jueves, 27 de noviembre de 2025

La Ruta de la Plata. Parte Primera

Y resulta que de plata, nada. Bueno o al menos muy poco. Que el nombre viene del árabe "balat", que viene a significar camino empedrado. Llevo toda la vida engañando al personal con la historia del tráfico de plata desde Sevilla hasta Gijón. Sin mala intención, eso sí, porque alguien me lo debió explicar a mí, que no me veo yo con semejante imaginación como para inventarlo. Es igual tampoco se lo he explicado a tanta gente como para que sea un problema.

En cualquier caso, con nuestros amigos Mayte y Enrique iniciamos este periplo partiendo de Villanueva de Sijena el domingo a primera hora con la intención de llegar a nuestro primer destino a la hora de cenar, previo paso por Oropesa (de Toledo) donde calculamos que tocaría comer.

Zafra

Tras reponer fuerzas en un bar/restaurante de carretera de la citada localidad toledana, que por cierto ese mismo día tenía una concentración de caminantes que nos impidió ir al restaurante que teníamos previsto, llegamos con tiempo suficiente a Zafra como para empezar la visita.

Plaza Corazón de María con el Parador
El primer edificio que pudimos ver fue el Palacio de los Duques de Feria, actualmente Parador de Turismo en el que íbamos a pernoctar. Obviamente hicimos el check-in y nos lanzamos a las calles hasta la hora de cenar.

Tocando la Plaza en que se encuentra y atravesando el Arco del Azebuche, que era la antigua entrada desde la villa al palacio ducal, llegamos a la calle Sevilla, peatonal, comercial y que acaba llevándote a la plaza Grande. Desde un pequeño callejón pasamos a la Plaza Chica. Tampoco hace falta mucha explicación acerca de ello, las dos son porticadas, las dos tienen su historia y explicar las diferencias podría resultar insultante para vosotras queridas paredes.

Seguimos callejeando y tras pasar por algunos arcos y callejuelas pintorescas fuimos a dar con el Convento de Santa Clara, en cuyo interior iban a hacer un concierto de música sacra al que solo acudimos después para poder ver la iglesia y hacer unas fotos de rigor. Volvimos sobre nuestros pasos y acertamos a llegar a la iglesia de la Candelaria, a la que también tuvimos que esperar puesto que estaba cerrada y solo abría más tarde para la celebración de un oficio religioso.

Plaza Grande
Alguien nos dijo que en la referida iglesia había un Zurbarán y con las prisas y que a veces estás pendiente de otras cosas, alguien supongo que asoció que el oficio religioso que se iba a realizar era una "funeral". El equívoco nos sirvió durante casi todo el viaje como anécdota con la que reirnos. Hasta que vinieron otras.

Después de esta visita y de fotografiar el Zurbarán, seguimos callejeando pasando por diversas zonas con caserones impresionantes, un espléndido arco conocido como el "de Cubo", alguna farmacia especial con un retablo cerámico espectacular para finalmente irnos recogiendo hasta nuestro hotel donde teníamos una cena exquisita y abundante, preámbulo de los muchos ágapes que disfrutaríamos a lo largo de la ruta de las mismas características, exquisitos y abundantes.

Bien alimentados nos dirigimos a nuestras habitaciones a descansar, con solo una visita pendiente para la mañana siguiente en la ciudad antes de partir con destino a la siguiente parada de nuestro particular recorrido. Se trataba del edificio que albergaba la Casa Consistorial de la villa.

Olivenza

Tras un recorrido por carreteras comarcales no especialmente largo, que en algunos momentos me recordó a mi tierra, Los Monegros, llegamos a Olivenza, ciudad con una historia que merece una breve referencia como mínimo.

Puerta de Alconchel
Se trata de una ciudad de unos 12.000 habitantes que en su día perteneció al entonces reino de Portugal a finales del siglo XIII, pero que posteriormente en un tratado del siglo XIX, después de la conocida como guerra de las naranjas pasó a ser española. Lo cierto es que pocos años después en un nuevo tratado se devolvió a Portugal, a lo que hasta la fecha España ha hecho caso omiso. Hoy no parece que eso suponga un problema diplomático entre los dos países, pero la ciudad rezuma cierto tono portugués e incluso las calles están doblemente rotuladas, en portugués y en castellano.

Para los ansiosos de conocimiento añadiré que la guerra de las naranjas debe su nombre a que Godoy cuando empezó el sitio a la ciudad le envió a modo de presente una cesta con naranjas a la reina María Luisa.

La ciudad, muy agradable de pasear y sobre todo muy bien cuidada, incluidas las zonas de callejuelas todas bien pintadas de blanco dispone de un buen abanico de monumentos y lugares que visitar.

Por no cansar con la descripción de todas ellas, dejo aquí la recomendación de pasarse por allí a cualquiera que por las circunstancias que sea pase cerca de la localidad. No se quedará defraudado. El primer punto de interés está en la Ciudadela Medieval y Alcázar a cuya zona se puede acceder por unas puertas con torreones de defensa como la que acompaño en este escrito (la de Alcochel).

Otra de las puertas de gran interés es la del Calvario, que da acceso a la ciudad y desde la que se pueden ver las magníficas fortificaciones abaluartadas y la huerta extramuros y además algún que otro nativo que a las horas de la mañana en que la vimos nosotros ya llevaba a tope la carga alcohólica. Espero que sea la excepción, no querría bajo ningún concepto que "el amigo" fuese símbolo de nada.

Plaza del Ayuntamiento
Entre las iglesias destacan la de Santa María del Castillo, que como por su nombre se puede adivinar se encuentra dentro de lo que serían las dependencias del propio castillo. Otra de ellas es la iglesia parroquial de la Magdalena que tiene como característica especial el estilo manuelino con que se construyó.

También de interés turístico está el convento de las Clarisas o de San Juan de Dios, que en aquel momento en que lo visitamos acogía unas jornadas, congreso o algo parecido en su claustro.

Además y también interesante arquitectónicamente hablando se puede ver la fachada de las Casas Consistoriales, con portadas del mismo estilo manuelino. En la misma plaza tomamos un reparador café en un local de la zona antes de emprender viaje a nuestro siguiente objetivo de la ruta con una mañana ganada al programa que habíamos previsto y que nos permitiría la visita de algún destino nuevo.

Mérida

Tras un apacible camino llegamos a Emérita Augusta, nombre romano de nuestra siguiente parada, en honor al fundador de la misma el emperador Octavio Augusto y que tenía como principal objetivo que allí pudiesen jubilarse (de ahí Emérita) los veteranos soldados de las legiones que habían servido bien al emperador, a parte de otros prohombres, políticos y gente bien del imperio romano.

Teatro romano
Llegamos temprano y tras hacer el ingreso en el Parador nos fuimos a dar un primer paseo por la ciudad, sin nada en concreto que visitar, por el placer de pasear en una ciudad que ya intuíamos e incluso sabíamos que no te la acabas fácilmente.

Después de este paseo retornamos al Parador a comer, como decía párrafos atrás de forma exquisita. Habíamos cambiado las cenas por comidas, lo que nos permitiría ir a cenar algo más frugal, pues el menú del parador no distinguía entre comida y cena. Por cierto que yo me comí un magnífico cochinillo al horno, en su punto de crujiente y de tierno. Luego ya sin reposo posible nos lanzamos a la visita más cultural de la ciudad que dió de sí bastante, incluso dejando cosas por ver. Otra vez será.

El primer elemento que pudimos visitar bajando desde nuestra "casa" en dirección al complejo Anfiteatro, Teatro y Museo Romano, fue el arco de Trajano, que daba entrada a la zona más alta de la ciudad.

Después fuimos al Teatro Romano, maravilla donde las haya y en activo como lugar de interpretación de todo tipo de textos hasta la actualidad y cuya creación fue promovida por el cónsul Marco Vipsanio Agripa e inaugurado hacia los años 16-15 a.C. Desde 1993 y merecidamente es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte del conjunto arqueológico de Mérida (los años y los datos de wikipedia). Algún video me ha quedado de esta visita en dos "interfectas" bailando en el escenario del teatro.

Circo-hipódromo
Tocando se encuentra el anfiteatro, un espacio destinado al espectáculo de las luchas de gladiadores con el que se completaba la oferta cultural en la que por aquel entonces era la capital de la provincia de Lusitania, ni más ni menos que la mitad de lo que hoy es la península ibérica. Como curiosidad añadir que por el siglo IV fue abandonado en su uso y permaneció parcialmente enterrado hasta principios del siglo XX.

Desde allí, sin respiro posible porque el siguiente monumento que no era otro que el circo romano, cerraba al poco tiempo, y a la vez el sol iba cayendo, que con el cambio de hora, se hace de noche casi a la hora de merendar, al referido circo. Gran sorpresa nos produjo su visita a la que yo con una cierta molestia en el pie diríamos que entré por los pelos, y porque mis compis de aventura le comentaron al encargado tal circunstancia y este accedió a esperarme.

Todos quedamos impresionado de las medidas del circo, posiblemente uno de los más largos y anchos que los romanos construyeron (440 metros x 115 metros), solo superado por el circo Máximo de Roma. Enrique y Mayte que han visitado todos los del mundo quedaron también impresionados por las características del mismo. Y nosotros también, con lo que valió la pena el esfuerzo y el dolor para llegar hasta allí (me ha quedado un poco peliculero este final).

Luego ya sin prisas pero sin pausas nos dedicamos a recorrer los monumentos que no requerían entradas y que tampoco te puedes acabar. Hay que decir que en ese conjunto arqueológico nos quedó pendiente el museo romano, obra del arquitecto Moneo, que Pili estaba muy interesada, pero lo dicho todo no puede ser...

Templo de Diana
Vimos bien iluminado el Templo de Diana del que adjunto una fotografía, bajando de la basílica de Santa Eulalia, en la que tuvimos que esperar algo a que abriese para una celebración de culto (un funeral? que Zurbarán no había ninguno). Lo que sí pudimos ver en el exterior fue el "Hornito" que es una mini-capilla en el exterior de la basílica para que los peregrinos pudiesen rezar a cualquier hora sin dar guerra a la plantilla de la basílica.

Desde allí nos dirigimos a ver el puente romano de la ciudad, una maravilla, peatonal en la actualidad y por el que pudimos pasear un ratito también para poder observar el Puente de Calatrava iluminado.

Pasando por la plaza donde se encuentra la loba capitolina, momento en que se me pasó el dolor del pie (por eso lo de peliculero), que fue regalo de la ciudad de Roma a la de Mérida, llegamos a la plaza Mayor, donde en uno de sus vértices se encuentra la Concatedral de Santa María, sede de la archidiócesis de Badajoz-Mérida.

Ya se hizo tarde y quien más quien menos algo de apetito tenía, a pesar del cochinillo, así que nos pusimos a mirar por la plaza y alrededores un lugar para tomar algo. Yo tenía en mente un magnífico restaurante en la calle John Lennon, que en nuestro anterior viaje habíamos disfrutado en sobremanera y repetido en dos ocasiones, pero lamentablemente estaba desaparecido. Pinvierno se llamaba.

Afortunadamente el plato de jamón y alguna cosilla más de la cafetería del Parador colmaron nuestras necesidades, hasta la mañana siguiente para la que dejamos la visita del  Acueducto Romano de los Milagros que se encuentra en buen estado. Desde allí pusimos rumbo a nuestro nuevo destino y así damos por finalizada la primera parte de nuestra Ruta de la Plata, que seguiré llamando así aún sin el preciado metal.

martes, 25 de noviembre de 2025

Verano de 2025

No consigo empezar esta entrada, que se me va quedando rezagada en el tiempo, ya llevo dos de eventos posteriores a este verano. Quiero suponer que se debe a la pérdida de mi madre, que a los 91 años nos dejó, aunque en nuestro recuerdo vivirá siempre. Esta circunstancia hace que me esté costando mucho escribir de un verano, este de 2025, con el espíritu que reza el subtítulo de este blog, en su parte final "...y si puede ser con un poco de humor". De todas maneras, creo que mi madre agradecería o agradecerá desde allá donde esté que todos y todas sigamos con nuestras vidas en el mismo tono que lo hacíamos cuando estaba con nosotros y nosotras. Estaba orgullosa de tod@s y de cómo funcionamos, aunque nadie se libró en algún momento de alguna reprimenda o sugerencia. 

Roses

En fin, que conociéndola, creo que puedo encarar esta entrada con los mismos parámetros que las anteriores, tratando de no hacer referencia a los momentos difíciles y tristes que hubo a lo largo de todo el verano.  Tan solo citaré su presencia en la fiestas de Albalatillo, su pueblo, a las que creo que acudió para que todos pudiéramos disfrutarlas y despedirse de sus familiares y amigos que en realidad son todo el pueblo. Gracias por ello, madre.

Pues el verano empezó como casi todos los veranos, con la escapada de rigor a la playa, excusa para celebrar mi cumpleaños. Roses nos gusta y repetimos este año, que encontramos un hotel diferente al de los anteriores, más cerca del centro de la villa y con habitaciones adecuadas a nuestras necesidades. Con la broma ya somos diez, aunque dos sean bebés todavía.

El hotel estupendo, a pie de playa y con unos espectaculares desayunos de los que disfrutamos grandes y pequeños. Algo mediatizados por las edades de los chicos, pero nos dio tiempo y posibilidad de visitar un zoo-parque en Castellò d'Empuries, donde a parte de pasar calor pudimos ver animalicos diversos, entre la curiosidad y un poco de respeto (o miedo)  de Claudia y Roger ante la proximidad de los mismos. Al final lo pasaron bien y fuimos a comer a un bar-restaurante del pueblo en el que años ha, yo había visitado en una de las salidas de Grmanía.

Comiendo con Pili, Carmen y Antonio

Los baños, no muchos en la playa, las caminatas por la tarde por el paseo marítimo y también una escapada para hacer un arrocito en un local que alguien recomendó a no se quien del grupo en Empuriabrava. Y también la comida de celebración, como decía, de mi cumpleaños en un restaurante de Roses, donde iba a celebrar su junta o lo que sea el Rotary Club de la zona.

Como digo, pasados esos días de playa, preparamos las cosas para instalarnos en nuestra casa en el pueblo, en Villanueva, para posteriormente ir a las fiestas de Albalatillo. Lo cierto es que en esos días nos dió tiempo de ir con nuestros amigos Carmen y Antonio a Barcelona al Palau Martorell donde había una exposición monográfica de pinturas de Botero. Ciertamente muy interesantes. Después de la cultura como ya es habitual nos acercamos a comer al Antic Pitarra, la que fue casa del dramaturgo Frederic Soler convertida en restaurante, que toma el nombre del pseudónimo con que más popularmente se le conoce "Serafí Pitarra".

Las fiestas de Albalatillo discurrieron más o menos como cada año, con las actividades que son ya clásicas y que con buen criterio se siguen manteniendo porque ayudan a que los que están siempre allí y  los que vamos de vez en cuando podamos interactuar, explicandonos como vamos unos y otros y de paso recordar sin nostalgia y echar una risas que tan beneficiosas son para cuerpo y espíritu.

Villanueva. Izarbe y sus amig@s
Alguna novedad siempre hay, aunque no del todo porque en años anteriores ya se había hecho, así que asistimos al concurso de cortadores de jamón, una magnífica ocasión para merendar/cenar la mayor parte del pueblo en la plaza. Al jamón se añadieron los condumios elaborados con más o menos acierto pero siempre con el cariño y ganas de l@s que los preparan de que nos agraden a todos los comensales. Ciertamente año tras año lo van consiguiendo.

Y este año, prácticamente al final de la fiesta, la procesión y la misa en honor a Santa Margarita, patrona del pueblo. Ese mismo día celebra su santo mi hermana Margarita, así que nos reunimos para comer en casa de mi madre la mayoría de la familia con gran estrépito gracias a la colaboración de los más pequeñajos que ya son legión...

Pasadas las fiestas nos trasladamos a Villanueva, con el fin de instalarnos allí todo el verano junto a la familia de Izarbe, que este año disfrutan del correspondiente permiso de maternidad/paternidad por el nacimiento de Aritz. Ellos se instalan en el piso de abajo y nosotros en el de arriba, de manera que cada uno va a su aire, aunque muchas veces compartimos ágapes y casi siempre desayuno.

Las actividades festivas en el pueblo se inician con un festival de jotas en el que según la tradición de la localidad se aprovecha para merendar y de paso pedir autorización al alcalde para celebrar las fiestas de las próximas semanas, cosa que habitualmente suele conceder. De hecho yo no sé de ningún año que las haya denegado. Tampoco sé las consecuencias que podría tener esa hipotética negativa. Bueno, mejor así, las concedió y a prepararse.

Huesca. San Lorenzo
Nuestra peña, una de las más antiguas del pueblo también necesita prepararse a pesar de que en realidad, excepto el sábado y domingo somos más bien poca gente, pero entre unos días y otros solemos consumir de todo y bastante. Esta circunstancia nos llevó a comprar un jamoncillo, bebidas, cosas de picar y las provisiones necesarias para las comidas que elaboramos, unas para consumir en la peña, como el "salmorrejo" y otras para la cena de alforja, una actividad que ha hecho fortuna y que esperemos que se siga manteniendo en años sucesivos pues es muy agradable y divertida.

El resto de las fiesta participamos como bien podemos en las otras actividades, ni que sea como espectadores, que también son necesarios para que luzcan estos actos (procesiones, misas, recorrido de peñas y cabalgatas de fin de fiestas).

Algo que también viene siendo una tradición y que también esperamos que continúe, es la escapada a las fiestas de San Lorenzo en Huesca, en la capital y que este año celebramos en el restaurante Flor, en su nueva ubicación en el Casino de la ciudad. Lo cierto es que la cena estaba muy buena y a la vez abundante según los comensales. Yo puedo hablar por mí mismo y decir que el rabo de toro que me "zampé" estaba exquisito.

Luego un pequeño paseo por los Porches y el Coso, que de alguna manera sirvió para hacer la digestión de tan opípara cena y no sé si un poco antes que en años anteriores, nos retiramos a casa a descansar de tanto festejo, que no de ninguna ocupación: Todos jubilados ya. 

Loarre
Como cada año para esta fechas de la segunda quincena de agosto, suele disfrutar de vacaciones nuestra amiga Conchi y aprovecha para venir a visitarnos desde Vic, su destino habitual, y descansar de la ardua labor que la tiene ocupada todo el año cuidando de gente que tiene todo tipo de carencias y que todo trabajo para subsanarlas es poco.

Tampoco podía faltar en este verano, la escapada al Pirineo, tan clásica que no hacerla parece una falta a la tradición establecida hace ya muchos años.

De hecho este verano se retrasó bastante y prácticamente se puede decir que fue una salida al Prepirineo. También las tropas estaban bastante mermadas y solo cinco componentes de la peña nos apuntamos a la misma, pero nos llevamos con nosotros dos amigos más (Inés y Miquel) con el fin de hacer el grupo más grande y dar más sensación de jolgorio a la escapada.

Como digo, la primera parada del recorrido fue el Castillo de Loarre, un monumento nacional, joya del románico en un enclave privilegiado en las inmediaciones o entrada del macizo pirenaico y desde el que se puede ver prácticamente toda la comarca de La Hoya de Huesca. 

Está compuesto por cuatro elementos principales: la muralla, la torre Albarrana, el castillo propiamente dicho y la iglesia de San Pedro. Desde estas líneas recomiendo su visita, sea libre o guiada, o como hicimos nosotros mixta: empezamos libre, vimos un grupo con guía al que pedimos unirnos y acabamos con ellos. Es cierto que la honradez de la mayoría del grupo hizo que después de acabar pasáramos por caja a pagar la diferencia de tarifa.

Monasterio de Sijena
El conjunto en sí también ha sido escenario hollywoodense de diversas producciones, como la Crónica del Alba y El reino de los cielos, así como algunas series televisivas, como Los Castillos y El ministerio del tiempo. En fin una visita pluricultural y muy entretenida.

Desde allí fuimos a comer a Bolea, una interesante villa situada entre las sierras de Caballera y Gratal, de la que se tiene una primera referencia en el siglo IX y que además tiene en su casco y en la zona más alta del mismo la Colegiata de Santa María la Mayor, una obra del siglo XVI, gótica de transición al renacimiento y de marcado carácter aragonés.

Esta villa se ha caracterizado también por las cosechas de sus magníficas cerezas, que han alcanzado fama en el territorio y más y de las que elaboran algunas compotas y mermeladas que obviamente aprovechamos para comprar. También comimos en un restaurante que habíamos reservado previamente, bastante bien todo sea dicho. Luego carretera y manta y a Villanueva.

Nuestros amigos hacía tiempo que no se acercaban por el pueblo (más de treinta años, creo), así que aprovechamos también para visitar el Monasterio de Sijena para el que habíamos reservado entradas. Lo cierto es que las diferencias entre hace más de 30 años y ahora son muy evidentes y si las cosas van como deberían ir en unos pocos años podría ser mucho más interesante todavía.

Pues así acabó este verano, con muchos momentos difíciles y tristes como decía al inicio de la entrada pero con la esperanza de que Josefina, esté donde esté, nos seguirá cuidando y ayudando a todos a ser lo más felices posibles durante el camino, que al final es lo que importa.

jueves, 6 de noviembre de 2025

Fútbol y Beatles o viceversa. Liverpool.

Nuestros hijos quisieron sumarse a la celebración de nuestros cumpleaños (de Pili y mío), obsequiándonos con un magnífico regalo: una escapada a Liverpool. Ya tiempos atrás nos habían dicho, que teníamos que visitar la ciudad, porque era un lugar en el que respiraban Beatles y fútbol, y al menos yo tengo pasión por las dos cosas. Bueno se adelantaron a sus recomendaciones y así aparecimos en Liverpool a lomos de Ryanair, o sea con el correspondiente retraso...

Biblioteca Central
Aterrizamos ya noche entrada con 2 horas y tres cuartos de retraso (lo justo para que no te tengan que indemnizar) y por suerte para nosotros en el regalo había a parte del vuelo y el hotel, los traslados desde el aeropuerto así como un "free-tour" y la visita guiada de Anfield.

En un primer momento pensamos, ya estamos en territorio british, pues el primer contacto con el chófer, fue corregirme porque no había pronunciado bien ni su nombre ni su apellido. Pero nada más lejos de la realidad, pues estuvo todo el viaje atentísimo y ayudándonos en el check-in, hasta que apareció la recepcionista que con el mismo tono amable hizo las correspondientes gestiones y nos acompañó hasta el ascensor que llevaba a nuestras habitaciones a descansar pues teníamos free-tour a la mañana siguiente.

Con la frugalidad de la cena, acudimos a desayunar en el mismo hotel, pese a que Izarbe nos había recomendado cualquier local de los muchos que había en la zona del hotel. Nos pudo la pereza de salir del hotel y pensamos que total todo sería parecido. Ni de lejos, los condumios que hay que decir que eran aceptables nos costaron casi cuarenta euros. Entonces entendimos la recomendación de nuestra hija. La próxima le haremos caso.

El punto de encuentro de la visita era Steble Fountain a apenas 15 minutos caminando desde nuestro hotel y allí estuvimos a la hora indicada, donde un simpático guía de origen extremeño nos estaba esperando y mientras iban llegando los rezagados que siempre hay en estos grupos nos explicó que llevaba 13 años viviendo en Liverpool y que esta era la ciudad más acogedora y amable que conocía él de todo el Reino Unido. Luego al final del viaje comprobamos que estaba en lo cierto. Ah! una curiosidad hablan un inglés al que recortan la mitad de sílabas a cada palabra. Reconoció que a pesar de los años que vivió aquí todavía no los entendía bien. Incluso nos confesó que a veces no se entienden ni entre ellos mismos...

En la primera casa de Beatles
Desde allí a escasos cien metros estaba la Biblioteca Central, un magnífico edificio con una cúpula espectacular y con una capacidad descomunal de accesos a internet en una sala de ordenadores, en aquellos momentos casi vacía. Todo ello gratuito para los usuarios de la misma. Infinidad de libros de todo tipo y un silencio casi sobrecogedor a lo largo de toda la visita. Hice una foto pero no le hace justicia a la sensación de estar dentro.

Seguimos la visita por Victoria Street hasta llegar a Derby Square donde se encuentra la estatua de la misma reina Victoria, realizada por un escultor que no recuerdo pero que no la quería mucho, pues decía que mandaba en exceso y parecía un hombre. De hecho si se mira la obra de frente parece bien una mujer pero si la miras de perfil, el cetro que tiene sobresale a una altura que da la impresión de que se trata de un pene. En fin, cosas del guía no especialmente contrastadas pero que ahí quedan.

Seguidamente nos acercamos a la primera inmersión en the Cavern Club, la primera casa de Beatles. En realidad se trata de una réplica idéntica a la original, que estuvo a pocos metros de la actual pero que sucumbió a una modificación urbanística de la zona para la creación de una estación, me parece...

Lo cierto es que toda la zona está sembrada de pubs y locales que algunos recuerdan mucho al grupo musical pero lo que sí es característica de todos es la música en directo de infinidad de grupos y que dura desde las 12 del mediodía hasta las 12 de la noche ininterrumpidamente. De hecho a la hora que pasamos por la zona ya estaban la mayoría en marcha.

Después de fotos y más fotos con estatuas de los componentes del grupo que salpican la calle, tomamos dirección hacia el Royal Albert Dock, donde entre los edificios nuevos y acristalados destacan otros como el Royal Liver Building, construido en 1911 y que fue uno de los primeros edificios del mundo construidos con hormigón armado. Está coronado en sus dos torres por dos pájaros que son el escudo de la ciudad y que las leyendas advierten que si un día vuelan, Liverpool desaparecerá. Poco probable... (que vuelen).

En el Royal Albert Dock
Otros de los edificios interesantes es el de la naviera que fabricó el Titanic, pese a que este fue ensamblado en otra ciudad. También hay multitud de leyendas al respecto de su construcción y de si era un barco gemelo de otro que no vió la luz, en fin... lo que me sorprendió fue la última planta de forma triangular y que en la actualidad alberga un restaurante, que se llama Carpatian en honor al barco que recogió a los supervivientes del naufragio y que así justamente se llamaba.

Finalmente nos dirigimos a las estatuas de bronce de los cuatro Beatles, creadas por el escultor Andy Edwards en el año 2015 y que son uno de los lugares en que casi todo el mundo que visita Liverpool para a hacerse una fotografía. Nosotros no íbamos a ser menos y como buenos "guiris" ahí queda constancia.

Desde allí y a poca distancia caminando llegamos a The Twins Flavour, un restaurante colombiano que nos recomendó el guía del free-tour, pues según él era el sitio donde se hacía el mejor "Scouse" de la ciudad. El referido plato, que tiene hasta una derivada de los que lo consumen, "Scousers", es a la postre un estofado de carne, preferiblemente ternera, con un sofrito de tomate, cebolla y zanahoria al que se le añaden patatas y que pasa horas haciendo "chup-chup" hasta conseguir un excelente resultado, sabroso y tierno. Estaba muy bueno el que probamos.

Aún tuvimos tiempo después de la comida de disfrutar de dos cosas que nos habíamos propuesto. La primera fue retornar a The Cavern y entrar puesto que la visita de la mañana fue solo por los exteriores. Pues dicho y hecho. El ambiente era formidable a pesar de que no estaba a rebosar como suele, había bastante gente muy animada, tomando pintas y escuchando a un guitarrista al tiempo que bailando algunos, desde jovencitas hasta otros que nos superan en edad. Curiosamente sonaba "All you need is love" y todo el mundo cantaba. Maravilloso aunque los cánticos no ayudaban mucho al músico que se esforzaba en que sonase bien.

La segunda visitar la catedral anglicana, según rezan las guías la que tiene los arcos góticos más altos que en el mundo existen, además de una torre de vigía. Lo cierto es que es impresionante, no solo por su arquitectura, sino porque además de una tienda de "souvenirs", algo que ya habíamos visto en alguna, en su interior hay instalado un restaurante-bar-pub, donde se puede comer y tomar algunas copas, aunque en la zona que está más en el interior de la nave central ha de ser sin alcohol.

"This is Anfield"
Regresamos al hotel y después de estas experiencias, nuestro cuerpo nos pedía reposo, aunque también reponer gasolina, que ya andaba justa. Decidimos cenar algo en un local cercano y que además era un pub bastante típico del lugar: El Matadero se llamaba. Con nuestras limitaciones del inglés y el escaso interés de las dos jovencitas que reinaban en la barra, que diría Sabina intentamos hacerles saber nuestra intención de cenar, ya que la mayoría de los parroquianos del local se limitaba a beber cerveza como si no hubiese un mañana.

Lo cierto es que con alguna dificultad conseguimos pedir algo de comida y cerveza, con una cierta sensación de desasosiego a la espera que llegasen los condumios para ver que habíamos pedido realmente. La sorpresa importante y para bien, un buen sandwich con bacon, salchichas y un huevo frito o algo bastante parecido, acompañado de una cerveza rubia fresca que oh! casualidad se llamaba Alma de Madrid. Desde allí a descansar que mañana promete emociones fuertes.

Después de desayunar en uno de los múltiples locales cercanos al hotel, Philpotts se llamaba, nos pidieron un taxi desde el hotel y nos lanzamos a la conquista de Anfield, cosa complicada. Lo de conquistarlo quiero decir, pues lo defienden como jabatos. En el fútbol digo. Bueno pues a la llegada ya ves que estás en un lugar especial, lleno de historia y de historias deportivas: es un viernes a primera hora y ya hay gente y cola en la salida del tour que te guía por el estadio, que nos habían reservado nuestros hijos. 

La visita es más o menos como todos los estadios, las gradas, la tribuna, las vistas, los vestuarios, los lugares donde comen y descansan los jugadores, etc. etc. En los vestuarios, en el local, te dejan sentar en los asientos de las estrellas y en el visitante cuando no hay partido tienen colgadas las camisetas de lo que sería el "once ideal" de la época. No está mal, cuatro blaugranas en el once: Henry, Xavi, Iniesta y Messi.

Después ya viene lo más interesante que es el acceso al césped por el túnel de vestuarios, donde te anuncian que estás en Anfield y aunque no suena el famoso "you'll never walk alone", casi lo oyes retumbar en tu cabeza. Las fotos de rigor en la hierba, sentados en los banquillos y en algunas de las puertas de acceso son el preámbulo del paso por la tienda del club. Tras comprar unos pijamas para nuestros nietos pusimos rumbo al centro a buscar un sitio para comer.

Catedral Católica
Lo hicimos en el Castle St Townhouse degustando la comida británica por excelencia "Fish and Chips", con una cerveza fresquita y atendidos por una simpática camarera que pese a ser nativa hablaba un excelente castellano. La chica había viajado por medio mundo, Sudamérica incluida, y tenía una gran facilidad para los idiomas nos confesó.

Sin perder mucho tiempo encaramos hacia la catedral católica, supermoderna y poco que ver con la anglicana. A pesar de su nave circular en cuyo centro se eleva una cúpula vanguardista, a mi me gusto más la anglicana, que esta no tenía bar dentro. Bromas aparte el edificio merece la pena ser visitado.

Antes de llegar al templo pasamos por la entrada a Chinatown, que es una puerta al más típico estilo oriental y que contrasta en gran manera con los edificios que la rodean.

Después y ya de camino hacia el hotel, que no estaba especialmente cerca sobre todo para hacerlo a pie y porque ya llevábamos sobre nuestros cuerpos un buen paseo, pasamos por Church Street, una calle peatonal muy concurrida y con muchas tiendas que aprovechamos para comprar unas camisetas, como no de Beatles, para nuestros hijo, hija, nuera y yerno. Ya me parecía difícil que nos fuéramos de la ciudad sin comprar nada para ellos. Desde allí al hotel, un breve reposo y a buscar sitio para cenar.

Después de barajar varias opciones nos decidimos por hacer caso a una recomendación, bien bien no sé de quién y fuimos justo enfrente de donde comimos el "Scouse" a un cuidado y muy agradable restaurante siciliano, Cose Buone se llama y lo cierto es que hace justicia al nombre. Acabado el ágape, regreso al hotel y a prepararse para el día siguiente que volábamos de regreso a casa.

El aeropuerto, el vuelo, etc. como era de esperar excepto la llegada al control de pasaportes de El Prat, que aparte de caótica fue hasta un poco peligrosa, por poco no nos pilla una avalancha de gente. No obstante un pelin tarde pero a punto una empleada pudo parar las escaleras mecánicas de bajada que tiraban a gente sobre los que hacían cola. Una anécdota al final. Por tener de todo en la escapada.

Magnifica idea la del regalo. Una escapada para recordar. Así que muchas gracias familia (Izarbe, Manel, Mónica, Carlos, Claudia, Roger, Aritz y Gerard) por permitirnos disfrutar de esta aventurilla.

domingo, 14 de septiembre de 2025

Uzbekistán. En la Ruta de la Seda. III.- Bukhara y Khiva.

 Bukhara y Khiva.

Bukhara: Mezquita Bolo-Haouz

Después de casi 300 km de autocar por una "autovía" razonablemente buena, a pesar de que la velocidad que se puede circular no es la que estamos acostumbrados aquí, y después de pasar diversas "áreas de servicio" para encontrar una en que se pudiese hacer una parada higiénica, por el módico precio de 3000 yums, y después de ver auténticas montañas de sandías puestas a la venta en los laterales de la vía, llegamos a Bukhara, una ciudad de más de 250.000 habitantes en la misma ruta de la seda.

Las referencias a esta ciudad seguramente serán más limitadas que las de las otras ciudades, pero se deben exclusivamente a una indisposición del que les cuenta esta aventura, que lo mantuvo fuera de juego casi un día entero. No aprenderé nunca, que he de tener cuidado con los cubitos de hielo y las verduras crudas, bueno así parece que es el ser humano: "un tropezador en piedras idénticas".

Lo cierto es que desde el mismo momento en que comenzó mi indisposición, todo el personal sanitario del grupo, que no era poco, aportó todos los remedios ocurrentes para minimizar mi problema. Gracias a tod@s pues gracias a ellos todo quedó en casi nada y solo me perdí alguna visita y alguna comida, que fue perfectamente sustituida por el "sueroral" sabor a naranja. La visita me la explicaron después y también la comida que como digo y repito tampoco era de mi principal agrado. Y la que sí me gusto algo, el plov, o bien algún acompañamiento de la misma, fue la que yo creo desencadenante de mis tribulaciones.

Volviendo a la ciudad, para mí lo que me pareció más espectacular es el Arq de Bujará, una fortaleza del siglo V, que estaba habitada por las clases gobernantes y dominantes de las regiones de los alrededores. Tuvo uso hasta que llegó el gobierno ruso en pleno siglo XX, en que se convirtió en una atracción turística y museística.

 Bukhara: Comiendo plov

Una de las madrasas más importantes de la ciudad es la de Mir-i Arab, que fue construida en el siglo XVI y en ella destacan sus cúpulas y su magnífico pórtico. Otra de estas madrasas, a modo de curiosidad es la de Nadir Divan-Begui que en su parte trasera se puede apreciar una escultura de metal de Nasrudín Hodja subido en su mula o su burro, no sé bien. Se trata de un personaje ficticio, aunque muchos le quieren buscar una existencia real. Es el protagonista de muchas historietas folclóricas, en que pasa de ser de un ingenioso vividor a un tonto de remate, en ambos casos eso sí, de buen corazón. No sé si se podría equiparar a los pícaros de algunas de las novelas de nuestro país. 

Otra de las actividades que participamos fue una en que pudimos ver en directo cómo se elabora el plato nacional de Uzbekistán: el plov. A groso modo vendría a ser una paella de verduritas y carne de ternera desmenuzada a la que agregan unos huevos duros como guinda una vez cocinado el arroz. No estaba mal, aunque como he dicho, sospecho que alguno de los acompañamiento no me sentó bien, o igual fueron los cubitos de hielo de la cocacola que me tome comiendo.

El siguiente paso de nuestro viaje estaba en Khiva, una ciudad de unos 90.000 habitantes y a más de 500 kilómetros de Bukhara, con lo que el desplazamiento lo hicimos en avión hasta el aeropuerto de Urgench, actual capital de la región, que tuvo a bien en su día acoger a un vecino ilustre y reconocido, el famoso médico Avicena. Desde allí hasta Khiva fuimos en autocar, disfrutando de un paisaje en el que dominaban los campos de algodón, una de las riquezas del país, sobre todo en tiempos pasados.

Apenas tuvimos ocasión de dejar las maletas en el hotel que nos lanzamos a recorrer las callejuelas de la zona amurallada, entrando por una de la puertas de la citada muralla. Esta, a pesar de ser de adobe y paja como la mayor parte de las viviendas de su interior es preciosa. Tiene unas pequeñas torres abombadas cada pocos metros que le dan un aspecto espectacular, sea de día o de noche como en la foto que acompaño en esta entrada.

Khiva: Minarete Islam Khoja
La muralla rodea el barrio Itchan Kala, que es la zona más monumental de la ciudad que tiene la ventaja de ser una zona peatonal y te permite recorrerla toda, perderte por rincones preciosos y disfrutar de todos sus monumentos sin prisas, aunque sin pausas porque si paras mucho no te acabas el barrio en días.

También es una zona de compras de todo tipo desde ropas y sedas hasta otros trastos de recuerdo para turistas consumistas, como nosotros, pero luego lo explico.

Ni recuerdo lo que comimos, que mucho no sería, pero sí en un local muy rústico y muy agradable bien decorado con plantas de algodón tan típicas y tan abundantes en la zona. Y la bebida estaba muy fresca, que con el calor que habíamos pasado a la mañana se agradecía un montón.

Por la tarde seguimos tras un breve reposo con la visita de la zona intra-murallas, donde pudimos ver la Mezquita Juma o Mezquita de los viernes construida con más de 200 columnas de madera, casi todas ellas distintas una de otra. Una maravilla de edificio. No recuerdo bien si fue aquí o en otro lugar donde había una exposición de billetes que entramos a ver con la particularidad de que alguno de ellos estaba impreso en tela de seda.

También en el interior del recinto se encuentra para deleite de los turistas y visitantes el Palacio Tash Khauli, un espectacular edificio de más de 160 habitaciones y con unos excelentes techos de madera decorados, aunque creo que la foto que adjunto no es exactamente de ese palacio sino de uno de los maravillosos pórticos que tenía cualquiera de las madrasas o mezquitas que vimos en el paseo.

Luego ya con mucha más calma y con una mejora sustancial de la temperatura, que el sol ya había dejado de caer a peso y se dirigía hacia el ocaso empezamos la ruta del "shopping", pues también había infinidad de lugares donde adquirir recuerdos y presentes.

Khiva: Artesonado Mezquita
Incluso había un edificio, de una planta eso sí, pero inmensa y por la cantidad de productos que allí se ponían a la venta, se le conocía como El Corte Inglés, quiero pensar que entre los turistas españoles que visitaban la ciudad. Allí me compre una camiseta de recuerdo del viaje, que por cierto no fue la última y eso que estábamos a horas escasas de coger vuelo de vuelta.

Las chicas de nuestro grupo de cinco (Marta, Luisa y Pili) andaban liadas en comprar pañuelos de seda para sus amigas que cumplían los 70 a lo largo de este año, así que dedicaron un cierto tiempo a ello. De todas maneras ahora que lo escribo no sé si fue aquí o en otro lado.

En un momento dado Pili y yo nos fuimos de compras solos porque ella necesitaba hacer compras para otros compromisos familiares y de amistades. Primero me llevó a un lugar en que en la visita matutina había pactado con uno de los vendedores para comprar bolsas de tela, con motivos uzbecos impresos en una de sus caras.

Como se los guardo y le hizo alguna rebaja en las grandes, pues de tamaño pequeño no tenía tantas como demandaba la cliente, ella correspondió con el ahorro y poco más comprando una tira de monedas del país, no se bien para quién. 

Para acabar o no el capítulo de compras, Pili tuvo la brillante idea de comprar para sus amigas de Terrassa unos Coranes minúsculos. Lo cierto es que después de negociar diez por el precio de ocho, a la hora de cobrar intentó cobrarnos los diez, así que le dijimos como pudimos que nos quedábamos solo ocho, y en castellano claro y alto que se metiese los otros dos por donde pudiese.

Ante semejante "indignidad y falta de palabra del vendedor", Pili se quejó amargamente de que la letra era minúscula y apenas podía verla.  No me pude aguantar y le pregunté si acaso ella sabía leer en árabe, que era lo que se podía intuir ante semejante queja. No pudimos por menos que explotar a risas los dos ante semejante situación. También causó grandes risas cuando explicamos la aventura coránica a nuestros compañeros de viaje.

La muralla de Khiva de noche
Creo que aún fuimos al hotel, que por cierto estaba muy bien situado sobre todo si vas a hacer una visita como la nuestra, para cambiarnos de ropa y de paso en la tienda del hotel comprar algunas cosas. Alguna camiseta más y algún pañuelo también. Ahora sí que parecía que se acababan las compras... o no, quedaba el aeropuerto y tengo que decir que por volver al tema de las compras también mercamos otras camisetas.

Pues lo dicho, que una vez arregladitos nos dispusimos a acercarnos al restaurante donde se había programado la cena, diría yo que de fin de fiestas.

El lugar era espectacular y sobre todo la terraza donde colocaron nuestras mesas con una vistas generales a la ciudad vieja de Khiva, que se veían mejoradas todavía más si cabe por una excelente puesta de sol de la que hicimos fotos de todas maneras, aunque he preferido poner una de nuestro grupito de cinco que nos hicimos ya noche entrada pero con los minaretes iluminados que le daban un aspecto encantador.

Hasta la comida me pareció mejor que en los otros lugares que comimos y cenamos a lo largo del viaje, pero supongo que tiene que ver con aquello que pasa a veces en los viajes, que el último día, aunque haya sido maravilloso todo el recorrido y hayas disfrutado mucho, como que ya tienes ganas de volver a casa. Yo pensaba cenar unos huevos rotos con jamón.

Después de tan agradable momento de la cena y la sensación que comentaba del deber cumplido nos retiramos al hotel que el día siguiente había que volar a Madrid y obviamente las emociones y aventuras no se habían acabado.
Cena de despedida viaje.



Nos levantamos a una hora razonable y después de un desayuno adecuado recogimos las maletas y nos fuimos a la recepción del hotel a esperar el autocar con destino al aeropuerto de Urgench, aunque a J. Ramón y un servidor nos quedaba un último recuerdo agradable del país. Fuimos a la piscina y nos hicimos una fotografía de recuerdo especialmente simpática en el bar de las instalaciones.

Una vez en el aeropuerto, yo comencé ya con las cábalas del viaje, pues una vez en Barajas, había que ir a Atocha, coger un AVE hasta Zaragoza donde teníamos el coche y desde allí a Villanueva unos y continuar otros hasta Terrassa. Yo creía haber hecho bien las reservas y salvo cosas raras enlazaríamos bien con nuestro programa.

Bueno pues en estas historias andaba yo, cuando avisan que por la pista de aterrizaje van cantidad de coches negros, policía y otros transportes, al tiempo que se anuncia un cierto retraso en el vuelo, pues ha tenido a bien venir a la ciudad el primer ministro o algo por el estilo a Azerbaiyán.

Por suerte estos no tiene que pasar controles aduaneros y acabaron pronto con lo que el vuelo salió con un mínimo retraso, que además creo que el piloto recuperó a lo largo del viaje.

Llegamos a Madrid a la hora prevista, y un transporte que J. Ramón había contratado desde el aeropuerto de Khiva estaba allí mismo esperandonos. Siguiendo los consejos del conductor fuimos a hacer una merienda cena en un lugar al lado de Atocha, pues nuestro tren no salía hasta la nueve.

Con tiempo suficiente nos acercamos a la zona de embarque, pasamos el control de seguridad y a esperar en una de las cafeterías que hay dentro de la zona de acceso a las vías. Allí empezó la última etapa del viaje para nada prevista en el programa.

Los trenes empezaron a demorar su salida, el de la cafetería cerro a las nueve y nos echó amablemente del recinto con lo que pasamos a formar parte de la inmensa cantidad de gente sentada en el suelo, pues los escasos asientos disponibles estaban todos ocupados.

Agradable despedida
Empezaron a llegar las primeras noticias de que nuestro tren venía de Andalucía y estaba parado en Málaga. La sed y los achaques en la espalda empezaron a hacer mella en el grupo. Pili no podía parar quieta, nada nuevo, así que fue a investigar por su cuenta con un excelente resultado. 

Vió salir un joven con una botella de agua fresca. Le preguntó de dónde la había sacado. Le dijo que de la zona VIP. Se acercó y pidió si le podían vender alguna botella, pues éramos un grupo de "ancianos" que veníamos de un vuelo "larguísimo", etc. La encargada le dijo que no podía, pero que si éramos pocos podíamos entrar en la zona. Le dijo que éramos cinco y a ella le pareció bien, así que nos colamos en la zona VIP. Bebidas frescas, canapés, frutas, algún bocadillito, café y sofás cómodos con mesas donde descansar. Y todo "gratissss" como diría un presidente de un conocido equipo de fútbol.

Muy bien nos fue pero hasta la una  de la madrugada no salimos y luego en Zaragoza no podíamos salir del parking de la estación, pero eso ya lo contaré en otra entrada que se me esta haciendo muy larga...

Por cierto todos llegamos bien a casa y en 48 horas Renfe nos devolvió el 100% del importe de los billetes de Madrid a Zaragoza.

domingo, 7 de septiembre de 2025

Uzbekistán. En la Ruta de la Seda. II.- Samarkanda

 Samarkanda

Se trata de la segunda ciudad en habitantes de Uzbekistán a la vez que capital de la provincia del mismo nombre. Tiene según los expertos una antigüedad de más de 2600 años y es además Patrimonio de la Humanidad, declarada por la Unesco en el año 2001. No obstante su mayor prosperidad y fama la alcanzó por ser una ciudad en el centro de la Ruta de la Seda entre China y el Mediterráneo.

Madrasa de plaza de Registán

Así pues, nos encontramos en la joya de la corona del viaje y de la Ruta de la Seda, aunque luego, como que "la vida te da sorpresas", visitaremos otras ciudades que aunque oficialmente no se acerquen a esta, a mí en concreto me dejaron un excelente sabor de boca y una sensación de gran descubrimiento. Pero eso será luego. Hoy estamos en Samarkanda.

Y Samarkanda es mucho pero sobre todo lo es la plaza de Registán, que según reza la wikipedia es "uno de los paisajes más fantásticos en el Asia Central, que definieron las reglas básicas de la arquitectura islámica entre el Mediterráneo y el subcontinente indio". Y es que resulta difícil explicar con palabras lo que es la plaza y las sensaciones que uno va experimentando cuando entra por primera vez en ella. Algunas imágenes he añadido de ella para tratar de mejorar lo que yo pueda escribir sobre la misma.

Pues bien, el Registán es una gran plaza que está rodeada por tres grandes madrasas, o dicho de otra manera universidades, así que la concentración de sabiduría y también de poder en el complejo era inmensa. Las tres son a cual más bella. Nos explicaron bien cuales eran los estudios que se impartían en cada una de ellas, pero obviamente no lo recuerdo, era demasiada información y aunque bien administrada el calor que se concentraba aquel día hacía difícil hasta pensar.

Madrasa de plaza de Registán

En cualquier caso por si algún lector despistado cae por este blog y quiere profundizar en el tema, añadiré que se trata de las madrasas de Ulugh Beg, Sherdar y Tilla-Kari.

Pasear por la plaza a plena luz del día y con un calor considerable ya es una gozada, mires hacia donde mires es una pasada. Y digo esto, porque este mismo día por la noche realizamos una visita de la misma por la noche, donde se podía disfrutar de un espectáculo de luz y de sonido increíble, incluso alguien nos dijo que habíamos tenido la suerte de disfrutar del mejor posible, pues hay uno dedicado al turista y el que pasaban hoy que estaba pensado para ofrecerlo a no sé qué autoridades venidas de no sé qué país y era más completo que el habitual. Bueno no sé si es una tomadura de pelo que nos hacen a todos los turistas, pues no creo que nadie vaya a repetirlo el día siguiente para comprobar la veracidad de lo que nos explican. En cualquier caso dos cosas: bonito no, lo siguiente que dicen ahora. Largo: también...

Plaza Registán. Noche

Acabado el espectáculo, no dirigimos al hotel con la sana intención de tomarnos un gin tónic o similar, pero no pudo ser, el bar estaba cerrado y tampoco era cosa de ir a buscar desesperadamente otro lugar, así que con una cierta resignación nos sentamos en las mesas de la terraza que seguían montadas aunque con escasa iluminación y sacamos algún agua y algún refresco de la máquina de "vending" de la recepción del hotel. No es lo mismo, pero para charlar un rato amigable y relajadamente vale.

Siguiendo con la visita de la ciudad, aunque de forma totalmente desordenada, que la memoria falla de vez en cuando es digno de mención el mausoleo Gur-e-Amir, dedicado al fundador y factotum del país en sus tiempos y donde evidentemente se encuentran sus restos mortales. El nombre significa Tumba del Rey y está muy bien conservado. De hecho fue restaurado por la Unión Soviética.

El mausoleo es un octógono coronado por una gran cúpula cilíndrica. Debajo de esa cúpula se encuentra la tumba del conquistador rodeada de cuatro o cinco más que no recuerdo de quien son. Según parece es el precursor y modelo de otros grandes edificios como el Taj Mahal en la India.

Mausoleo Gur-e-Amir
Otro de los monumentos espectaculares, no tanto por su arquitectura sino por la trascendencia científica del mismo es el Observatorio de Ulugh-Beg, un astrónomo, nieto del omnipresente Timur, también conocido como Tamerlán, que mandó construir un sextante astronómico de tres pisos de altura.

Era uno de los más grandes construidos nunca y digo era porque a los 30 años de su puesta en marcha fue destruido, al parecer deliberadamente.

No obstante, a principios del siglo XX fue desenterrado y sobre los restos que alguno quedaba se hizo una rehabilitación en los años sesenta del mismo siglo y los soviéticos montaron un museo donde pueden verse infinidad de documentos relacionados con la astronomía y de muy diversos países donde esta ciencia era especialmente estudiada.

Uno de los complejos monumentales que más me impresionaron de todo el viaje fue la Necrópolis de Shah-i-Zinda, que muchas personas, viajeros, turistas y expertos consideran uno de los más bellos monumentos de Samarkanda, que ya es decir.

Necrópolis Shah-i-Zinda
A groso modo, el complejo está en unas colinas cerca de la muralla a la que hay que subir por unas escaleras, no demasiadas, pero bastante empinadas. Se inicia con la tumba de un primo o familiar del profeta Mahoma que introdujo el islam en esta zona, aunque fue decapitado mientras oraba al parecer por unos infieles que no estaban demasiado de acuerdo con sus ideas. Lo que tiene de especial esta historia es que el susodicho cogió la cabeza en sus manos, descendió a un pozo y vivió allí hasta pasar a mejor vida.

Después, durante el gobierno de Tamerlán se convirtió en la necrópolis de su dinastía, conservandose en la actualidad más de veinte mausoleos a cual más bello. En ellos descansan, se supone, desde un amigo del astrónomo Ulugh Beg, hasta la madre de un emir, unos de los mejores generales del líder, pasando por uno de su segunda hermana y alguno más de generales y personas de primera fila de la sociedad de Samarkanda de aquella época.

Pero terminando esta entrada de la ciudad haré una referencia a la gastronomía de la zona, que lo cierto es que no me gustó especialmente y eso que es de agradecer el esfuerzo de nuestro guía y la guía local en buscar sitios para las comidas. A mi parecer todos los sitios que nos llevaron estaban muy cuidados, eran confortables y fuimos bien tratados. Hasta había uno que se llamaba "Manresa".


jueves, 4 de septiembre de 2025

Uzbekistan. En la ruta de la seda. I.- Tashkent

El grupo ya más o menos consolidado de los cinco (Marta, Luisa, Pili, J.Ramón y un servidor) salimos desde la estación de Delicias de Zaragoza hasta la de Atocha en Madrid, donde tras una muy buena programación cogimos un transporte que nos condujo hasta la terminal de Barajas desde la que salía el vuelo a Tashkent, capital actual de Uzbekistán.

Tashkent.

Madraza Barak-khan

El vuelo fue plácido, sin ninguna interferencia que yo recuerde, aunque la llegada a la capital fue a altas horas de la madrugada con lo que nos llevaron al hotel donde pudimos hacer un breve descanso, un desayuno en aceptables condiciones y sin más pérdidas de tiempo a la conquista de la ciudad.

Esta, cuyo nombre vendría a significar Ciudad de Piedra, no es la ciudad con más valor artístico de las que habremos de visitar, aunque es la capital del país, que por resumirlo de alguna manera, primero fue islámico, luego un breve periodo chino, otro también breve dependiente del imperio mongol, finalmente del imperio zarista, que derivó en un país de la Unión Soviética hasta que por el año 1991 a la sombra de la desintegración rusa, se convirtió en un país independiente, y estableció su capital en el lugar que vamos a visitar en este primer día del viaje.

Chorsu-Bazaar

La ciudad, aunque lejana de nuestras tierras, creo que está iniciando un proceso de "occidentalización" ciertamente evidente: lo tienen casi todo en obras. Hasta resulta difícil hacer una fotografía sin grúas o vallas de construcción. Así llegamos en autobús al complejo donde se encuentra la madraza de Barak-khan, donde ya pudimos apreciar algunas de las características de la arquitectura que nos íbamos a encontrar a lo largo del viaje. Desde allí y después de visitar uno de los mercados (Chorsu-Bazaar) más impresionantes del viaje, nos dirigimos a reponer energías en un restaurante de la zona, en donde se vieron cumplidas mis expectativas: No iba a gustarme especialmente la comida del país.

Finalizada la comida y ya con la idea clara de lo que valía una cerveza, 50.000 yums, el grupo volvió al autocar para continuar la visita. Hay que decir que el grupo era menos numeroso que el del anterior viaje que hicimos a Polonia con esta agencia. Esto facilitó que nos conociésemos todos y todas algo más y ya desde el inicio hizo el viaje más placentero. Fuimos capaces de convivir y hasta alcanzar una buena amistad un "culé" y un "merengue" incluso hablando de fútbol. O sea que fabuloso.

Panadería

Una de las visitas interesantes en esta ciudad fue la de una panadería o mejor un complejo inmenso donde cantidad de hornos elaboraban panes de todos los tipos que tienen en el país. Probamos uno de ellos que estaba especialmente bueno. Quién me iba a decir a mi que sería la mejor comida de todo el viaje. Bueno exagero un poco, pero cuando hablo de comida no puedo evitarlo tanto en una dirección como en otra. Pili como buena descendiente de panaderos, que aunque no creo que por mucho tiempo, pero todavía conservan un horno moruno de leña en el pueblo, quiso hacerse una foto para dejar constancia de la visita y del lugar.

Entre las muchas visitas para que dió de si esta excursión se encuentra la plaza de Amir Temur, donde se puede ver una estatua ecuestre del mismo Amir Temur, héroe nacional de origen mongol, aunque no descendiente de Gengis Khan como mantienen algunos de sus fans. Fue un gran soldado, un pelín sanguinario, pero en aquella época era lo corriente, que se considera el creador del país, aunque tuvo a bien que la capital en aquellos momentos fuese en Samarkanda, a la que dotó de suficientes medios para convertirse en una de la ciudades más bellas de la ruta de la seda. No pongo la foto que hicimos allí porque es bastante censurable...

Memorial II Guerra Mundial

Muy cerca de la Plaza de la Independencia en la que se recuerda a la cantidad de uzbekos que perdieron la vida en la guerra de la liberación de los soviéticos se halla otro de los monumentos que hay en la ciudad. Se trata del Memorial de la Segunda Guerra Mundial, donde se reconoce y recuerda también a los muertos en la citada contienda, aunque en este caso se recuerdan como soldados soviéticos pues a la URSS pertenecían en aquel momento.

Bueno un galimatías en el que no encuentro la manera de ordenar, quien homenajea a quien ni si son uzbekos, soviéticos o las dos cosas. Dejo a la voluntad del posible lector de estas líneas el estudio de la historia de este país y de los tiempos en que todo esto ocurrió.

Ya con las pilas justas, que el día se hizo bastante largo después del escaso descanso entre avión y hotel fuimos a visitar algunas de las estaciones de metro más significativas de la ciudad. En este caso la influencia soviética es más que evidente. 

Estación de metro

Basándose en el metropolitano de Moscú, las estaciones que visitamos están perfectamente decoradas con todo tipo temas. Desde los más exclusivamente artísticos, con lámparas dignas de palacios zaristas hasta los más políticos como la estación que hay dedicada a la carrera espacial en la que aparecen las imágenes de los cosmonautas soviéticos que intentaron conquistar el espacio y también de alguna mujer cosmonauta para que quede constancia de la igualdad en el "imperio soviético".

Una vez finalizadas las visitas y después de una cena en la que no comí demasiado, pues ya he comentado que este aspecto del viaje no fue lo mejor, nos dirigimos al hotel de nuevo a un merecido descanso. De todas maneras esta escapada no era gastronómica, sino de otro tipo de cultura como la arquitectura y la historia de este país y de este trozo de la ruta de la seda que como veremos luego fue mejorando a medida que pasaban los días del recorrido. La próxima parada Samarkanda, posiblemente la ciudad más conocida de todo el viaje y por ende de la ruta de la seda.

La Ruta de la Plata. Parte Primera

Y resulta que de plata, nada. Bueno o al menos muy poco. Que el nombre viene del árabe "balat", que viene a significar camino empe...