sábado, 28 de septiembre de 2024

Alcalá de Henares en un suspiro...

Cualquier momento es bueno para que un@s "jubiletas" preparen y lleven a cabo una escapada, sea primavera, verano, invierno u otoño, y sea larga, mediana o corta, o incluso como la que nos ocupa en este momento sea "un suspiro"...

Después de un viernes y sábado bastante intensos en cuanto a actividad gastronómica se refiere pues a parte de comer en Fraga con Pili, que ya se encuentra algo mejor y Pedro, los cinco viajeros nos pusimos las botas cenando el rabo de toro que Marta cocinó para nosotros y que como casi siempre que lo hace estaba espectacular. Luego los gintónics fueron más breves de lo habitual pues había que madrugar, que los casi 400 km de viaje no nos los iba a perdonar nadie.

Palacio del Infantado
A las ocho de la mañana, dentro de lo que es nuestra puntualidad, o sea un poco más tarde, pusimos rumbo a Alcalá de Henares, aunque con diversas paradas intermedias. A nuestra edad es más que conveniente hacer paradas técnicas para evitar complicaciones posteriores al tiempo que sirven de higiénicas y cómo no, también para avituallamiento de los cuerpos, que el desayuno de antes de la salida fue eso, romper el ayuno sin más.

La primera parada fue en el mesón El Asturiano, cerca del pueblo de La Muela en Zaragoza, famoso por la cantidad de molinos aerogeneradores que rodean todo el municipio, al que han hecho rico, aunque como demasiado a menudo ocurre en este país salpicado por sospechas y hasta certezas de corrupción entre los ediles municipales y empresarios de diversa índole. La idea no era hacer política sino explicar que el almuerzo de tenedor para mí, dulce para otras y ausente para otro, por una ligera indisposición, me resultó bueno y abundante.

Guadalajara

Sin mucha pérdida de tiempo y a la velocidad que las leyes permiten, nos presentamos en Guadalajara donde pudimos aparcar casi frente al Palacio del Infantado, que era la primera visita que teníamos prevista en la ciudad. Esta sería una constante a lo largo del viaje, encontrar siempre aparcamiento delante de lugar de destino. Según algunos "pura suerte" y según otros "actitud positiva".

Se trata de un palacio construido en el siglo XV en el mismo lugar donde se encontraban las casas del primer Mendoza, en estilo gótico isabelino con elementos renacentistas. Desde que en el siglo XVI, se casaran aquí Felipe II e Isabel de Valois, fue sufriendo distintas vicisitudes hasta llegar a la actualidad.

Hasta el siglo XIX, tras años anteriores haber sido abandonado por los Mendoza, no se produjo nada, excepto deterioro del palacio, por lo que fue cedido al ayuntamiento. Por ser breve después pasó a manos del Ministerio de Defensa, y tras ser bombardeado ya en el siglo XX en la guerra civil y abandonado por dicho ministerio pasó a manos de la Diputación provincial, que preparó un plan de rehabilitación. Finalmente esta, no sin diversos avatares acabó el 2017 y es como podemos verlo ahora, ya en el siglo XXI. A destacar las balconadas exteriores, el patio interior y los artesonados mudéjares, de los que solo queda una muestra, pues los restantes fueron destruidos en la guerra.

Panteón Duquesa de Sevillano
Aún nos dio tiempo de visitar la concatedral de Guadalajara en un paseo antes de ir a comer a uno de los lugares que habíamos preseleccionado, y en el que perdimos el tiempo justo pues aún teníamos que ver algunos monumentos de la ciudad. Tras recoger nuestro coche nos dirigimos a la Iglesia de San Ginés, aparcando casi en la misma puerta del templo. Acabada la breve visita nos dirigimos al Panteón de la Duquesa de Sevillano, aparcando en la puerta del parque que da acceso al mismo.

El edificio fue mandado construir por la referida duquesa, de nombre María Diega Desmaissières y Sevillano, y se trata de un edificio majestuoso de estilo ecléctico historicista, muy común en el siglo XIX, decorado con mosaicos bizantinos y capiteles mudéjares. Allí está enterrada la duquesa y otros familiares.

Alcalá de Henares

En pocos minutos nos plantamos en la ciudad de Alcalá de Henares y como ya es habitual en este viaje sitio libre en la puerta de nuestro alojamiento en el único espacio que había vacante en toda la calle y donde ya dejamos a nuestro particular Rocinante para el resto del viaje. Después de los trámites habituales y un escaso reposo cada uno en su habitación y una vez finalizado el partido del Barça, que pudimos ver gracias a la tecnología que dispone José Ramón, llegó la hora de reponer fuerzas pues ya estaba entrando la noche.

El lugar escogido de entre los preseleccionados fue la Taberna Indalo. Todo un acierto, aunque en primera instancia estuvimos a punto de descartarlo por la cola que había para pedir mesa. Un breve subterfugio de Maripili con una de las camareras nos ayudó a tener mesa antes de lo previsto, aunque no fuera en el interior del comedor sino en el bar. La comida muy buena, sobre todo los torreznos y los calamarcitos a la andaluza (alguno un poco duro), colmó nuestras expectativas que nos llevaron al apartamento que nos alojábamos, donde hicimos un breve gintónic pues teníamos un tour programado al día siguiente.

El punto de encuentro de la visita fue la estatua de Cervantes en la plaza del mismo nombre, centro neurálgico de casi todo en esta ciudad cervantina, que eso ya lo dice todo. El grupo formado por nosotros cinco, dos parejas y un trio, previo mitin en favor de autónomos y contra el ministerio de Trabajo y quejas por el intrusismo de guías de turismo que no lo son pero se hacen pasar por ellos, empezó con la visita de varios de los elementos cercanos a la misma plaza. 

Universidad Alcalá de Henares
El antiguo ayuntamiento (hoy McDonalds), el Círculo de Contribuyentes (que fue de todo hasta el Casino que hay actualmente y en el que pudimos degustar unas excelentes viandas por indicación de la guía y tozudez de nuestra compañera de viaje Maripili), las ruinas de la Iglesia Santa María la Grande, la torre de Santa María (que no subimos porque se hizo tarde) y finalmente un pequeño paso a la Universidad de Alcalá, desde el que puede verse la puerta por donde salían con orejas de burro los doctorandos que no acababan de aprobar su tesis.

La Universidad de Alcalá, también llamada Complutensis y Cisneriana, fue fundada en el año 1499 por el Cardenal Cisneros, pasando por sus aulas personajes como Quevedo, Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón, Jovellanos, Ignacio de Loyola y otros más que me olvido y no busco por no hacerlo muy largo. Esta formada por una magnífica fachada que compite con la de Salamanca, aunque a mi parecer con poco éxito, incluso en algunos "animalicos" que adornan sus capiteles y que has de descubrir sino no aprobarás nada en tu carrera. En este caso es un cerdito, difícil de localizar eso sí. 

Los patios interiores de la manzana que la conforma son espectaculares, especialmente el de Santo Tomás de Villanueva, hasta el punto que podrías quedarte tranquilamente a tomar un vermutito sin ruidos ni estrés que valga. Aquí se puede ver de cerca la puerta de salida que comentaba de los doctorandos.

A continuación, circulamos por la Calle Mayor, la más larga de las porticadas de toda España, con infinidad de oferta gastronómica y comercial, incluida una "Cachopería" que luego a la noche pudimos probar con excelente resultado. También pasamos por la casa natal de Cervantes, que se convirtió luego en el símbolo de la ciudad, todo y que solo vivió cuatro años en ella.

Circulando por calles más o menos peatonales, llegamos al museo arqueológico, que estaba cerrado y al palacio episcopal, un magnífico edificio que nos recomendaron visitar por la noche que al parecer gana mucho con la iluminación que se le ha dado.

Universidad
Ya acabando el tour con un calor exagerado para la época del año y para las previsiones meteorológicas que teníamos, llegamos a la plaza de los Santos Niños, Justo y Pastor, donde se encuentra la Catedral que parece ser que comparte con otra de Bélgica, el privilegio de ser las dos únicas del mundo que tienen la categoría de "Magistral". Por aclararlo, parece ser que todos los miembros de la curia de la catedral han de ser doctores en teología, al menos esa es la teoría, pero luego y como que casi todo en la vida tiene un transfondo económico resulta que si eran doctores podían ser además profesores en la Universidad, en aquellos momentos en manos de clero, bueno y ahora no lo sé, al menos en alguna. Resumen, que un mismo cura o lo que sea, podía atender la Catedral y dar clases en la Universidad: dos trabajos y un solo salario...? No había ley de Incompatibilidades, así que igual más que ahorrar dinero, los amigos se forraban con dos sueldos. Cada uno que piense lo que quiera...

Acabada la visita, y una vez alimentados como decía en El Casino, paseamos por algunas zonas para poder ver las sugerencias de nuestra guía, principalmente el Parador de Turismo, donde una amable camarera nos sirvió unos cafés con pastita incluida en el patio del mismo, muy agradable y recomendable para cualquier tentempié. Desde allí a nuestra casa a descansar y prepararnos para la visita guiada de la tarde que prometía un recorrido por la Alcalá más "canalla".

A la hora en punto y con una temperatura muy agradable que incitaba a pasear tranquilamente, nuestra guía, que era la misma de la mañana, con un mitin algo menos intenso pues no era cosa de repetírnoslo a los cinco, nos explicó la naturaleza del tour. Solo con las primeras palabras ya se veía de que iba el tour: "Alcalaíno, borracho y fino", "Alcalá de Henares, curas, putas y militares".

Así pues, fuimos visitando las zonas donde desde tiempos inmemoriales se estableció la prostitución en la ciudad, que fue variando todo hay que decirlo en función de las necesidad de los mandamases de la misma y en lugares que ahora son zonas residenciales de viviendas inalcanzables en precio para la mayoría de los alcalaínos. Calle de las Damas se llama. También vimos un convento, el de las Recogidas, que al parecer en su día recogió no se bien a quienes, pero podría ser a mujeres de vida ligera.

Desde allí nos dirigimos al monumento de "El Empecinado", bastante poco cuidado, un labrador reconvertido en guerrillero y luego en militar y que ayudó en gran manera a luchar contra la invasión napoleónica en la guerra de la Independencia. Como muchas veces, el pago que se le dio por ello fue ahorcarlo en la plaza de un pueblo, pues en su día se negó a formar parte del séquito del rey Fernando VII, con el que no compartía ideario político. Creo que mucho no han cambiado las cosas, aunque hoy en día el ahorcamiento es en sentido figurado.

Catedral 
Mención aparte en este tour tiene el rey Fernando VII, un artista, que se gano el título de El rey Felón por su traición a sus propios correligionarios, además de la enfermedad que padecía, macrogenitosomía, una hipertofia exagerada de los genitales y un desarrollo tardío de los caracteres sexuales secundarios. Por decirlo fácil, un pene inmenso, con dificultades para el coito, y que solo tras cuatro matrimonios y un invento consistente en un cojín con un agujero en el centro le permitieron tener descendencia, dos hijas, una de ellas Isabel II. Aparte de todas estas circunstancias el hombre era gordo y feo.

Acabamos el tour en la calle mayor, pasando por el barrio judío de la ciudad del que apenas se conservan unos vestigios: una puerta de no recuerdo qué y algunas "mirillas" de las casas de los que tenían negocio en la planta baja y la vivienda en la primera.

Como digo, desde allí y ya con la visita guiada finalizada otra vez en la casa natal de Cervantes, pusimos rumbo a ver el palacio episcopal iluminado (gana algo, pero no tanto) y posteriormente a ver las murallas (o lo que queda) y la Puerta de Madrid de Alcalá que parece ser que está alineada con la Puerta de Alcalá de Madrid. Así dimos por acabado el periplo turístico de la ciudad y nos dirigimos a cenar.

La cena en la referida Cachopería Rusty, en principio diversidad de pareceres: uno o una que quería tomate, otro u otra que quería choricillos a la sidra, alguno o alguna que no quería cachopo a esas horas. Lo único coincidente fue las cervezas, aunque al final, los o las que no quería tomate, se lo comieron, los o las de los choricillos también se los zamparon y cahopo, comimos todos y todas, y no poco, que era de un kilo, y además estaba buenísimo: el queso, el jamón, la ternera y "el rebozo". A dormir que mañana hay que viajar a casa de nuevo.

Tras el reparador descanso, y alguna compra de Maripili, como no, a bordo de nuestro Rocinante enfilamos hacia Zaragoza, comimos algo, llegamos a Villanueva de Sijena, breve descanso y ya sin una parte del grupo, camino a Terrassa donde llegamos sin novedades.

Y esto fue todo, bueno lo que se puede contar y lo que uno recuerda, que hubo mucho más...

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