martes, 27 de mayo de 2025

María, Jose, Inés. Felicidades con mucho retraso. Parte Segunda

Después de desayunar como Dios manda y después de fijar el itinerario que nos llevaría a conocer algunos de los pueblos más bonitos, nos pusimos en camino con destino al primero de ellos. Tengo que hacer una precisión respecto a la metodología utilizada para este menester y que no fue idea mía. Empezamos la ruta de manera que la hora de la comida nos coincidiera con el pueblo donde más y mejor oferta gastronómica hubiese a nuestra disposición.

Rincón de Calaceite
Calaceite

Tras un breve recorrido en coche llegamos al primer pueblo del programa. Calaceite es una localidad que roza los mil habitantes cuyo posiblemente monumento más interesante es el ayuntamiento que dispone a pie llano de una lonja y en los pisos superiores las dependencias municipales. No obstante, lo más interesante es caminar por las callejuelas del pueblo, que esconden casas señoriales, restos de las murallas y soportales sobre los que se construyeron capillas varias. Es de resaltar que algunas zonas y casas de este pueblo tienen un réplica en el Pueblo Español de Barcelona.

También destaca la Iglesia Parroquial de la Asunción de estilo barroco, que fue construida sobre el solar de una iglesia gótica algo más pequeña. En el mismo casco antiguo se encuentra el Museo Juan Cabré, arqueólogo y pintor, aunque no lo visitamos puesto que el tiempo pasaba y quedaba mucho por ver en esta salida.

El municipio dispone también como elementos turísticos a visitar varios poblados ibéricos, sobre todos el de San Antonio, aunque también interesantes el de "Tossal de Redó" y el de "Els Castellans". Por la misma razón expuesta del tiempo disponible tampoco los visitamos, pero dejo constancia por si alguien con menos prisas quiere hacerlo, pues allí están.

Plaza de Cretas
Cretas

Como digo, desde allí tomamos la carretera y en un breve periodo de tiempo nos presentamos en Cretas (Queretes en catalán), un pueblecito con poco más de 500 habitantes en el que nada más llegar lo primero que encontramos fue el mercadillo semanal que allí se celebra, y tuvimos el primer debate acerca de dónde aparcar. Como suele ser habitual cada uno aparcamos donde nos pareció mejor.

El pueblo tiene una bonita plaza Mayor en la que se encuentra la casa Consistorial y una columna/monumento en el centro de la misma, en la que nos hicimos una foto de recuerdo de todo el grupo.

Entre los monumentos destacables que fuimos viendo en el corto paseo que hicimos por el pueblo cabe destacar la Iglesia de la Asunción con una portada más que interesante. Así mismo pasear por la calle Mayor es una actividad recomendable, pues estas realmente en el centro del casco urbano.

La Casa Turull, que debe su nombre a la familia que allí vivió y que fueron organistas (constructores y músicos) de muchos de los órganos de la zona e incluso de zonas más lejanas. También se dedicaron a la construcción de casas, las más importantes de la localidad. Debía ser un buen negocio.

Otra de las maravillas del pueblo es la Capilla de San Antonio de Padua, construida sobre un portal de lo que debió ser la antigua muralla.

Finalmente y desde la referida capilla nos dirigimos a retomar nuestro camino, pasando por un antiguo molino en cuya pared había una especie de "canalón" por el que algunos pensamos que discurría en su tiempo el aceite que salía de la molienda. Al final un vecino de cierta edad nos sacó de nuestra ignorancia y nos dijo que ese canalón era lo que parecía, un sistema para recoger el agua. Lástima, con las ganas que tenía yo de "inventarme" las maravillas que se hacían en aquel molino de aceite...

Catedral y Castillo de Valderrobres
Valderrobres

En pocos minutos nos plantamos en Valderrobres, la mayor de las localidades que íbamos a visitar en el día de hoy y por tanto la elegida para reponer fuerzas, que ya empezaban los cuerpos a pedir gasolina, aunque a decir verdad el desgaste hasta el momento no había sido importante.

No obstante, una vez aparcados, como siempre cada uno a su bola, y después de entrar en la Fonda de la Plaza y ver que apenas quedaban sitios libres en el comedor, nos colocaron en el primer turno, con el compromiso de largarnos a las tres en punto que tenían comprometida la mesa.

Comimos el menú del día, que supongo que por esa circunstancia no estaba a la altura de lo que yo recordaba de la anterior visita en que comí a la carta. Ni se nos ocurrió que podíamos haberlo hecho, supongo que por las premuras que nos ponían. A pesar de todo no estuvo mal, excepto el vino que ni con la gaseosa era bebible. Menos mal que existe el Almax, sobre todo para algunos.

Ya finalizando la comida empezó a llover copiosamente e incluso a granizar y nosotros, previsores sin paraguas ni chubasqueros. Bueno alguno sí que los llevaba. Lástima porque en aquellas condiciones era difícil la visita del pueblo, así que nos refugiamos en la Lonja que está en la misma plaza y desde allí a esperar a que amainara un poco. 

La lluvia era intermitente y no parecía que fuese a parar, así que los más intrépidos (Inés y Paco) decidieron arriesgarse a subir al Palacio-Castillo y a la iglesia de Santa María la Mayor. El resto agazapados en la Lonja hasta que en uno de los momentos en que parecía dejar de llover nos fuimos a los coches a esperar a los dos miembros escindidos del grupo.

Una pena no poder pasear por un pueblo en el que cada rincón, cada calle y cada edificio rezuma historia e historias de tiempos pasados: una reconquista en el siglo XII, un litigio con el arzobispo de Zaragoza en el XIV, unas Cortes en el XV, una sublevación catalana y un sínodo de obispos en el XVII, las Guerras Carlistas en el XIX y hasta la Revolución anarquista del XX. (Los datos de Wikipedia).

Calle Mayor. La Fresneda
La Fresneda

En pocos minutos nos presentamos en La Fresneda, uno de los pueblos más bonitos del Matarraña, con apenas 600 habitantes y especialmente bien conservado y cuidado.

Creo que para mí era como mínimo la tercera visita al lugar y como siempre hice especial incidencia en los soportales de la calle mayor, que me parecen espectaculares y a la vez difíciles de describir, por lo que recomiendo su visita a todo aquel que se acerque por estas páginas.

Pero no solo son soportales, La Fresneda tiene una magnífica casa consistorial junto a una Lonja cubierta en la que un vecino de cierta edad y supongo que guardándose de la fina lluvia daba vueltas en una bicicleta también de cierta edad.

Y junto a ella se encuentran las mazmorras y lo que llaman cárcel de lujo, supongo que por si les tocaba pasar por allí a algunos de los ediles, les fuese más llevadero el trago.

También hay que destacar en el pueblo, la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor o de la Virgen de las nieves, subiendo camino de un castillo, prácticamente en ruinas y un antiguo cementerio en lo alto de la loma en que está la localidad.

Interesante también la ermita de Santa Bárbara y el Palacio de la Encomienda, un magnífico edificio en el que vivía el Comendador de la Orden de Calatrava (de ahí su nombre), que en esencia venía a ser como el ministerio de Hacienda de aquellos tiempos, con algo más de poder porque nombraba al alcalde y a otras autoridades de la villa.

Desde allí ya pusimos rumbo al castillo de los Calatravos, donde teníamos reservada la cena para la celebración más formal del cumple de nuestras tres chicas. Tras un breve paso por las habitaciones, algun@s para cambiarse para el evento, llegamos al comedor de La Concordia. La cena estuvo excelente tanto en calidad como cantidad y el vino nada que ver con el de la comida. Bien alimentados nos retiramos a nuestras habitaciones pues el día siguiente tocaba visita guiada y regreso a casa.

Desde estas líneas me permito dar las gracias de parte de tod@s a tod@s y por todo. Ha sido un cumple/salida/escapada espectacular. A por más...

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