Así como celebramos, una parte de la Bodeguiya de Abajo, los 70 aniversarios de Paco y Rafael, con una escapada a la Selva de Irati, ahora toca los mismos de tres de las chicas, que por razones desconocidas y sin una explicación razonable se ha ido demorando hasta estos días en que sin más retraso ya nos hemos instalado en el Parador de Alcañiz (Bajo Aragón) para proceder a esta fiesta.
Previamente, María, Rafael, Pili y un servidor pasamos dos días en Villanueva de Sijena, donde pudimos comer y cenar casi sin piedad por si acaso los condumios de la escapada al Bajo Aragón escaseaban. Poco probable dada la idiosincrasia de estas tierras.
Alcañiz I.
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Catedral. Alcañiz |
No es que haya dos sino que la visita la repartimos en dos días, una por nuestra cuenta y otra con guía oficial y entrada en los monumentos más significativos.
Después de un viaje relativamente tranquilo desde el pueblo al Parador excepto el final de ruta en que el navegador entró en bucle en parte debido a unas obras, procedimos a hacer el "check-in", aunque solo los más madrugadores (Inés, Jose, Miquel y Paco) pudieron dejar las maletas en sus habitaciones.
Listas estas actividades nos dirigimos al comedor de La Concordia, donde pudimos degustar una abundante comida en un lugar espectacular con asientos medievales, no especialmente fáciles para sentarse y con unas bolas metálicas en el respaldo, que al intentar cogerlas, al menos a Miquel y a mí, se nos quedaron en las manos. La cosa no fue a más y disimuladamente las colocamos otra vez en su sitio sin que nadie se percatara del incidente.
El comedor recibe su nombre de La Concordia de Alcañiz, al parecer una reunión de los diversos aspirantes a rey de Aragón, tras la muerte sin descendencia de Martín el Humano (en aquella época igual había otros reyes no humanos -monos u otros animales- o bien porque los había inhumanos, teoría esta última a la que yo me sumo). Pues bien, en esa reunión se sentaron las bases del futuro Compromiso de Caspe, aunque hay ciertas discrepancias respecto a si fue en el Ayuntamiento o en el Parador. No parece que la población en general, al menos por lo reflejado por la guía quisiera mucho a los calatravos, que habitaban el castillo, hoy alojamiento turístico.
Después de una siestecilla reparadora, quedamos en la recepción del hotel y decidimos hacer una primera visita por nuestra cuenta de la ciudad. Lo dicho bajamos, que bajada hay hasta el centro y que a la vuelta sería subida. Buena perogrullada me he marcado. La intención era visitar el ayuntamiento y la catedral, obviamente desde fuera y en un momento determinado se nos ocurrió visitar lo que sería el casco antiguo, para lo que encontramos una guía accidental, una chica que iba acompañada de una niña pequeña que iba en la misma dirección.
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Fuente de no se cuantos caños |
Nos fue ilustrando a su manera de los lugares por los que íbamos adentrándonos de lo que es el casco antiguo, que necesita una restauración, yo diría que casi urgente, aunque no parece que eso vaya a ser así pues los dineros necesarios para ello parece que serían no pocos. Y la población que habita en esa zona proviene de la inmigración menos favorecida. Ella lo explicó con otras palabras, sin eufemismos.
Total que poco a poco, nos despedimos de nuestra anfitriona casual y llegamos a la fuente de los no se cuantos caños, 72 creo (gracias wikipedia). Se trata como digo de una fuente cercana a lo que llaman la Glorieta, o sea unas escalinatas, y cercana también al cauce del río. El lugar dispone de una especie de prado y un local en el que aprovechamos para calmar nuestra sed (la comida y el calor se hacían notar).
Con la hidratación conseguida y aún con un sol ciertamente intenso, encaramos la calle Mayor, como imaginareis queridas paredes, toda cuesta arriba y desde allí nos dirigimos a una de las zonas más modernas del pueblo, con la sana intención de tomar un tentempié que nos sirviese de cena antes de regresar al Parador. Un servidor había preguntado sobre alguna recomendación para tal necesidad a la guía accidental, y puso al servicio de los demás la información de que disponía.
Con mayor o menor grado de aprobación encontramos uno de los lugares sugeridos y gracias a la simpatía de lo que parecía una nativa camarera del local nos acomodamos en unas mesas en la terraza-acera del referido bar. Luego resultó que la chica era de Madrid, su padre de Asturias y su madre no recuerdo y que era simpatizante del equipo de fútbol de Oviedo, del cual vestía orgullosamente una camiseta, que por ser blanca me trajo alguna reticencia, rápidamente aclarada y disipada.
Cenamos cada uno lo que quiso y hasta nos sacó para picar oreja frita, que por cierto estaba buenísima. Desde allí y sin dejar de subir llegamos al alojamiento, donde aún me dio tiempo de fumarme un purito y con Rafael, tomarnos un güisqui con cocacola antes de ir a descansar. Bueno él se tomó una tónica.
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Pasadizo subterráneo |
Alcañiz II.Haciendo lo que permite el hecho de escribir, damos un salto de un día entero y en la Parte Segunda de este viaje ya contaré lo que en ese lapso sucedió. Así que nos levantamos y después de un desayuno contundente, recogimos los equipajes los guardamos en nuestras "monturas" y a esperar la llegada ahora sí de una guía oficial para hacer un recorrido que justamente empezaba en el castillo de los Calatravos, ahora Parador de Alcañiz.
Una chica joven nos recogió a los ocho de nuestro grupillo y una pareja de la Catalunya profunda, tímidos al principio pero que por edad, que no por ideas, al final algo congeniaron con nosotros y la visita la realizamos como quien dice en familia. La guía ya nos comentó de entrada que en el castillo había algunos tesoros artísticos que por razón de las obras de restauración que estaban haciendo no podríamos disfrutar. Paco ya tenía claro que había que hacer obras pues el castillo no parecía estar muy seguro por unas grietas que pudo observar el día anterior.
Por resumir el castillo perteneció a la Orden de Calatrava, siendo de los siglos XII y XIII las dependencias más antiguas, entre las que destacan la capilla, el claustro y la torre del homenaje, donde se conservan importantes pinturas murales del siglo XIV, que son las que no pudimos ver. La fachada es del siglo XVIII, aunque unos siglos antes se añadieron elementos mudéjares tanto en el castillo como en las murallas que lo rodean.
Desde el castillo, bajamos hacia el centro del pueblo, donde nos encontramos con la casa consistorial, un edificio renacentista del siglo XVI, construido como si se tratase de una casa señorial que serviría luego de edificio público. Justo a su lado se encuentra la Lonja, un edificio de tres arcos y según parece del gótico tardío, aunque existen dudas sobre si estos arcos o al menos dos fueron trasladados o se construyeron en el lugar que ocupan actualmente.
Sin perder tiempo pues apremiaba la visita nos dirigimos al nevero de Alcañiz, lugar donde se fabricaba hielo en épocas anteriores y que pese a sus dimensiones no conseguía dar servicio a toda la ciudad por lo que necesitaban importarlo de neveros de otros pueblos de alrededor. Conectados a este se encuentran los pasadizos subterráneos que surcan el subsuelo y que pudimos atravesar y pasar a modo de ejemplo por uno de ellos. Bueno Pili no, que tiene claustrofobia. Las leyendas acerca de los kilómetros que tienen y las conexiones entre el castillo y la urbe, así como la utilidad para la que se construyeron son tantas como se quieran imaginar, así que lo dejo a criterio de quien se acerque por este blog.
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Parador. Castillo Calatravos |
Antes de que cerrara la catedral nos acercamos a ella para hacer la visita de rigor. Se trata de un templo que fue construido en su mayoría en el siglo XIII. Fue no obstante en el siglo XV, cuando se benefició del título de Colegiata, por bula del entonces Papa Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna.
Es extremadamente grande para la población en la que está y según parece o afirman algunas fuentes tuvo tamaña grandiosidad para competir de alguna manera con el Castillo Calatravo, al que como he dicho la municipalidad no le tenía excesivo aprecio.
Sin muchas contemplaciones más, un monaguillo vino a cerrar la puerta cuando estábamos saliendo, nos dirigimos al local de la empresa de turismo que nos guió en esta visita a tomar como prometía la propaganda del circuito un refrigerio de productos de la tierra. Olivas, aceite y trocitos de queso, junto con algunas muestras de diversos embutidos y un vermut que cabía en una taza de café fueron la excusa para ver otros productos y algunos de nosotros comprarlos como recuerdo del viaje. A decir verdad el refrigerio era realmente raquítico.
Acabada la actividad los más andarines del grupo (Inés y Paco) se lanzaron hacia el castillo para recoger los coches y poner rumbo a casa. Menos mal que algunos de los integrantes se percataron de la hora que era, que no daba para llegar a casa sin comer y condujeron el redil hasta un local donde nos proporcionaron unas tapas y un refresco que nos sirvió de comida.
Luego en el camino paramos los del coche B para recoger las cerezas que los del coche A habían comprado en Mequinenza. La duda inicial fue cuando los vimos parados en un campo de cerezos si las querían comprar o lo otro. Por fortuna fueron compradas al llegar al pueblo y no en el campo.
Cada uno a su casa para cerrar este magnífico cumpleaños de nuestras tres amigas, aunque insisto en que aun falta por contaros queridas paredes, el día que me he saltado y que fue de visita de diversos pueblos de la comarca colindante del Matarraña.