecha elegida fue el 21 de julio, en plenas fiestas mayores del pueblo. Ya hacía días que un  grupo de ex-jugadores, con la inestimable colaboración de prácticamente todo el vecindario preparábamos el festejo. Así que ese día a las 10:00 h más o menos nos fuimos acercando a la carpa de la plaza todos vestidos con una camiseta del Albalatillo, fielmente reproducida, con escudo, dorsal y nombre. Magnifico el trabajo del Rubio y Paquito, para conseguir que cada uno tuviese la suya y de su talla.
Los homenajeados y sus esposas
Se montaron unos paneles con las equipaciones antiguas, hay quien las conserva con gran cuidado, se expusieron todo tipo de objetos de la época, desde las actas, el botiquín y las fichas de la federación, hasta carteles, calendarios y como no la copa que acreditaba el primer campeonato de liga. Y digo el primero porque hubo un segundo. Hasta una portería con una área marcada y punto de penalti para que los chicos más jóvenes se pudiesen entretener y pasar de las batallitas que explicaban en diversos corrillos las figuras de aquella época. Al tiempo que todo esto pasaba en una pantalla se proyectaba una presentación de la historia del club. Excelente trabajo de recopilación de Enrique y de montaje y elaboración de Beatriz.
Todo preparado, empezaron a llegar los protagonistas, Pepe el Rullao y Pepe el Tubero, primer entrenador y primer presidente del club respectivamente. Ni que decir tiene que ellos representaban a todas las personas que, desde directivos, jugadores y aficionados en general, eran también los destinatarios de este homenaje. Luego fueron llegando jugadores, familiares y en general todo el que quiso participar del evento, que a decir verdad fue todo el pueblo. Aparecieron los fotógrafos, amateurs y profesionales que dispararon sus cámaras y móviles a diestro y a siniestro, además de a un decorado previsto para la ocasión. En este ambiente festivo y emocionante, sobre todo para los que fuimos parte de aquel proyecto, pero también para los demás que también se emocionaron al ver ambiente que reinaba y que de alguna manera reproducía el que se vivió en aquel momento. Así empezaron a aflorar las batallitas.
Aquel equipo en la actualidad
Todo el mundo tenía la suya particular, pero la mayoría con el paso del tiempo eran divertidas, aunque en su momento alguna nos hizo sufrir. A través de la memoria y colaboración de todos pudimos elaborar una pequeña "publicación" que se entregó a los asistentes y que contenía algunas de estas anécdotas. Muchas fueron, pero destacaríamos las que fueron más sonadas y conocidas: las relacionadas con la creación y la financiación, la de los cambios en el primer partido, los "derbys" particulares, los viajes, las tarjetas injustas, algunas juergas y hasta alguna de la liberación sexual...
En este tono festivo y familiar también pudimos abrazarnos con gente, principalmente jugadores que vinieron de otros pueblos a sumarse a aquella fiesta, que hacía años y años que no nos veíamos y conversar de como nos iba en la vida y los avatares que habíamos pasado hasta la fecha. Salvo contadas excepciones lo más significativo era el cambio de color del pelo hacia el gris, al que le quedaba, y el cambio de talla de las camisetas. También se mezclaron recuerdos de la personas que no estaban ya, unas por lógica biológica, otras por obligaciones familiares. Todo ello en un ambiente excepcional, como pocas veces hemos visto. Igual que cuando estabámos en activo en aquellos años 70-80. Ya se que puedo parecer pesado y pido disculpas por ello, pero es que aquella época fue así, genial y en estos momentos aquel espíritu y aquella magia estaba volviendo a reproducirse.
La comida
Y como que parte de la magia de aquellos días pasados eran las "alifaras" o "lifaras", no sé bien como se escribe, nos dirigimos al salón del Ayuntamiento donde dimos buena cuenta de una suculenta comida que habían encargado algunos de los organizadores a una empresa de catering. No sé bien si por méritos propios o por la compañía, estaba excelente. Como no podía ser de otra manera la regamos con buen vino y buena cerveza, y hasta con agua algunos (los años no perdonan y hay que cuidarse).
Después de los postres llego el momento de las palabras y de las entregas de recuerdos de la ocasión a los homenajeados. Los conductores de la gala, como dirían ahora, fueron Jesús y Manolo (El Soldao y Chamorro para despistados) y con su innegable "saber hacer", consiguieron hacer de ella un evento entretenido, divertido y ágil. Aquí ya las sensaciones estaban más sueltas, algo tendría que ver el riego, y todo fue emocionante, nos cansamos de aplaudir y dar "vivas" a cada momento.
Luego vinieron los gintónics y otros "bebercios", que ayudaron aún más a desatar al personal, y entre cánticos y risas, pasamos a la hora de las fotos grupales, los del equipo antiguo solo, todos juntos, durmiendo, despiertos, caídos, etc. etc.  No obstante, quiero hacer especial mención a una de las fotos, realmente original, y que adjunto en esta entrada: la de los dos principales homenajeados con los hijos de los que fuimos sus jugadores.
Pepe y Pepe con los hijos de los jugadores
Poco a poco las fuerzas fueron bajando después de tantas emociones, tanta comida y tanta bebida y algunos se fueron retirando a sus aposentos, aunque me consta que otros aguantaron prácticamente hasta la noche y empalmaron la comida con la cena y la fiesta del futbol con la fiesta de la plaza. ¡Bravo por ellos!
Para terminar este breve relato de lo que fue este homenaje, me remitiré a lo que en otras entradas de este blog he defendido, que hay que tener memoria y no nostalgia. Este día pude descubrir que sigo en lo cierto: Aquella historia del equipo de fútbol fue magnífica, y hay que recordarlo siempre, pero esta fiesta también ha sido magnífica. Lo importante es disfrutar en cada momento con lo que toca y apurar el presente, que es lo que más cerca tenemos.
Dentro de poco esta fiesta será memoria y haremos otra igual o mejor, que será presente.

lunes, 14 de mayo de 2018

Zaragoza, bien vale una... visita

Rememorando la famosa frase de "Paris bien vale una misa", pronunciada al parecer por Enrique IV de Navarra, aspirante al reino de Francia tras la muerte de Enrique III y su heredero natural, le sirvió para justificar su conversión al catolicismo, ya que de seguir siendo protestante, ni España ni la Liga Católica lo hubieran aceptado como rey francés. Pues aunque yo no tenga que aspirar a ningún reino la frase viene a justificar nuestra escapada de fin de semana a la capital del Ebro. Y que tengo la intención de hacer alguna más, que la tenía un poco abandonada.
Parque José Antonio Labordeta
Pues bien, Cesaraugusta y un servidor compartieron seis años de vida juntos, y aunque para ella solo son unos segundos de su larga existencia, para mí, ya es un periodo razonable si tenemos en cuenta la esperanza de vida de los varones en esta España diversa. Así que procuro tenerlo presente y de esta manera evitaré un periodo de tiempo tan largo sin mantener con ella una relación razonable.
Lo cierto es que yo no soy como el que era en aquellos seis años de convivencia, era distinto, ni mejor ni peor. Ella también ha cambiado y aunque en esencia es la misma, ahora es más grande, mas moderna, con otros nombres y sobre todo con muchas circunvalaciones, que para llegar al Coso, donde teníamos el hotel, recorrimos kilómetros de autovías, rondas, avenidas, etc., muchas de ellas cuando yo la conocí eran campos de cultivo. Eso sí, el 4G o el satélite, o lo que sea funcionan de maravilla y aparecí en la puerta del hotel..., pero no se podía parar ni para dejar las maletas. Tuve que dar una vuelta y entrar por el parking de una calle adyacente.
Antes de llegar a instalarnos, pasamos la mañana en el Parque José Antonio Labordeta, en otros tiempos con nombre de recuerdos dictatoriales. Habrá gustos para todo, pero a mí me parece una buena idea el cambio, admiro al personaje y a la persona que le da ahora nombre: Lo conocí en un concierto por los años setenta en un colegio mayor, y desde entonces hasta que la vida se lo llevó, no se movió un ápice de sus principios e ideas, a parte de ser la única persona pública que se atrevió "en sede parlamentaria" que dicen ahora, a enviar a ciertos políticos a un lugar, que comparto con él, estarían mejor que en el poder...
Colegio Mayor Cardenal Xavierre
Bueno, pues salvado el nombre, el parque está prácticamente como estaba, algo más cuidado, en honor a la verdad, con algunos cambios, también de nombre: el pabellón Salduba, donde yo había jugado a balonmano, ahora de llama Perico Fernández, y el jardín botánico actual no consigo recordar como era, pero salvo replantación, creo que debería ser bastante parecido. 
También recuerdo haber presenciado en una de las calles que rodean la zona central del parque, una etapa contra-reloj de la vuelta ciclista a España. Creo que si no la ganó, era al menos el más conocido de los ciclistas un tal Txomin Perurena, o algo así...
Después del paseo por el parque dimos una vuelta por la plaza San Francisco y entrada de la zona universitaria. Tuve ocasión de ver, el Cerbuna, colegio mayor dentro del campus, el Nevada, excelente hamburguesería, aunque cambiada de sitio, el Munich, cerrado y con un cartel de alquiler: aquí comí por primera vez en mi vida un "chuletón". Una franquicia de marisquería que ocupa el lugar donde estaba la librería "más roja" de la ciudad en mis tiempos, el Faustino, restaurante que en aquella época no estaba a nuestro alcance y también La Rinconada de Lorenzo, que había estado una vez en 1974, gracias a la generosidad de un compañero portorriqueño de la Facultad, que cuando recibía dinero de sus padres, como era en cantidad, nos invitaba a comer en sitios de prestigio.
Las bombas del Pilar
Y ya por acabar fui al Xavierre, colegio mayor en que pasé los primeros años de universidad. Tampoco ha cambiado mucho: han hecho un polideportivo subterráneo y donde estaba el bar en que reinaba el Sr. Tomás, han hecho la sala de profesores.
En todo este recorrido llegó la hora de comer y después de ello, fuimos a descansar un poco en el hotel  en pleno Coso como dije antes. Tras un breve reposo, acudimos al Pilar que también es un lugar en el que una vez en Zaragoza es muy difícil dejar de entrar. Aproveché a parte de la vuelta habitual, para hacer una foto a las bombas que cayeron allí durante la guerra civil y que no explotaron, al parecer por gracia de la intervención de la Virgen. La hice para enviársela a Izarbe, que me dijo que no las había visto cuando estuvo en otras ocasiones. Luego me puso en lo cierto y parece ser que sí las vio en su ultima visita.
Después de dar unas vueltas por el centro de la ciudad y aprovechar para hacer algunas compras, hay una tienda que me encanta en la calle Alfonso y raro es pasar por allí y no mercar algo, nos encontramos con mi amigo Antonio, con el que habíamos quedado telefónicamente para vernos a la tarde y cenar juntos.
Monumento de Agustina de Aragón
Aprovechamos el tiempo que faltaba para la cena caminando por la ciudad para ver algunas cosas que se nos habían puesto en el punto de mira. Vimos el monumento homenaje de la ciudad a Agustina de Aragón, y descubrimos gracias a los conocimientos de mi amigo que en aquellos momentos, no fue solo ella la que se levantó contra el francés, sino todo un grupo de mujeres, de las cuales pudimos ver sus sepulturas en la iglesia de la plaza en que se encuentra el monumento a Agustina Zaragoza, que así se llamaba, pese a ser originaria de Fulleda, un pueblo de Les Garrigues, creo.
Seguimos el paseo pasando entre otros lugares por un hotel que no recuerdo, pero que estaba restaurado a partir de un edificio antiguo, creo que unos almacenes de la estación. También pasamos por el centro CaixaForum, lugar donde mis amigos suelen acudir periódicamente a tertulias culturales organizadas por diversas entidades. Finalmente pasamos por la Estación del Portillo, y aproveche para contarles una de las aventuras más curiosas de las muchas que me ocurrieron en los años que allí estuve viviendo. Era una tarde de 1974 creo, en que había una manifestación contra algo, nos apuntábamos a todas. En un momento vimos con mis amigos que nos perseguían "dos grises" (la policia de la época) y decidimos correr sin mirar hacia atrás cada uno en una dirección y yo lo hice hacia la Estación. Cuando llegué, casi asfixiado, recuperé la respiración e hice una evaluación de situación: Estaba delante de la estación y nadie venía detrás de mi, pero ah!, estaba justo delante del cuartel o lo que fuese de la Policía Nacional.
Ya digo, que nadie me perseguía, pero era tan grande el miedo a que te detuviesen, que me metí como un loco en la estación y de un salto subí al primer tren que estaba ya en marcha... Por suerte era un cercanías, y ya más tranquilo, me baje en Casetas, cambié de andén y de vuelta para Zaragoza y de nuevo al Colegio Mayor. Visto ahora es de risa, pero juro que yo pasé más miedo que otra cosa...
El grupo de COU de internos del Seminario
Hablando y paseando, nos fuimos acercando al lugar que yo había decidido que cenaríamos, no sin antes recoger a una de las hijas de Antonio, opositora ella y por tanto estudiando en la biblioteca hasta ya entrada la noche.
El lugar no era otro, que La Rinconada de Lorenzo, donde cenamos unas tapas, de las que no pudimos dar cuenta porque eran realmente abundantes y no era cosa de pasar mala noche por el atracón. Eso sí para ayudar tomamos unos digestivos después del café.
En la cena hablamos de lo divino y lo humano, de lo moderno y de lo antiguo y de lo bueno y lo malo. Una vez agotado "el procés", que allí lo viven de una manera distinta, con informaciones no siempre ajustadas a la realidad y que supongo que obedecen al interés del que las escribe. En cualquier caso la política no era el mejor cierre, así que haciendo memoria, Antonio y yo, ante la incredulidad del resto de la mesa nos metimos en faena y empezamos a recordar a la peña con la que habíamos pasado tiempo juntos en el Seminario. Yo pude rescatar una foto del dropbox en la que estamos el grupo que hizo COU, pocos días antes de abandonar para siempre el colegio.
Nos despedimos y nos retiramos, ellos a su casa, y nosotros al hotel. Al día siguiente tocaba comer en Terrassa con nuestros hijos y parejas respectivas.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Semana no santa

Así que llegó la Semana Santa, esa época vacacional en que todos aprovechamos para desperezarnos de nuestra hibernación particular y salir de nuestra madriguera, real o virtual.
Este año, al menos en lo personal sigue marcada por la convalecencia de la intervención y aunque todo va perfecto, la salida del invierno se hace un poco más lenta. De esta manera, tras la boda del hijo de unos amigos (Jose y Paco), aprovechando el estrés que esto supone a los padres y también el visto bueno del cirujano, decidimos los cuatro hacer una semana de "desestrés" y "deshibernación", que no coincidió con "la santa", pero sí dos después. Así nos lanzamos a una aventura terrestre, en coche, por tierras de Aragón y Cantabria, eso sí quemando neumáticos en otras comunidades pero solo de paso: Catalunya, Navarra, La Rioja, Asturias y País Vasco.
El Alcandre "crecido"
Las amenazas de tiempo lluvioso y desapacible no hicieron mella en nuestra determinación y el viernes nos plantamos en Fraga para cenar ¿cómo no? con nuestros amigos y amigas Pili, Luisa, Pedro y José Ramón que nos llevaron a un restaurante nuevo totalmente recomendable, que no me acuerdo como se llama, pero que está al lado justo del "Armando". No dio tiempo para muchas más cosas así que fuimos dormir a Villanueva de Sijena, donde Pili y yo tenemos una casa.
El sábado nos despertamos temprano y fuimos a desayunar al "Barbero", previo paso por la Panadería Rodellar, donde Pili compró unas magdalenas, de las que dimos buena cuenta. Luego después de saludar a mi hermana fuimos a dar un paseo por el Monasterio y los caminos cercanos al río, que como se puede ver en la foto, bajaba crecido como yo nunca había visto. Poca actividad vimos en los campos ya que las lluvias recientes los habían dejado tan "regados" que era imposible realizar ninguna labor en ellos. Algún paseante haciendo la ruta del "colesterol y el azúcar" y un grupo considerable de personas a la puerta del Monasterio, esperando la visita programada del mismo. Hay que pedir hora para verlo. En realidad creo que esto obedece a las pocas horas de visita disponibles a lo largo de la semana. A quien corresponda (Administración pública) creo que debería ampliar los horarios, aunque no sea del gusto de todo el mundo.
El paseo nos despertó, al menos a mí, el apetito. Sabía que mi madre había preparado una de las comidas que me gustaban desde mi infancia y que solo de tanto en tanto (años) podía degustar: Caracoles con patatas hervidas y ajoaceite. A Martín también le encantan y el resto comió con cierta resignación, aunque no pusieron excesivos reparos, de segundo había costillas de lechal y longaniza a la brasa, todo en la bodega del referido. Comimos mucho como de costumbre...
Por la tarde, tras una siesta reparadora nos acercamos a Sariñena, capital de la comarca de Los Monegros, dimos una vuelta por la villa, la verdad es que se acaba pronto, no sé ni si tomamos un refresco y volvimos relativamente pronto a casa, para preparar la cena, cuyo plato estrella era la panceta ibérica a la brasa, y poder ir pronto a dormir ya que el programa del viaje, nos obligaba a madrugar, pues en nuestra mente estaba llegar a comer a Cantabria.
Puerto pesquero de Santoña
Dicho y hecho, salimos temprano y por la carretera de Alcubierre nos plantamos en Zaragoza, que bordeamos por la circunvalación, y de la que apenas pudimos ver la silueta conocida de la basílica del Pilar, la menos frecuente por ser más nueva de la Torre del Agua de la Expo, y sobre todo el Ebro, que estos día andaba enfadado por la cantidad de aguas que tuvo que recibir, del cielo y del deshielo. Como muestra de su descontento había inundado todo lo que había encontrado a su paso, incluidas las zonas de la Expo.
Circunvalando primero Logroño y luego Bilbao, llegamos a la hora prevista al Parador Nacional de Limpias, primer día de alojamiento en la ruta de Santo Toribio de Liebana, que es como se llama el trayecto programado. Realizamos la toma de posesión de las habitaciones y nos fuimos a Santoña, a poco más de 12 kilómetros, para comer como estaba previsto en el plan. Es fácil de adivinar, a parte de otras cosas, comimos anchoas, excelentes por cierto. 
Hicimos una visita breve por el puerto, el centro peatonal y parte del paseo marítimo desde el que se veía perfectamente la playa de Laredo, visita que teníamos prevista para la tarde, y finalmente algo que no creía yo muy típico ni de la villa ni del región: la plaza de toros. Nos informaron "los guías" de la misma que allí habían triunfado todas las figuras del toreo, de lo que daban fe, los innumerables carteles de anuncio de los festejos desde tiempos lejanos: había uno de Manolete, pero no era de esta plaza. Donde ya no fuimos fue al Penal del Dueso, que también hizo famosa a Santoña en tiempo pasado por acontecimientos relacionados con la muerte de los Marqueses de Urquijo, y en concreto con la de uno de los autores, sentenciado pero no confeso.
A la tarde, visita al Paseo Marítimo y ciudad de Laredo, tal como habíamos previsto y tras una frugal cena a descansar al Parador.
El Capricho de Gaudí
Nos levantamos relativamente temprano, sobre todo si pensamos que se trataba de un viaje de relax y tranquilidad, pero es muy difícil negarse a la posibilidad de hacer visitas a lugares tan bellos y tan interesantes como los que proporciona la comunidad de Cantabria y eso que la mayor parte de las visitas eran paisajísticas y arquitectónicas. Así nos embarcamos tras el desayuno a la visita de la ciudad de Santander, callejeando por el paseo de Pereda y calles adyacentes, la plaza de Pombo y los edificios, que no por conocidos son menos dignos de visitar, entre los que pudimos ver como novedad, puesto que nuestra última visita no estaba, El Centro cultural Botín.
En este paseo relajado se fue haciendo la hora de comer y preferimos arriesgarnos a hacerlo en algún sitio más pequeño y nos dirigimos a Suances. La elección fue acertada sin duda, encontramos, en honor a la verdad gracias a las opiniones de Google un restaurante a pie de playa, el  Nuevo Balneario, creo, en el que pudimos degustar una lubina al horno excelente, y Paco y un servidor no pudimos resistirnos a unas alubias con bacalao y gambas: ¡Buenísimas!. Lo regamos con un vino blanco del Somontano, chardonnay y gerwutztraminer: Glàrima de las bodegas Sommos. (en fabla aragonesa significa lágrima).
Terminado el ágape nos dirigimos a Santillana del Mar, donde teníamos la reserva para la noche, y tras un pequeño paseo por el pueblo, decidimos irnos Comillas, con el fin de poder visitar la ciudad, sede de la Universidad Pontificia y del Capricho de Gaudí, al parecer primer encargo y obra del genial arquitecto y visto lo visto es que para ser una opera prima, el joven ya prometía...
Cena frugal en Santillana y descanso previo a la salida del día siguiente que promete entre otras cosas kilómetros de carreteras no especialmente buenas.
Entre la cosas que prometía el día ya iniciado, estaba la visita a la réplica de las Cuevas de Altamira, que se ha dado en llamar la Capilla Sixtina del arte rupestre. La visita es dirigida por un guía que se empeña reiteradamente en recordarnos que el sí ha visitado la auténtica, y que la visitará el próximo viernes con cuatro afortunados. Son los que dejan entrar cada semana y por sorteo. Bueno, salvado este detalle, el hombre se esmera también en que todos nos enteremos de la trascendencia de la cueva, tiene razón, preguntándonos como nos llamamos y dirigiendo sus preguntas retóricas por nuestro nombre de pila... En todo caso la experiencia es satisfactoria, aunque el referido un poco peculiar.
Después de pasear por el entorno, magnífico por cierto, encaramos hacia Potes, donde una vez salvadas las carreteras de acceso a la villa, nos esperaba un entorno no menos magnífico del que disfrutamos en Altamira.
Puerta del Monasterio de Santo Toribio
Encontramos en la zona peatonal y más antigua del pueblo un restaurante en el que alguno de los viajeros no pudo obviar pedir un cocido liebaniego (no fui yo), y tras un breve reposo con un digestivo, nos dirigimos a Mogrovejo, un pequeño pueblo con una Torre de interés y una iglesia pequeña y coqueta que un vecino tuvo a bien abrirnos, después de las eficaces gestiones de Paco.
La visita nos sirvió para hacer tiempo hasta la hora en que abría el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, que estaba en los últimos días antes de cerrar el año jubilar y de paso la puerta que no se abrirá hasta el próximo.
Destaca el maravilloso entorno en que esta ubicado el templo, que da una sensación de tranquilidad y recogimiento, aunque esté algo diminuido por el peaje que supone tener muchos visitantes (aparcamientos de coches y autocares, servicios, bar, etc...).
Ya en el interior del monasterio destaca la capilla en la que se encuentra el "Lignum Crucis", que según nos explica uno de los monjes que allí viven se trata del mayor trozo en la actualidad de la cruz que llevó Jesús al monte donde fue crucificado según la tradición cristiana.
También nos explicó los diversos avatares que tuvo que pasar la madera para llegar justamente allí, al monasterio en que nos encontramos, de manera que resultase creíble el periplo de la cruz. Porque tiene mérito llevarla desde Palestina hasta aquí, en los tiempos que se hizo. A pesar de todo, una vez acabada la disertación del monje, había que pasar a besar la cruz, y por aquello de "haz lo que vieres" nos pusimos en la cola y participamos en la Adoración.
Después de esta experiencia religiosa y de disfrutar un poco más del paisaje que rodea el monasterio, nos pusimos en marcha hacia Fuente De por unos caminos angostos y tortuosos que nos llevaron hasta el espectacular circo en cuya base está instalado el Parador de Turismo.
Tras los trámites de toma de posesión de las habitaciones, salimos a dar una vuelta, casi bien un paseo reparador en un entorno impresionante, con los restos de la nieve en los sombríos y los pequeños saltos de agua por las rocas, producto del deshielo reciente.
La vista desde la ventana de la habitación
Paco, que es el más montañero y atrevido del grupo se lanzó a la conquista de las rocas y pudo llegar hasta el inicio de una de las cascadas. Luego una vez retornado al grupito paseamos por la base del circo, sobre una hierba verde y algo húmeda y acompañados a distancia por un grupo de caballos, que creaban una atmósfera casi idílica y sobre todo relajante.
La curiosidad nos llevo a las instalaciones del teleférico, que a estas horas ya estaba cerrado pero que nos sirvió para conocer un joven aficionado a los deportes de riesgo: era madrileño, vivía en Huesca y trabajaba a temporadas en Cataluña. Nos impacto mucho el programa que tenia para el día siguiente, pues pensaba lanzarse desde arriba de la montaña con un traje de esos que vuelan como si se tratase de ardillas voladoras. Lo vimos especialmente peligroso, y por ello nos estuvo explicando con todo lujo de detalles como se ha de hacer para restar peligro y que el vuelo sea seguro. A pesar de todo nos acabó reconociendo que algo de peligro sí que tenía...
Nos fuimos a cenar, un poco preocupados por nuestro joven amigo, que fue el tema de conversación de la mesa. Aprovechamos para celebrar un aniversario durante la comida y nos fuimos a descansar pronto, porque el día siguiente, había que volver a casa y eso eran un montón de horas de viaje.
Fin de las operaciones.

sábado, 24 de marzo de 2018

Joan y el paréntesis

La intención de esta entrada, tan separada en el tiempo de la anterior, y que quería dedicar a mi amigo Joan, que se ha incorporado al selecto club de "sesentones" del grupo de colegas y otras hierbas, se ha visto como digo retrasada por un pequeño paréntesis. Una intervención quirúrgica, que hacía tiempo que tenía que someterme, por gracia de mi cirujano vascular se ha producido el pasado 20 de febrero.
Joan y yo
No es que fuese algo grave, un poco complicada sí, y tenía que pasar obligatoriamente por un preoperatorio, la intervención, el postoperatorio y la convalecencia. Hoy, aún sin acabar la convalecencia estoy realmente bien, y dispongo de un trozo de aorta y arterias ilíacas perfectamente nuevas, que vía prótesis han sustituido las que tenía en malas condiciones. El inconveniente final es que la Semana Santa será de convalecencia y me quedaré en casa viendo llover, al paso que vamos.
Pero a lo nuestro, que la historia era hablar de los 60 años del colega. Como no podía ser de otra manera nos reunimos para la celebración en un restaurante, pequeño y acogedor, que ocupamos prácticamente todo, lo que nos dio más facilidad para montar numeritos una vez acabada la cena. Por cierto el restaurante se llama El Tros y la comida es excelente, así como el servicio y el ambiente.
Los comensales
Una vez acabada la cena pasamos a los regalos y festejos posteriores: Yo, me atreví a hacer una especie de monólogo, relacionado con la edad y el individuo, algo menos de 2.000 palabras de las que solo transcribo algunos párrafos de las mismas: "... No sabía bien por dónde empezar y pensaba hacer una biografía más o menos divertida del “querubín”, pero para ello no tenía ningún dato de su infancia, salvo los que me ha contado él, o sea casi nada, solo unos pocos de su paso por la Facultad de Medicina de Zaragoza, pues apenas compartimos techo unos meses y luego los de los últimos años, desde que nuestras hijas coincidieron en el cole, que sirvió para empezar una amistad que perdura hasta la fecha: muy importante en este proceso inicial fueron los huevos fritos con puntilla, y algunos otros aspectos culinarios."
Joan nació en un pueblo de Lleida, en aquel entonces Lérida, que se llama Juneda. "... Qué decir de Juneda? Pues un pueblo de casas antiguas restauradas, algunas que supongo te sonarán: la Bragós, la Freixes, la del Sec de l’Albi, la Sapriá, … y un poco más modernas, la Fusteret, la Sabatera, la Tomaset, la del Metge y la del Barber.
Y alguna cosa de gran interés, cada año hacen un concurso de Cassoles de Tros, un plato bien típico de la zona, pero que en el caso de Juneda se caracteriza por utilizar solamente carne de cerdo, hacerla en olla de barro y sobre un fuego con tres pies.
Los ojos
Por cierto lo del restaurante que estamos tiene algo que ver con esto del tros? O es pura casualidad? Casualidad no sé si lo es o no pero, justo en el año de 1958, el insigne Dr. Barraquer descubrió un fermento que permitía sacar la catarata entera: Premonición?"
Ni que decir tiene que Joan es oftalmólogo y familia de oftalmólogos, así que la coincidencia con su año de nacimiento 1958, seguro que algo tiene que ver.
Para finalizar el monólogo hice un alegato con más o menos fortuna a la amistad que nos une para proceder después a la entrega de regalos: "... De niño, no lo conocí, de adolescente tampoco, de joven un año como mucho, y ya de adulto, desde el huevo frito, hace poco más o menos quince años. Pues a pesar de ello creo que somos amigos de toda la vida y la reflexión que quería hacer es que para ser amigos no hace falta vivir juntos toda la vida, ni conocerse desde que las madres coincidieron en la preparación al parto. A menudo es suficiente con haberse emborrachado juntos alguna vez y cantar al unísono el “Asturias, patria querida”.
Los ojos
Y la idea final, es que lo que ayuda en realidad a mantener una amistad es compartir instintos básicos, o sea, chuletones, alubias, huevos, panceta, bacalao, etc., etc. Por qué pensabais sino que celebramos su cumpleaños en un restaurante…?
Feliz 60 cumpleaños, y bienvenido a un selecto club del que ya no saldrás aunque quieras: “Los Viejos” se llama".
Tal y como decía procedimos a la entrega de regalos. El grupo se rascó los bolsillos y le obsequió un maravilloso iPhone, el 8 u 8 y pico, no sé...
Pili se atrevió con algo más original. Dibujó al carboncillo los ojos de su familia, Gabi, Ana, Ana y él mismo, y se los regaló perfectamente enmarcados y prestos a ser colgados en una de las paredes de su casa. Fue un regalo muy emotivo y de valor no calculable.
Por fin y aunque con un poco de retraso le llegó el regalo de su familia próxima, mujer e hijas, y aunque en un primer momento le resulto sorprendente y le dejó atónito, sé de buena tinta que hoy lo está disfrutando como un niño con zapatos nuevos: Un Toyota RAV4 híbrido.

Bretaña y las Islas del Canal. Y parte Cinco

Nos despertamos, como casi siempre a buenas horas, o sea temprano y tras hacer el "check-out", por cierto que tenían todo el siste...