sábado, 26 de enero de 2019

Personajes y albalatilleros III: Chamorro

Fuegos de artificio de la época
Manuel, es el padre de Manuel Pueyo, amigo y colega de muchas aventuras, y que supongo que algún día también formará parte de esta serie por méritos propios. Pero hoy toca hablar del padre.
A Manuel todos le llamábamos cariñosamente Chamorro o Cham. Este último porque fue o el seudónimo o el nombre de guerra que utilizó en una de sus actividades: la de periodista deportivo, autor de las crónicas del "glorioso" Albalatillo Club de Futbol entre los 70 y los 80. Lo de glorioso creo que nos lo ha robado el Deportivo Alavés... Bueno a decir verdad ellos lo utilizaron primero, pero no es menos verdad que cuando lo empecé a llamar así, no sabía lo del equipo vitoriano.
Los primeros recuerdos que yo tengo del personaje son casi mágicos: Un ser que salía de debajo de los maderos de los fuegos artificiales del final de la fiesta, envuelto en una nube espesa con olor a pólvora. Era una visión entre duende del bosque y de la lámpara maravillosa y el hecho que saliese año tras año indemne del peligro que suponía, al menos a mí me lo parecía, estar debajo de tanto fuego y tanto ruido le confería un poder casi sobrenatural. Insisto al menos a los ojos de un chaval de la época sin google, ni internet...
Con el paso de los años y con la amistad de su hijo Manolo, el conocimiento fue más importante, pues en muchas ocasiones habíamos acudido a la carpintería que tenía en su casa de la calle de la cantera. Para mi era hipnotizante como iba elaborando la tablas en una máquina de serrar, que a mi se me antojaba muy peligrosa y que emitía un sonido chirriante muy característico y disparaba a gran velocidad el serrín que desprendía de las tablas.
Zaragoza Deportiva
También era emocionante pensar la cantidad de espadas y demás utensilios de madera que mi amigo se podría fabricar y que de hecho se fabricó y con los que luego jugábamos "a guerra" en una zona del pueblo, que se llamaba "Los Piconetes", y que era ideal para todos aquellos entretenimientos infantiles.
Recuerdo una anécdota de aquellos tiempos, en que en una de las aventuras, alguien se dio un golpe y le comenzó a sangrar la nariz, nada serio y sin grandes problemas. A otro se le ocurrió que podíamos manchar la punta de la espada de madera con la sangre del amigo. Luego fuimos hacia el pueblo y al primer adulto que se cruzó en nuestro camino le explicamos que habíamos atravesado con la espada un jabalí o una liebre, no recuerdo, y que se nos había escapado herido o herida. Obviamente no nos creyó. No recuerdo exactamente quien éramos los personajes, aunque los intuyo, pero para no faltar a la verdad no lo pongo.
Hecho este paréntesis, que poco tiene que ver con nuestro personaje, el siguiente recuerdo de Manuel, es el incansable trabajo que llevó a cabo, sobre todo a nivel administrativo, para sacar adelante el equipo de futbol. Era secretario de algo que creo que se llamaba la Hermandad de Labradores y dominaba bien las gestiones oficiales y la máquina de escribir lo que nos proporcionó una ayuda inestimable e imprescindible en todo el proceso. Y eso al margen del oficio que luego desarrolló de periodista, contando y publicando en la "Zaragoza Deportiva" todos los triunfos y derrotas del equipo, siempre con un sentido de la justicia e imparcialidad que ya querrían para sí los actuales "popes" de la información deportiva de este país.
Urna elecciones al Senado
También recuerdo con especial cariño y gratitud lo mucho que me ayudó en las primeras elecciones democráticas de este país, después de la guerra. Era en 1977 y entonces yo tuve la obligación legal de ser Presidente de la Mesa Electoral del pueblo.
Nadie sabía nada de elecciones, así que siguiendo las instrucciones por un lado de la Guardia Civil y por otro con alguna consulta con la Junta Electoral de Huesca, las cosas pudieron salir adelante.
En este proceso nuestro personaje era apoderado o inspector o lo que sea de uno de los partidos, junto con otros dos vecinos que lo eran de otros. Me comento que el había estado en el referéndum del 69 de la ley de sucesión a la jefatura del estado, que se vendió a la gente como un plebiscito al Jefe del Estado del momento: Franco Sí o Franco No. El resultado fue del 99% a favor del Sí. (Demasiadas coincidencias con los resultados de algunas consultas actuales?).
Bueno pues Manuel con su conocimiento me ayudo en las dudas, a la hora de rellenar las actas, a hacer el escrutinio y a publicar y trasladar los resultados y sobre todo a encontrar a vecinos en el censo electoral.
No sé bien que especie de "manía" tenemos en nuestro pueblo por cambiar los nombres a la gente: Nicasio por Fermín, Alfredo por Agustín, José por Eduardo, etc. Bueno algún día habrá que mirar la genética, a ver si hay otro gen albalatillero a parte del de llamada a las fiestas.
Lástima que este personaje nos dejara demasiado pronto, llevado por una enfermedad a la que con lo mucho que se avanza, somos incapaces de hacer frente.

lunes, 21 de enero de 2019

Personajes y albalatilleros II: Don Simón

Ahora ya sí inicio las serie de personajes y albalatilleros que se ajustan al perfil que explicaba en la primera entrada, es decir con un cierto grado de anonimato para la mayoría de la población pero no así para los que compartimos el honor de ser también albalatilleros y también una cierta edad. Repito lo de la primera entrada de la serie: ojalá algún joven descubra a estas personas, que a mi parecer, merecen ser conocidas

Don Simón (maestro de escuela)


Una escuela de los años 50
Ya tiene mérito que el primer personaje de los que llamo anónimos, que me viene a la memoria sea alguien, que no nació en Albalatillo: Simón creo que nació en Castejón de Monegros, aunque desde muy joven se vino a vivir a Albalatillo para ejercer el noble oficio de maestro rural en una época difícil para los maestros y en general para todo el mundo de la zona. Y si no nació, pues vivió hasta una edad de tres dígitos en el pueblo, donde en la actualidad descansa junto a su esposa. Curioso: Doña Simona.
Tengo un vago recuerdo, cuando mi padre, también alumno suyo, me llevó a su casa, en la bajada al río, para proponerle mi incorporación a la escuela. No sé los años que tenía pero creo que le parecí demasiado joven para empezar, pero no obstante a él tampoco le venía de uno más. Así conocí a nuestro personaje.
Ya en la escuela, la sorpresa fue mayúscula. Todos estábamos juntos, de 4 a 14 años, o quizá menos y todos "estudiábamos" a la vez. Don Simón apenas podía controlar la situación pues los mayores se desmadraban y los pequeños no sabíamos que hacer, excepto el breve rato en que se dedicaba a intentar que aprendiésemos a leer y a escribir, cosa que los mayores ya dominaban.
Algo llamativo para mí, no solo en aquellos días, sino incluso en la actualidad fue descubrir a que se debían las prisas con que a la una en punto nos soltaba a la calle a todos, cortando en seco cualquier actividad que estuviésemos haciendo. Tenía un huerto, que debía cultivar y cuidar para poder ayudar al exiguo sueldo de los maestros en aquella época. Hoy todavía parece que no hemos superado esa barrera salarial, si se tiene en cuenta la faena que hacen.
Tareas del campo de la época
Parece ser que se iba directamente al huerto, donde Doña Simona le acercaba un bocadillo a modo de comida, y él, sin más medios que una azada (en mi pueblo, jada) tenía el campo en perfecto estado y se nutría de todos las verduras y hortalizas que su subsistencia necesitaba. Recuerdo también que en los meses de mayo y junio antes de las vacaciones volvía a las tres de la tarde a reanudar las clases sudado como un pollo y lleno de polvo: Venía directamente desde el huerto sin pasar por casa.
Supongo que, gracias a su paciencia y dedicación fui aprendiendo a leer y a escribir en aquellos años como he dicho difíciles, pero que para un niño como yo no tenían gran dificultad: comer, jugar e ir al cole, que a mi me gustaba. Muchas fueron las travesuras que recuerdo de aquella época, todas bastante inocentes hay que decir, aunque alguna con cierta "mala baba", pero como que es sabido que la memoria nos engaña a los seres humanos, acabamos haciendo un correlato de las épocas anteriores bastante agradable y hasta feliz.
El final de la vida laboral de Don Simón coincidió con la llegada de un jovencísimo maestro de Huesca, Miguel Angel, que inició una "reforma pedagógica" en aquella escuela de pueblo que para alguno de nosotros, especialmente para mí, supuso una gran oportunidad.
Don Simón, ya liberado de los deberes laborales y con una jubilación, supongo que pequeña como las de aquel momento, aunque creo que esto también sería aplicable a nuestro glorioso siglo XXI, se dedicaba al huerto y a pasear por el pueblo, no como algún día nos había comentado que lo haría con un sombrero y un bastón, pero al fin y al cabo a pasear sin otro motivo disfrutar.
Albalatillo en el siglo pasado
Así fueron pasando los años de aquel maestro, hasta que ya centenario dejo este mundo, quizá un poco mejor de lo que lo encontró y como todo en la vida, es decir con luces y sombras nos dejó un recuerdo amable.
Tengo que añadir, sobre todo por el agradecimiento que se merece por mi parte, que cuando acabé de estudiar en la Facultad de Zaragoza se presentó en nuestra casa y me regaló un estupendo maletín que conservé con gran cariño y que utilicé además en el ejercicio profesional los primeros años, hasta que un "desalmado" me abrió el coche y me robó todo lo que tenía dentro, incluido el maletín.
Creo que el se sentía orgulloso de los alumnos que tuvo y de ver como iban saliendo adelante. Nosotros también nos sentíamos orgullosos de él, que nos facilitó los primeros pasos en nuestra formación personal, aunque como suele suceder a menudo con nuestros maestros, no solemos decírselo casi nunca o casi siempre tarde.
En mi caso sirva este recuerdo de agradecimiento. Bueno..., un poco tarde también.




domingo, 20 de enero de 2019

Personajes y albalatilleros I: Alberto y Aurelio

Romance de Albalatillo
Estoy intentando hacer una breve reseña de personajes de Albalatillo o vinculados a él, que muy probablemente no saldrán en ningún libro de historia, pero de los que he aprendido algo, poco o mucho es igual. Se trata de personas anónimas para el mundo mundial, pero que cualquier albalatillero de una cierta edad, que pueda leer estas líneas los podrá reconocer. Y si alguien no los reconoce por su edad, me queda la ilusión o consuelo que habré colaborado en darlos a conocer.
La lista será corta o larga en función de la memoria, la mía y la que pueda consultar de la gente que los conoció mucho más tiempo que yo. Y los datos, abundantes o escasos en función de los mismos parámetros. Así que no sé si serán uno o dos por entrada.
Hecha esta introducción, como albalatillero tengo que empezar esta serie con dos personajes que se escapan del perfil que he descrito, básicamente porque sí saldrán en los libros de historia y en las enciclopedias y para nada son personas anónimas. Me refiero a Alberto  y Aurelio. Y seguramente me será muy difícil explicar algo que ya no se haya dicho o algo que no se haya celebrado de ellos.


Alberto. Notario y político

Aunque creo que nació en Sariñena, nadie puede poner en duda la pasión por Albalatillo de este ilustre personaje, ganador de oposiciones a notario en Madrid, número uno de su promoción. Después entró en la política, seguramente llevado por el afán de ser útil a la sociedad y poder aportar sus conocimientos al desarrollo de un país en pañales, en el tiempo que estuvo en activo. Cargos como director general del instituto para el desarrollo agrario siguieron avalando su interés por el medio rural. Fue diputado y senador por UCD y creo que también con el CDS.
Publicación de Alberto
Ahora bien, el Alberto que encaja en esta serie es el albalatillero que no faltaba ni un solo año a las fiestas de Santa Margarita, el que ayudó en todo lo que pudo a los hijos del pueblo, en lo que honradamente pudo. El que trajo todos los veranos a sus hijos al pueblo para que disfrutasen del mismo y descubrieran otros mundos distintos de la gran ciudad, en la que vivían habitualmente.
Con nosotros, sus paisanos siempre fue cordial y accesible, desde jóvenes a mayores, y abierto a cualquier conversación y dispuesto a ofrecer su lado más influyente en la defensa del medio agrario del que procedía. Tuve ocasión de contrastarlo con él en una conversación cuando ya estaba muy mayor, pero aún le quedaba ese espíritu para ilusionarse en cualquier iniciativa al respecto. Compartí con él y con otros muchos el gustazo de ser pregonero de las fiestas de Albalatillo.
El último contacto con su figura, fue en Elizondo, lugar de donde era originaria su mujer, donde yo pasaba unos días de vacaciones y en el recorrido literario de una novela de éxito, La Trilogía del Baztán, pude ver su sepultura junto a la de su esposa. También coincidí allí y en aquel momento con uno de sus hijos que había ido de visita. Era el día de Todos los Santos.

Aurelio. Médico Urólogo y profesor de Universidad

Nació en Albalatillo, aunque pronto se fue a estudiar fuera, hasta el año en que acabó los estudios de Medicina en la Universidad de Zaragoza. Luego se fue a especializarse en Urología a Nueva York, donde realizó parte de su carrera profesional hasta el año en que ganó la cátedra de Urología de la Universidad Complutense de Madrid.
La vida científica y profesional de Aurelio es inabarcable: publicaciones, ponencias, premios, reconocimientos, acción divulgativa en televisión y otros medios, etc, no cabrían en una entrada como esta y son más que conocidos por toda la comunidad científica de este país y del mundo entero.
Como el anterior personaje, también hay un Aurelio albalatillero, que en el momento en que regresó de los Estados Unidos ya no faltó a la cita de las fiestas, hasta que la edad y la salud se lo han impedido. También el profesor se ha desvivido por ayudar a cualquier vecino que ha necesitado de su sabiduría y técnica en las enfermedades que haya podido padecer.
Especialidad de Aurelio
Yo tuve una primera aproximación a él en una clase magistral que pronunció en el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona sobre la Impotencia. Una vez acabada y tras las respuestas de rigor a las preguntas de los ilustres asistentes, yo, un novato en la profesión me armé de valor y venciendo mi timidez, me acerqué a él y no le hice ni una sola pregunta, le dije: "Buenas tardes, profesor, solo quería saludarle porque soy de Albalatillo".
A partir de aquel momento, dejando a un lado al resto del personal, empezó a preguntarme de todo y a dedicarme más tiempo que a muchos de los asistentes: de quien eres hijo? dónde has estudiado? qué haces? vas a menudo al pueblo?, etc... Puedo decir que en aquel momento se acabó la ciencia y empezó la pasión por el pueblo. Para mí será inolvidable este encuentro.
Luego las coincidencias han sido distintas, igual de agradables y divertidas para mí. Hemos coincidido durante las fiestas y también he compartido el honor de ser pregonero con él y el de comernos unas judías con oreja y chorizo en uno de los muchos almuerzos organizados en el pueblo.
Cuando escribo estas líneas, las noticias que tengo es que una enfermedad neurodegenerativa lo mantiene algo alejado de la vida social.



jueves, 10 de enero de 2019

Irurtzun (Navarra)

Después del estrés de la Navidad, al que había precedido el de las obras de la casa del pueblo, optamos con Pili por una especie de desintoxicación de fiestas, obras y lugares cotidianos para hacer una escapada a la llamada Navarra Húmeda. Aprovechamos así una excelente oferta de una web de la materia y llegamos a Irurtzun.
Las Dos Hermanas
Se trata de una localidad de algo más de dos mil habitantes, situada entre Pamplona y Donosti en la comarca del Valle de Arakil al pie del paraje conocido como las Dos Hermanas. Se trata de dos montes, casi gemelos por su apariencia, y que entre los dos circula la autopista que une las dos ciudades referidas y también entre ambas se encuentra el municipio de Irurtzun.
La intención inicial era hacer un par de recorridos por la zona, pero nuestra falta de previsión, nos dejamos en casa las botas de montaña, a pesar de sí haber incluido en el equipaje la ropa adecuada, nos llevó a hacer recorridos algo menos complejos e incluso alguno con el apoyo inestimable del coche.
Así pues, una vez instalados en el hotel, nos lanzamos, tras un breve reposo a la conquista del camino que llevaba a la ermita de San Miguel de Aralar. Siguiendo las instrucciones de la amable recepcionista del hotel accedimos a la carretera que va por Madotz, buen paisaje pero excesivamente estrecha y teniendo en cuenta las vistas una vez en la ermita, quizá sea más práctico ir por la autovía hasta Lekumberri y allí coger el desvío hacia Baraibar para seguir luego hasta San Miguel. Ni que decir tiene que este camino lo hicimos en coche, pues para hacerlo a pie era excesivamente largo.
Esplanada de San Miguel de Aralar
La ermita que es preciosa, está dedicada a San Miguel, que según cuenta la leyenda, ayudo a Teodosio de Goñi a desembarazarse de un dragón y de unas cadenas. Según la misma, el tal Goñi, regresaba de las cruzadas y un diablo disfrazado de ermitaño le dijo que su mujer le engañaba con un criado. Enfadado y colérico llegó a casa y con su lanza atravesó a las dos personas que yacían en su cama sin percatarse que a los que mató fue a sus padres. El castigo divino fue que tenía que vagar por el monte con una cruz a cuestas, atado con unas cadenas hasta que estas se rompiesen y pudiese liberarse. Por los montes de Aralar se le apareció un dragón y entonces invocó al arcángel San Miguel, que acudió presto, y lo libro del dragón y las cadenas. El resto como siempre, Goñi erigió una ermita en honor a su libertador y dejo las cadenas, por debajo de las cuales hay que pasar tres veces para librarse de malos augurios.
Lástima que leímos la leyenda después de salir de la ermita y no pudimos hacer el ritual. Otra vez será...
Con un viento helador y un frío que apenas podíamos combatir con nuestras ropas, fue cayendo la tarde y sin casi darnos cuenta era de noche, así que después de un breve paseo por la zona volvimos al hotel, donde nos esperaba una cena gastrónomica de degustación que iba incluida en el paquete turístico. Lo mejor la chistorra, un paté casero y el pastel vasco de postre.
Chupito y a descansar que mañana toca excursión circular sin soporte mecánico.
Amaneció, más o menos con la misma temperatura que nos acostamos, bajo cero, poco, pero bajo cero. Tras un desayuno completo también incluido en el paquete salimos dirección a Lekumberri, esta vez por la autovía y nos desviamos dirección a San Miguel, para abandonar en pocos kilómetros la carretera y desviarnos hacia Iribas. Allí aparcamos el coche y tras unas pequeñas dudas encontramos el inicio del sendero.
Nacedero de Iribas
El camino estaba muy bien señalizado y durante la primera parte compartía ruta con un GR. Luego se desviaba de él hacia la izquierda y hacia abajo. En esta bifurcación se acabó el sol, que era realmente agradable y templador, para pasar a un camino a la sombra, muy bonito, pero completamente tapado por la escarcha y posteriormente helado por las bajas temperaturas. Así llegamos al nacimiento del río Larraun, aquí lo llaman Nacedero y esta compuesto por varios torrentes que colaboran en su crecimiento: estuvimos en tres, Iribas, Sumidero y otro que no me acuerdo y de difícil pronunciación.
El camino es muy ameno por los continuos cambios de senda, por los paisajes y por lo recogido del mismo, como si estuvieses aislado del resto del mundo rodeado de bosque y de escarcha... Difícil de perderse si sigues bien las marcas y alguna parte algo deteriorada por el paso del tiempo y el no demasiado mantenimiento. Como postre al sendero que durante todo su recorrido es de bajada, al final te regala una pequeña ascensión, sin excesivos problemas, para llegar al inicio del recorrido ya que se trata de una caminata circular.
Sin perder tiempo apenas, nos dirigimos a Zarautz, lugar que habíamos escogido para comer. No pudo ser en el Arguiñano, porque estaba cerrado por vacaciones. Ya lo sabíamos antes de salir, pero siempre que hemos estado en el País Vasco, hemos comido muy bien y casi en cualquier sitio hasta el punto que resulta difícil equivocarte a la hora de elegir: la oferta gastronómica es tan variada y tan rica...
Playa de Zarautz
Pese a todo, antes de tomar una decisión "googliana", utilizamos métodos de cuando íbamos de viaje y no existía esa opción. La cosa no es compleja: Basta con dos preguntas claves a cualquiera que pase a tu lado cuando vas caminando: ¿Es usted de aquí? ¿Dónde se puede comer bien?. Preferible que la primera sea afirmativa, que ayuda a no equivocarte. En general no necesitas muchos intentos, a la primera encontramos lo que buscábamos y hasta nos hicieron una disquisición acerca de los precios y de la distancia de su recomendación.
Acertaron de pleno, tanto en la calidad de la comida como en el coste. Destacar un variado de setas salteado con gulas y gambones. Excelente.
Antes de comer habíamos paseando por la playa y después decidimos dar un paseo más interior, para ver un Belen gigante, que estaba cerrado pero que pudimos observar a través de las vallas y sin perder mucho tiempo fuimos a buscar el coche, pues en el parking nos advirtieron que a partir de las seis no podríamos sacarlo pues se cerraban las calles para permitir el paso de la Cabalgata Real, que había de repartir los regalos a los niños y no tan niños de Zarautz.
Aún nos dio tiempo de llegar a Irurtzun y ver a los Reyes Magos, que estaban repartiendo los regalos a los niños en la iglesia del pueblo.
Después de tanto jolgorio real, y con escaso apetito decidimos comer algunas tapas, antes de retirar al hotel. Ya se sabe que yo no perdono una comida, pero la del mediodía estuvo tan bien que solo pedí tres medias raciones... Tuve que rectificar y suplicar que se llevasen una. Con dos medias fui mas que sobrado...
Iglesia de Irurtzun
La mañana siguiente, la aprovechamos para dar una vuelta por el pueblo, visitando la iglesia, un pequeño parque e intentando buscar la salida de otro sendero: El Balcón de los Buitres y las Dos Hermanas se llama. Es también circular pero demasiado empinado para atacarlo teniendo en cuenta que nos esperaban unas cinco horas de viaje de vuelta a casa.
Así que ni cortos ni perezosos nos subimos al coche y empezamos el viaje de vuelta, en el que dadas las características del mismo, nos coincidió la hora de la comida cerca de Fraga y como que en algún sitio había que comer, llamamos a nuestros amigos Luisa y José Ramón, que allí viven y los liamos para comer algo en el Armando. Buenos amigos y colegas que renunciaron a una paella casera para acompañarnos a nosotros. De premio, una mesa de conocidos suyos que están celebrando la festividad y se habían llevado un roscón de Reyes, nos invitaron a participar con ellos en el consumo del referido pastel.
Después, carretera y manta y sin prisa pero sin pausa a casa.
Fin de la escapada.

Bretaña y las Islas del Canal. Y parte Cinco

Nos despertamos, como casi siempre a buenas horas, o sea temprano y tras hacer el "check-out", por cierto que tenían todo el siste...