Siguiendo por "apacibles caminos" abandonamos Emerita Augusta y en un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en el siguiente punto de parada de la ruta, todo y que dado el afán visitador del grupo, ya habíamos ganado bastante tiempo y nos permitió hacer esta visita no programada inicialmente.
Cáceres
Se trata de una ciudad, que dicho sea de paso tiene el término municipal más extenso de España, de casi 100.000 habitantes, de la que ya se tienen referencias de estar habitada desde la época neandertal aunque las referencias más documentadas son de la época romana y cuyo nombre originario se disputan un general y un cónsul, romanos los dos.
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| Entrada al casco antiguo |
Una vez en la ciudad tras llegar por estrechas callejuelas a un céntrico parking nos pusimos en marcha para la visita de lo que el tiempo nos permitiera, pues otra de las ciudades del recorrido que no te acabas es ésta. Llegamos a la plaza mayor, espectacular como siempre, peatonal y con infinidad de establecimientos de restauración y de los otros y desde la cual por la escalinata central nos adentramos en el casco antiguo.
Pues lo dicho que una vez penetramos en el casco antiguo no se puede dejar de mirar a diestro y a siniestro y cada rincón y cada edificio es un monumento repleto de historia, por algo se trata de un conjunto patrimonio de la Unesco y también el tercer Conjunto Monumental de Europa después de Praga y Tallin.
Entre los monumentos destacan la concatedral de Santa María y la iglesia de San Francisco Javier con sus dos torres gemelas de color blanco. La iglesia de San Mateo y el Convento de San Pablo, edificado sobre una ermita. Las casas nobles y palacios son incontables en esta zona, destacando entre otros el Palacio Episcopal, vivienda de la autoridad eclesiástica de la ciudad en otros tiempos. También se pueden ver el Palacio de Toledo-Moctezuma, que lo mandaron construir un matrimonio en que había un descendiente de Isabel de Moctezuma, hija del caudillo azteca del mismo nombre.
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| Un rincón de la ciudad |
Igualmente importantes son los arcos que rodean el casco antiguo destacando el de la Estrella, que es la principal entrada al mismo. También de interés el del Cristo y el de Santa Ana, así como la desaparecida puerta de Coria.
Las torres de defensa también se multiplican a lo largo de todo el recinto amurallado. La de Bujaco es el emblema de la ciudad y se encuentra en la plaza mayor y fue la que protegía el flanco noroeste del recinto. Otra, la de los Púlpitos también adosada a la muralla es altamente representativa de Cáceres.
Destacar también el foro de los Balbos, un pequeño espacio cerca de la muralla y rodeado de edificios de gran interés arquitectónico y cultural.
Y no tendríamos que olvidar que en el mismo recinto medieval se encuentra una de las maravillas de la gastronomía de este país y probablemente del mundo. El restaurante Atrio, tres estrellas Michelin en la actualidad, perfectamente encajado en el espacio histórico y en cuyo entorno se acumula también un hotel ideal para disfrutar de la ciudad y de la gastronomía las gentes más sibaritas. Por cierto, no es nuestro caso.
Lo que sí es nuestro caso, es que queríamos comprar Torta del Casar, un magnífico queso cremoso para mojar y llevarlo para nuestro domicilio. En principio pensamos que luego al final de la ruta en Salamanca, podríamos comprarlo. Pero a alguna se le ocurrió ser prevenida y con los quesos que cargamos todo el viaje, de nevera de hotel a nevera de hotel hasta Terrassa. A decir verdad, llegó bien...
Trujillo
Pues también en un plis-plas nos presentamos en la ciudad de Trujillo, siguiente parada del periplo. La romana Turgalium que llegó a ser paso obligado entre Emerita Augusta y Cesaraugusta es una población con casi nueve mil habitantes en la actualidad con un estupendo castillo que se divisa en el alto del núcleo ya desde varios kilómetros antes de llegar.
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| Castillo de Trujillo |
Como ya es habitual tras el cambio inicial del recorrido al que insisto íbamos ganando tiempo, llegamos a la hora de la comida al Parador, que ocupa un convento del siglo XVI con dos claustros. Alguno comió cochinillo, aunque según comentó no estaba tan rico como el del día anterior. Otro aprovechó la noche que en uno de los claustros dejaban fumar para dar cuenta de un purito nicaragüense que le supo la mar de bien. Bueno no lo acabe entero porque en el claustro mucho calor no hacía...
La ciudad me trae recuerdos de la anterior visita en que un ataque de "gota" me tuvo sentado en una terraza de la plaza, debajo de un paraguas porque llovía todo y más. No pude visitar el castillo, así que sin perder tiempo después de comer iniciamos la subida la mismo, que dicho así parece importante, pero la verdad es que no es especialmente larga, si no te equivocas por hacer caso al google maps y das más vueltas que una peonza.
Como digo el castillo es una maravilla de origen árabe, construido entre los siglos IX y X y con posteriores remodelaciones en el siglo XV y algunos trabajos de restauración en el siglo XX. Tiene una capilla y algunos aljibes en su interior y es una gozada las vistas desde lo alto de sus murallas por las que se puede pasear con toda tranquilidad. Bien justificado el esfuerzo de subir.
Desde allí fuimos bajando por empinadas callejuelas, ahora más llevaderas, haciendo alguna parada como la casa natal de Pizarro, o la casa de sus padres, no me quedó muy claro. Funciona como casa-museo y se pueden ver algunos elemento, como utensilios, espadas, ropajes, etc.
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| Pizarro en la Plaza Mayor |
Camino de la plaza mayor pasamos por la iglesia de Santa María la Mayor y pudimos ver en una placita próxima la estatua dedicada a Orellana, también conquistador y vaya usted a saber que más del nuevo mundo.
Llegamos a la plaza ya prácticamente de noche, lo que no hace más que acrecentar su belleza y magia con la iluminación que tiene, muy adecuada y lograda.
Allí se encuentra casi como centro de interés de la misma la estatua ecuestre dedicada al conquistador Francisco de Pizarro, seguramente el más ilustre de sus vecinos, aunque también a él, le rodea una historia poco edificante en las colonias descubiertas. También destaca en uno de los vértices de la plaza la iglesia de San Martín de Tours. Y en la misma plaza nos encontramos también con un grupo de moteros de Lleida que hacía una ruta, sino igual, parecida a la nuestra. Volvimos a coincidir con ellos en el desayuno de la mañana siguiente en el Parador.
La idea inicial era cenar en el Mesón de la Troya, donde el recuerdo del anterior viaje me había llevado, sobre todo por un magnífico cocinado de lomo de cerdo ibérico en una salsa espectacular. No pudimos comprobarlo, pues abrían muy tarde para nuestros intereses, así que cogimos otra alternativa al ágape. Desde allí nos retiramos a descansar que el día siguiente seguía prometiendo emociones y más actividad.
Monfragüe
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| Desfiladero de Monfragüe |
Nada más desayunar, bien como cada día pusimos rumbo al parque Nacional de Monfragüe, hasta que por unas carreteras algo más tortuosas que hasta la fecha, llegamos al paraje conocido como el Salto del Gitano, lugar donde había posibilidad de aparcar para disfrutar de los paisaje.
Se trata de un espacio natural protegido, atravesado por dos ríos, el Tajo y el Tiétar, que fue declarado parque natural en 1979 y parque nacional en 2007.
Las vistas son espectaculares, no solo por la orografía del lugar sino también por la gran cantidad de buitres que habitan en la zona. Se ven como si fuesen auténticos vigías del lugar, parados en los riscos más altos de los montículos de piedra que bordean el curso del río Tajo, en este caso.
También son fauna corriente en el mismo parque, a parte de estos buitres negros, las águilas imperiales, las cigüeñas negras, buitres leonados, búho real y algún que otro alimoche. Entre los mamíferos, hay nutrias, gatos monteses, algún zorro, venados, jabalíes y conejos. También hay diversidad de peces, reptiles y anfibios como el sapo partero ibérico y el tritón ibérico. Menos mal que la mayoría de ellos están escondidos y difícilmente visibles, sino con lo que le gustan los animalicos a alguna del grupo echamos la mañana y parte de la tarde en el parque.
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| Buitres en Monfragüe |
Sin que tuviese que ver nada con "los animalicos", también aquí volvimos a reencontrarnos con el grupo de moteros de Lleida, que nos explicaron la tecnología punta de la que disponen en las motos para evitar choques con la fauna que muy a menudo se cruza por las carreteras. Buena inversión porque a fin de cuentas la carrocería de esos vehículos son los propios conductores.
Como último dato del parque, decir que su nombre proviene de los romanos "mons fragorum", que significa monte denso. También como curiosidad aportada por la wikipedia hay una pequeña ermita dedicada a la Virgen de Monfragüe, donde se guarda una pequeña talla del siglo XVII-XVIII, traida desde Palestina por los Caballeros de la Orden de Santiago. Todos los años los pueblos pertenecientes al parque celebran una romería a la ermita que llaman "Monte Fragoso".
Desde aquí emprendemos viaje a la siguiente parada de la ruta, también fuera de programa, gracias al buen ritmo que llevamos de viaje y a la necesidad exploradora de nuestro guía...