martes, 10 de septiembre de 2024

Polonia. Ciudades. Y parte Tres

Buen descanso, buen desayuno y madrugón como siempre, viajar cansa bastante aunque esté compensado con lo que conoces y aprendes. Pues eso, autocar y hacia la próxima parada del viaje.

Catedral de Poznan
Poznan (lo ponen con acento en la última n, pero no se cómo se hace)

Es una ciudad que en su día fue capital de Polonia pues se cree que fue la cuna de la nación polaca en tiempos pasados. Hoy es una ciudad de más de 500.000 habitantes, considerada centro empresarial, académico, científico y cultural con un gran dinamismo: hasta 22 universidades, con más de 100.000 estudiantes y la menor tasa de paro laboral de todo el país.

La primera visita del día es la Catedral de San Pedro y San Pablo, situada en una isla entre ríos, es una de las iglesias más antiguas y la primera Catedral de Polonia. El primer príncipe conocido del país, Miecislao I, se convirtió al catolicismo y fue bautizado en esta isla, por lo que se supone que la catedral se construyó allí. De hecho ha sido reconstruida muchas veces primero fue románica, luego gótica, barroca, neoclásica y finalmente hoy, de nuevo gótica.

Lo que destaca sobre todo es la gran cantidad de tumbas que se acumulan a lo largo de capillas y pasillos, todas ellas de príncipes, reyes y duques como no podía ser de otra manera. Desde allí nos dirigimos a la siguiente parada del tour turístico de la ciudad.

Castillo Real

Se trata del Castillo Real de Poznan, que así se llamó inicialmente, es una construcción relativamente reciente (principios del siglo XX), ordenada por el emperador Guillermo II. Por ser breve, el castillo sufrió bastantes avatares que resumidamente son los siguientes: Fue sede del gobierno, luego en la segunda guerra mundial con la ocupación nazi, residencia de los jefes alemanes. Con la liberación e independecnia de Polonia paso a ser Castillo Imperial, que en los años sesenta del siglo pasado albergó la Universidad de Poznan, para finalmente pasar a ser un museo. En fin, historia viva de la ciudad.

Paseando por las calles de la ciudad llegamos a la conocida como iglesia colegial que se encuentra bien en el centro  de la misma y que gracias a wikipedia se que se llama Basílica de Nuestra Señora de la Ayuda Perpetua y Santa María Magdalena y que es una iglesia parroquial de estilo barroco que fue reconstruida en diversas ocasiones. Y una singular característica de la misma es que la bóveda es plana, aunque debido a la pintura de la misma parece que se tratase de una al uso, o sea abovedada.

Desde allí, callejeando fuimos a dar con un bonito edificio donde se puede apreciar a las 12 del mediodía, si no están en reparación, como fue nuestro caso, un bonito espectáculo: salen unos cabritos de una zona alta del edificio por unas ventanas y se dedican a darse "tozadas". Parece que es algo simbólico de la ciudad. Nosotros gracias a youtube y nuestros móviles lo vimos, no igual pero nos hicimos una idea.

Reloj del Ayuntamiento

Ya cerca de la hora de la comida, y tras hacernos unas fotos en la escultura de los cabritos que está en la plaza delante del edificio, nos dirigimos a la antigua plaza mayor del municipio, que fue en su momento plaza del mercado y una de las más grandes de Polonia (todas estas plazas son una de las más grandes...), rodeada de las casas más suntuosas de la ciudad.

En esta misma plaza se encuentra un edificio de los más  emblemáticos de la ciudad, el Ayuntamiento. Las primeras noticias que se tienen de él es que se inició su construcción a principios del siglo XIV, con sucesivas reconstrucciones los siglos XVIII y XIX y tras ser gravemente dañado durante los bombardeos de la II Guerra Mundial, se restauró en 1954 eliminando el último piso. Para finalizar la difícil vida de éste en el año 1994 se hizo una restauración integral en la que se volvió a colocar la cúpula que había sido pasto de las llamas en un incendio anterior.

Pues parece que esta ciudad ha salido muy cultural en esta entrada del blog, pero nada más lejos de la realidad, también disfrutamos de las magníficas cervezas de la plaza mayor el día de la llegada, de las no menos estupendas "sopas" de comida y cena en los lugares previstos y de las risas haciéndonos fotos como decía con los cabritos "tociadores".

Parque y Chopin. Varsovia

Se me pasaba por alto y espero no equivocarme de ciudad, pero en la plaza del ayuntamiento también pudimos degustar una excelente cerveza con miel en una terracita y a modo de vermú. Pues desde aquí marchamos a nuestra próxima etapa que ya cerraría el periplo por tierras polacas, la capital del estado: Varsovia.

Varsovia (Warszawa).

Llegamos por la tarde al hotel, que por cierto estaba cerca del aeropuerto pero lejos del centro de la ciudad. Para suplir las ganas de salir que todavía mantenemos intactas a estas alturas del viaje después de una cena a base de "la innombrable", nos dimos la vuelta por una zona de ocio, un pelín rarita, en la que pudimos tomar unos mojitos y alguna cerveza y una especie de "yoquesé" de color amarillo-bilis que alguno se atrevió a probar.

A la mañana siguiente la primera visita del día en la capital de Polonia, ciudad de casi dos millones de habitantes y hasta tres si contamos toda su área metropolitana, fue el Parque de los Baños Reales de Varsovia, donde se encuentra instalado un monumento con una magnífica estatua de Chopin, ilustre hijo de la ciudad en que creció, pues nacer lo hizo en Zelowa Wola, una aldea a unos 50 kilómetros de la capital. No obstante en cualquier lugar o zona de la ciudad se respira Chopin.

Después de un breve paseo por el parque y de escuchar alguna de las piezas más conocidas del compositor, que suenan solo tocar un pequeño botón en uno de los bancos que rodean el monumento, nos dirigimos en autocar hacia el Gueto de Varsovia.

En la actualidad de este apenas quedan los restos del impresionante muro que rodeó el lugar donde se mantuvo encerrada a la población judía de Polonia, un pequeña sinagoga que sobrevivió a la posterior destrucción y los monumentos que rinden honor a la memoria de los que allí cayeron.

Monumento Gueto de Varsovia

Porque hay que decir que allí murieron en lo que fue la primera revuelta contra los nazis por parte del colectivo de los judíos unos 15.000 habitantes y cerca de 35.000 fueron deportados a Treblinka. Anteriormente a este acontecimiento el gueto tuvo unas 400.000 almas, casi un 30% de la población Varsovia, pero que en los dos o tres años de duración del mismo, fueron diezmándose por el hacinamiento, la enfermedades y el hambre, antes de ser deportados, pues el objeto de este fue que sirviese de paso intermedio previo a la deportación a los campos de exterminio.

Con el consabido "mal cuerpo" que te dejan estas historias, sobre todo cuando te las cuentan sobre el terreno, es decir recordándote los lugares exactos donde estaba una cosa u otra o donde sucedió una historia u otra, nos dirigimos hacia el centro de la ciudad para seguir con nuestra visita programada.

Esta pasaba por diversa callejuelas del centro histórico, donde te ofrecían entradas para infinidad de conciertos de Chopin en iglesias o en centros culturales, incluido algún teatro. Así como digo llegamos a la plaza mayor donde se encuentra una sirena con una espada y un escudo que es el emblema de la ciudad en la actualidad.

Según la leyenda popular el nombre de la ciudad viene de un pescador que se llamaba Wars y su mujer, una sirena que se llamaba Sawa, con lo cual ya tenemos nombre y emblema para la ciudad en la misma leyenda, matando dos pájaros de un tiro: Varsovia y Sirena.

Guerra a la sopa

Desde allí nos acercamos paseando con bastante calor todo hay que decirlo, y por una zona de puertas y puentes bastante bien conservados a la casa donde vivió y creo que trabajó la Premio Nobel Madame Curie. Las chicas por aquello del feminismo que se llevan entre manos se fueron a hacer una foto que dejase constancia de su paso por allí. José Ramón y un servidor fuimos más prudentes (y menos feministas) y nos mantuvimos alejados de allí porque con lo que experimentó la referida, seguro que todavía quedaban restos radiactivos por el ambiente y alrededores de la casa.

Finalmente, fuimos a comer a un lugar que había seleccionado para celebrar mi cumpleaños con la intención de declararle la guerra a la sopa, cosa que así fue, pues entre las viandas que consumimos había unos buenos costillares al horno y diversas ensaladas. Pero amigos, la dicha nunca acaba de ser completa y uno de los nuestros se pidió una sopa, bien disfrazada pues estaba metida dentro de un pan de kilo, pero a la postre sopa. Resumen: gane una batalla, pero perdí la guerra, la sopa siempre nos acompañará en el recuerdo del viaje a Polonia.

La tarde ya se hizo algo lenta, a parte de por la digestión paseando por las calles de Varsovia porque teníamos cita fija para volver al hotel en autocar y había que recoger las cosas para el día siguiente tomar a primera hora el vuelo que nos devolvería a Zaragoza.

El viaje de vuelta bien, en el vuelo Varsovia-Zaragoza-Madrid, aunque la recogida de maletas en la capital del Ebro, fue un pelín lenta y lamentable pues al parecer nuestros guías ya advirtieron en la facturación de Varsovia que no lo estaban haciendo bien. Acertaron. Todas las maletas tenían en su etiqueta de destino Madrid. Anécdota final que no enturbió para nada el viaje.


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