Año 1976
Maza, Benedicto, Atarés (Albalatillo), Leciñena (Pelarda), Del Valle, Ojeda, Frauca (Jabalí de Peñalba), León, Rojas (Waldo), Franco, Sampietro (Champi), Pallarés, Golvano, Bujanda (Buji) y Lara, bajo la dirección técnica de Valentín (Botijo) ayudado por José Luis (Josele) y Pedro (Pericón) aterrizan en Barcelona como campeones de fútbol de los Juegos Universitarios de la Universidad de Zaragoza. Y este es el origen de esta entrada. Un grupo de desalmados universitarios de diversas especialidades, que había conseguido un sueño y que seguía soñando con otro, se trasladó a la Ciudad Condal, al Hotel San Agustín de la plaza del mismo nombre para luchar contra los correspondientes "molinos de viento" cada uno con su quijote particular a cuestas.
Barcelona 1976 |
Mediados de junio. Mariano recupera el dichoso póster relacionado con las vicisitudes que padeció (o mejor dicho disfrutó) el equipo para llegar a aquel desembarco en Barcelona. Y tiene una de esas ocurrencias que luego se convierten en un gran logro para la humanidad: reunirnos a todos. Sabe de antemano que la tarea es casi imposible pero el ADN de estas tierras de Aragón marca de una manera casi irrefutable la terquedad (cabezonería) de sus hijos, así que con ella a cuestas y con un trabajo "del copón" se pone en marcha a la aventura.
A medida que va contactando con unos y otros, la idea toma sentido porque todo el mundo está de acuerdo en sentarnos a una mesa (de comer) en Zaragoza, después de Pilares. Los agradecimientos los dejo para el final de la entrada pero a los organizadores hay que doblarselos pues casi consiguen el milagro, que es contactar con casi todos. ¡Casi nada!
Total que por falta de contactar con algunos o por alguna otra circunstancia, la organización consigue citar y confirmar la asistencia de 15 elementos del equipo, que nos damos cita a media mañana en la Plaza de San Francisco en la puerta del Colegio Mayor Cardenal Xavierre: La idea es clara, antes de ir a comer la Directora del Xavierre nos recibirá, de forma no oficial y nos dejará dar un paseo por las instalaciones que conocimos en su día y que hoy algo cambiadas estarán. ¿Quién o qué resiste 48 años sin cambiar?
El dichoso poster |
Poco a poco vamos llegando todos al punto de encuentro, muy emocionante porque aunque en nuestros cuerpos se notan las cicatrices del tiempo y de la vida misma, nuestras cabezas no han cambiado demasiado y al menos yo, el carácter y la manera de ser que voy percibiendo en todos nosotros se asemejan bastante al recuerdo que tenía de hace 48 años: vamos que el que era movido, sigue movido, el serio, serio, el travieso, travieso, el callado, callado y así hasta nuestro "jefe" particular, Valentín, que lo escuchas hablar y al menos en los temas que nos ocupan de todos de aquellos años parece que no ha pasado ni una semana.
Entremezclados con padres e hijos, que hacían la primera comunión, entramos al hall del colegio, donde lo primero que ves es que el espacio donde estaba el Conserje (Segundo, se llamaba uno si no recuerdo mal) ha desaparecido y está más metido en el recibidor. Y sobre todo el "reino de Tomás", donde tanto jugamos al mus, al guiñote y otros entretenimientos y donde tomamos día sí y día también cafés y cortados, extrañas tapas y bocadillos, algunas cervezas y hasta alguna copichuela de espirituosos, había desaparecido y estaba convertido en sala de profesores, creo... No soy nostálgico, pero que gran pérdida.
Zaragoza 2024 |
Desde allí, ya con la visita más o menos concluida, nos despedimos de la Directora y nos dirigimos a unos 30-40 metros por la puerta lateral de acceso a la zona deportiva a la terraza de una cervecería, que en su momento creo recordar que fue la Librería Pórtico, donde se pusieron algunas bombas de diversa potencia por vender libros "de rojos" en la época de la transición, o incluso previamente a ella. Allí despachamos unas cañas antes de la hora de la comida en La Bodega de Chema, también a escasos metros del Xavierre.
La comida no era más que la excusa para estar juntos, comiendo, bebiendo y riendo, cosa que hacemos casi también como jugar al fútbol. Unos buenos entrantes entre los que a mí me gustó especialmente un huevo poché trufado y luego el segundo a elegir. Yo tomé cabrito al horno, bueno, pero un poquito entrado en edad (adolescente ya), pero como decía esto es intrascendente con el objeto de la comida.
Vinos y alguno cava para pasar el condumio y luego cava para brindar por todo un poco, por lo bien que estamos, por la alegría del reencuentro, por los recuerdos sin nostalgias y en definitiva por vivir que eso es de lo que se trata.
No podía faltar un merecido homenaje a la persona que fue capaz de amasar todos los elementos disponibles hace 48 años convirtiéndolos en algo parecido a un equipo de fútbol y por lo visto en el día de hoy, en un grupo de amigos con sólida cimentación.
Así pues en nombre de todos los presentes y también de los que no pudieron venir se le hizo entrega a Valentín de la placa que rezaba el siguiente mensaje:
Valentín con el recuerdo del encuentro |
Como era de esperar, nuestro amigo y "coach" que dirían en plan moderno se emocionó y no paró de dar las gracias a todos con la voz casi temblorosa por el momento vivido. Por si no te lo dijimos en su momento, yo aprovecho para decir que era lo mínimo que podíamos hacer por tu dedicación e implicación en esta empresa y ese sueño que decía al principio.
Ya después de la comida con todas esas emociones decidimos ir a tomar un "gintónic" o similar a un local justo enfrente del restaurante, donde según alguno de la expedición acudían regularmente chicas a tomar algo. Ni que decir tiene que las cuatro "chicas" que allí estaban desaparecieron al instante cuando vieron entrar a semejante banda de "carcamales" con intenciones poco claras.
En honor a la verdad hay que decir que al rato de estar en el bar fueron acudiendo más "chicas", aunque no sé si fue porque vieron desde la calle que estábamos nosotros o porque era su lugar de reunión habitual. Quiero pensar que fue por lo primero.
Luego yo, ya tuve que regresar al pueblo por otros compromisos y no sé cómo acabó la "fiesta", así que si alguno de los que os quedasteis y que además podéis leer esta entrada, os animais a completarla a través del apartado de "Comentarios".
Pues fin de un día maravilloso, o cojonudo, o como queramos llamarlo, y esperanza con cuenta atrás para la celebración del próximo en Logroño. Luego vendrá Teruel y otras localizaciones.
Por cierto, gracias a todos por todo.
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