lunes, 22 de febrero de 2021

El "Cardenal Xavierre". Novatos

El "Cardenal Xavierre" es el Colegio Mayor de Zaragoza, ubicado en la plaza San Francisco, a las mismas puertas de la Ciudad Universitaria, gestionado por la Orden de los Dominicos y supongo que debe su nombre a D. Jerónimo Xavierre y Perez de Caseda, que fue un zaragozano, General de la misma Orden y Cardenal de la Iglesia Católica, a la vez que gran impulsor de la creación de la Universidad de Zaragoza, eso sí en detrimento de la de Huesca, que en aquellos momentos vio disminuir su importancia. Eran finales del siglo XVI y principios del XVII y la historia posterior hasta la fecha es que la nueva acabó fagocitando a la antigua...

CM Cardenal Xavierre
Pues una vez finalizado el curso de COU, tenía dos opciones para seguir estudiando y que con un criterio, no sé si acertado solicité las dos: una el Colegio Universitario de Huesca, acabado de inaugurar y otra tras un examen de ingreso "pseudoselectivo" en la Facultad de Zaragoza. Tras unas deliberaciones con mis padres optamos por la segunda opción, ya que la primera me ofrecía la posibilidad de hacer los tres primeros cursos en Huesca y luego continuar hasta el final otros tres años en Zaragoza. Nos pareció más útil que si me tenía que desplazar sí o sí a Zaragoza para terminar los estudios, lo más práctico sería empezar y acabar en el mismo sitio.

Una vez matriculado, se presentó la necesidad de buscar un lugar donde vivir en la capital y ante el desconocimiento de estos menesteres, gracias a una conocida de mis padres, Cesárea se llamaba, que tenía un hijo médico, ginecólogo y no es broma, me recomendaron el Colegio Mayor, que según su opinión, los primeros años siempre es mejor tener la comida puesta y la habitación arreglada, que lanzarse a un "piso de estudiantes" que se llamaban entonces, donde el orden tanto en la alimentación como en el resto de las obligaciones caseras eran más que dudosos. Así aterricé en el "Xavierre", previa visita de valoración por el Director, al que luego descubrí que todos llamaban y finalmente yo también "El Frailón".

El primer impacto que recibí en la charla con el Director fue toda una serie de normas de convivencia que me parecieron excesivas y quizás demasiado rígidas. Yo esperaba algo más de "libertad", teniendo en cuenta que accedía a la Universidad y que todos los que allí habitaban eran universitarios. Solo al final de la charla se relajó un poco la conversación, para advertirme de que se iniciaba un periodo de novatadas que culminaba con la fiesta del novato y que tenía que aceptarlas siempre y cuando no atentasen a mi dignidad. Con la distancia de por medio, parecen divertidas aunque en aquel momento no lo fueran del todo. Lo que sí es cierto que nunca sentí que atentaban contra mí en nada, aunque hubo momentos en que resultaron un poco "pesadas". Explicaré alguna que padecí personalmente y otras que sufrieron algunos de los compañeros "novatos también" y dejo en vuestro criterio queridas paredes, si son o no graciosas.

Ciudad Universitaria. Zaragoza

Cada vez que pasaban lista por las habitaciones de los nuevos, se tenía que contestar con un "puto novato, señor" y en las habitaciones dobles, el segundo en ser citado respondía "puto novato también". Bajábamos a cenar con traje y corbata y teníamos que ceder el paso a todos los veteranos en la fila. Llevábamos un clavel en la solapa que nos identificaba. Entre las más curiosas, pasé personalmente una tarde metido en un armario que ejercía de aparato de música de los que había en los bares. Por la cerradura metían una moneda de una peseta, decían H5 o F2 o la combinación que fuese y yo cantaba lo que me parecía, bastante mal por cierto. Luego hacíamos un examen del novato en el que siempre acabábamos suspendiendo pues los vigilantes nos metían un papelito en el bolsillo, que luego descubrían ellos mismos y que ponía en letras mayúsculas "CHULETA". En la sala de TV no podíamos sentarnos en las tres primeras filas, reservadas a los veteranos.

Aparentemente un juego de niños, aunque recuerdo alguna más elaborada e ingeniosa, también en el interior del Colegio, porque luego también "sufríamos" las de exteriores. La cosa consistía en que tenías que taparte los ojos y tu compañero novato también, "te mearía" en la cara. Desagradable pero original: Un porrón con agua caliente con sal tirándolo sobre la cara daba el pego perfectamente. En la misma línea funcionaba el afeitado de cejas al que todos los nuevos tenían que someterse: Una máquina de afeitar eléctrica a la que previamente se le habían quitado las cuchillas, te la pasaban repetidamente por las cejas y con el ruido de la misma y el tiempo de afeitado acababas teniendo la sensación de que te las habían rasurado. Nada más lejos de la realidad: tus cejas seguían intactas después de la broma.

Antes de que nos lanzaran a la novatada de exterior, formábamos en los porches del colegio en plena plaza de San Francisco para pasar lista. Pues bien, en todo el año no vi a un amigo del pueblo que estaba estudiando en aquel entonces en la Universidad, y justo aquel día pasó precisamente por allí y paró a saludarme, para mi sonrojo y posterior queja en pensar qué casualidad. La verdad es que fue más una comida de coco mía que nada que sucediese fuera de lo normal. Él sabía perfectamente de qué iba la cosa. Por abreviar, en las externas a mí me tocó ir al ayuntamiento de Zaragoza a ver que tenía que hacer para comprar la Plaza San Francisco con fin de llevar a cabo una operación inmobiliaria. Fui hasta el Ayuntamiento, me metí dentro, miré dos carteles y salí pitando al Colegio otra vez diciendo que me habían informado que no estaba en venta. Otra de las externas, la padeció un compañero al que hicieron subir al tranvía en pijama y con un pollo en la mano sin una peseta para comprar el billete. La cosa era que tenía que venderse el pollo para sacar dinero y con él pagar el billete.

En la puerta del Xavierre hace dos años
Algunas, algo más desagradables y menos divertidas hubo, que no citaré porque no aportaban nada ni entonces como gracia o novatada, ni ahora como recuerdo de ellas. Así acabaron los primeros días de vida colegial, como gustaba llamar a los responsables del cotarro, aunque he de decir que la categoría de "novato" la mantenías todo el primer año de carrera o de estancia en el Colegio. También decir en honor a la verdad, que pasados esos días la relación personal con los "veteranos" que hace nada te "puteaban" fue excelente e incluso llegamos a trabar buenas amistades que luego continuaron una vez abandonada la Universidad.

Luego, con el tiempo, estas prácticas se fueron ensombreciendo con conductas realmente fuera de tono y se estableció un debate en que las novatadas quedaron bastante puestas en entredicho con condenas públicas a las mismas por parte de pensadores, medios de comunicación, autoridades y en general todo el conglomerado que formaba la Universidad de aquella época. Por lo que conozco hubo un momento en que se hicieron auténticas burradas, todas ellas condenables. Y seguro que desde mi visión actual hay múltiples formas de establecer relaciones mejores que esas, mas beneficiosas para las partes e incluso más nutritivas para el desarrollo de la amistad, el compañerismo, la solidaridad y otros valores que se forjaron en aquellos Colegios Mayores.

En cualquier caso y como que cada uno cuenta la fiesta según le va, el recuerdo actual de aquellos días para mí no es traumático, al contrario, más bien simpático. Pero insisto que si alguien se sintió ofendido y contrariado por ello, respeto sus sentimientos y apoyo la decisión de suspender "estas prácticas" que se tomó pocos años después de aquel año 1973-74.

En la próxima entrada de "El Cardenal Xavierre", trataremos la vida normal en el Colegio, con el cine, la música, los deportes y otras actividades lúdico-culturales.

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