lunes, 7 de septiembre de 2020

Verano 2020. COMIDAS Y BEBIDAS BAJO CONTROL

Me resulta especialmente difícil poder hacer una entrada de este verano de 2020 y no por el maldito coronavirus, sino porque una enfermedad cruel nos ha dejado a nuestra familia sin una persona vital, luchadora y siempre con una sonrisa por delante. La injusticia de estos acontecimientos te encoge el alma y te deja casi sin ganas de hacer nada. Comparto esta noticia por aquello que dice que las alegrías compartidas aumentan y las penas disminuyen con el ánimo de que sea verdad y podamos aplacar la nuestra. En cualquier caso, Carme, descansa en paz, siempre estarás en nuestro pensamiento. 
El RABO DE TORO
Hecha esta previa, el verano tenía que ser el que acabaría la dichosa pandemia y podríamos empezar a pensar en volver con cierta normalidad a nuestras vidas. Lo atrevida que es la ignorancia, al menos la mía en pensar semejante idea. La realidad es que las cosas han ido creo que a peor y si no se remedia pronto cambiará nuestras vidas de manera poco alentadora, pues nos quitará los abrazos, los achuchones y esas reuniones, cenas, fiestas, etc. en las que tan a gusto me siento. 
Con estas premisas, y después de celebrar mi 65 cumpleaños, nos fuimos a Villanueva de Sijena, lugar como se decía entonces libre de COVID, cosa que fue un espejismo pues en breve dejó de serlo y se incorporó como el resto del país a zona no-libre. Las restricciones fueron llegando primero a los territorios cercanos, Bajo Cinca, Litera, etc... y finalmente llegó a Los Monegros, con lo que los planteamientos iniciales fueron cambiando y adaptándose a la nueva realidad. Se suspendieron todas las fiestas donde hemos pasado veranos inolvidables y nosotros por nuestra cuenta suspendimos el viaje que teníamos programado a Castilla-León y Galicia, aunque con la idea de hacer escapadas breves, 1 ó 2 días a las zonas que se pudiese y nos apeteciese.

LOS GINTONICS
Uno de los grandes eventos de las fiestas son las cenas, así que este año no podíamos pasarlas por alto, pues el menguado número de miembros, seis el día que más, no contravenía ningún precepto de la normativa de confinamiento, sobre todo pensando que se harían en domicilios particulares: el de María Luisa y Jose Ramón, el de Marta y el nuestro propio. Era como tener tres bares a los que acudir durante prácticamente todo el verano. Los primeros encuentros fueron para hacer los gintónics nocturnos a falta de Barbero y de Club, así que si no cada noche, muchas después de cenar nos reuníamos para ese menester y charlar hasta las tantas, cosa que rompió mi intención de ir a caminar cada mañana a las siete (después el calor desaconseja tal actividad), de manera que rompiendo esa recomendación fui a caminar no cada día y los que fui, como pronto a las nueve...

Caracoles
LOS CARACOLES
Por fin, llegó la primera cena a finales de julio, que como se verá la cogimos con ganas, pues parece del todo exagerado el menú elegido: ensalada de rúcula, pera y parmesano, obra de Pili, pica-pica con jamón, embutidos y queso, perfectamente preparado por María Luisa y rabo de toro estofado al estilo cordobés, elaborado magníficamente por Marta. El resto no nos quedó más remedio que "zampárnoslo" todo aún a riesgo de pasar una noche toledana, que no fue tal... solo hubo que levantarse un par de veces a echar algo de líquidos a la "hormigonera" a fin de facilitar la digestión.
Coincidiendo con los días de la fiesta llegó el típico salmorrejo, imprescindible ya desde hace unos años en los festejos y que cocina un servidor, siempre con cariño y cuidado, pero esta vez, supongo que cocinaba para pocos, seis contra la veintena que solemos estar habitualmente, salió especialmente bueno y  que conste que no lo hago para hacer "dentera" a los que no estaban.

Siguiendo por las mismas fechas festivas del año pasado, otro día incorporamos una estupenda caracolada, obra también de Marta, y que ya se está convirtiendo en un clásico de la Peña, aunque en esta ocasión aprovechamos para invitar a un gran degustador de este plato, que es el que pone nota al guiso como si de un "masterchef" se tratase, nuestro amigo Manolo que los encuentra excelentes todos los años, igual porque si es muy crítico al año siguiente no lo invitamos. Es broma.
Este año, a falta de otras actividades en que pasar la fiesta (mairalesas, baile?, guiñote, etc...) nos tuvimos que refugiar en nuestras cocinas y yo me atreví a cocinar para el grupo uno de los días un "Bacalhau à brás", al estilo portugués, que también salió bastante bueno o al menos no sobró ni una migaja del mismo.
Finalmente y casi acabando lo que debería ser la fiesta y como cada año, coincidiendo con el cumpleaños de María Luisa, ella misma nos preparó una cena de ensueño a base de muchos platitos como se lleva ahora en muchos restaurantes. No faltaron los gambones a la plancha, los buñuelos de bacalao, las endivias con surimi, los calamares a la romana, el jamón al corte, el queso manchego, la botifarra cruda y sobre todo unas estupendas zamburiñas a la plancha. Todo ello adecuadamente regado con vinos bien seleccionados que a nuestra edad ya no estamos para estropear una cena por culpa de la bebida.
EL SALMORREJO
También durante los días de "los patronos", las chicas se vistieron con sus mejores galas y acudieron a las celebraciones religiosas, no sé si por devoción a los mismos o por la promesa del vermut después de misa que a modo de tradición y para evitar que se pierda, no tuvimos más remedio que hacerlo en casa de María Luisa y José Ramón con berberechos, olivas y patatas. Hombre no es como el del barbero, pero se le asemeja bastante, no?

Acabadas las "no fiestas" de este año, ya cada uno se tuvo que dedicar ni que fuese unos días a sus menesteres, Lourdes a seguir con su Rehabilitación, María Luisa y José Ramón a buscar al aeropuerto a su hijo, que tienen que aprovechar ahora que lo tienen aquí, que vive muy lejos, Marta a ver si Huesca seguía en el mismo sitio y nosotros a dar una vuelta por casa y a visitar a nuestra nieta.
Así fueron las fiestas y alrededores, en una época de confinamiento por el coronavirus. Se diría que "salvamos los muebles", pero la verdad es que aunque lo pasamos bien, la realidad es que cuantos más estamos más reímos, y nuestro grupo sociable en general prefiere verse, charlar, beber, divertirse con otras gentes del pueblo y de fuera que coincidimos durante estas fechas. Espero y deseo que el próximo año esto sea posible. Toquemos madera.
Luego el verano siguió con otras actividades y escapadas breves, pero eso será motivo de otra entrada, mis queridas paredes...

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