martes, 27 de mayo de 2025

María, Jose, Inés. Felicidades con mucho retraso. Parte Segunda

Después de desayunar como Dios manda y después de fijar el itinerario que nos llevaría a conocer algunos de los pueblos más bonitos, nos pusimos en camino con destino al primero de ellos. Tengo que hacer una precisión respecto a la metodología utilizada para este menester y que no fue idea mía. Empezamos la ruta de manera que la hora de la comida nos coincidiera con el pueblo donde más y mejor oferta gastronómica hubiese a nuestra disposición.

Rincón de Calaceite
Calaceite

Tras un breve recorrido en coche llegamos al primer pueblo del programa. Calaceite es una localidad que roza los mil habitantes cuyo posiblemente monumento más interesante es el ayuntamiento que dispone a pie llano de una lonja y en los pisos superiores las dependencias municipales. No obstante, lo más interesante es caminar por las callejuelas del pueblo, que esconden casas señoriales, restos de las murallas y soportales sobre los que se construyeron capillas varias. Es de resaltar que algunas zonas y casas de este pueblo tienen un réplica en el Pueblo Español de Barcelona.

También destaca la Iglesia Parroquial de la Asunción de estilo barroco, que fue construida sobre el solar de una iglesia gótica algo más pequeña. En el mismo casco antiguo se encuentra el Museo Juan Cabré, arqueólogo y pintor, aunque no lo visitamos puesto que el tiempo pasaba y quedaba mucho por ver en esta salida.

El municipio dispone también como elementos turísticos a visitar varios poblados ibéricos, sobre todos el de San Antonio, aunque también interesantes el de "Tossal de Redó" y el de "Els Castellans". Por la misma razón expuesta del tiempo disponible tampoco los visitamos, pero dejo constancia por si alguien con menos prisas quiere hacerlo, pues allí están.

Plaza de Cretas
Cretas

Como digo, desde allí tomamos la carretera y en un breve periodo de tiempo nos presentamos en Cretas (Queretes en catalán), un pueblecito con poco más de 500 habitantes en el que nada más llegar lo primero que encontramos fue el mercadillo semanal que allí se celebra, y tuvimos el primer debate acerca de dónde aparcar. Como suele ser habitual cada uno aparcamos donde nos pareció mejor.

El pueblo tiene una bonita plaza Mayor en la que se encuentra la casa Consistorial y una columna/monumento en el centro de la misma, en la que nos hicimos una foto de recuerdo de todo el grupo.

Entre los monumentos destacables que fuimos viendo en el corto paseo que hicimos por el pueblo cabe destacar la Iglesia de la Asunción con una portada más que interesante. Así mismo pasear por la calle Mayor es una actividad recomendable, pues estas realmente en el centro del casco urbano.

La Casa Turull, que debe su nombre a la familia que allí vivió y que fueron organistas (constructores y músicos) de muchos de los órganos de la zona e incluso de zonas más lejanas. También se dedicaron a la construcción de casas, las más importantes de la localidad. Debía ser un buen negocio.

Otra de las maravillas del pueblo es la Capilla de San Antonio de Padua, construida sobre un portal de lo que debió ser la antigua muralla.

Finalmente y desde la referida capilla nos dirigimos a retomar nuestro camino, pasando por un antiguo molino en cuya pared había una especie de "canalón" por el que algunos pensamos que discurría en su tiempo el aceite que salía de la molienda. Al final un vecino de cierta edad nos sacó de nuestra ignorancia y nos dijo que ese canalón era lo que parecía, un sistema para recoger el agua. Lástima, con las ganas que tenía yo de "inventarme" las maravillas que se hacían en aquel molino de aceite...

Catedral y Castillo de Valderrobres
Valderrobres

En pocos minutos nos plantamos en Valderrobres, la mayor de las localidades que íbamos a visitar en el día de hoy y por tanto la elegida para reponer fuerzas, que ya empezaban los cuerpos a pedir gasolina, aunque a decir verdad el desgaste hasta el momento no había sido importante.

No obstante, una vez aparcados, como siempre cada uno a su bola, y después de entrar en la Fonda de la Plaza y ver que apenas quedaban sitios libres en el comedor, nos colocaron en el primer turno, con el compromiso de largarnos a las tres en punto que tenían comprometida la mesa.

Comimos el menú del día, que supongo que por esa circunstancia no estaba a la altura de lo que yo recordaba de la anterior visita en que comí a la carta. Ni se nos ocurrió que podíamos haberlo hecho, supongo que por las premuras que nos ponían. A pesar de todo no estuvo mal, excepto el vino que ni con la gaseosa era bebible. Menos mal que existe el Almax, sobre todo para algunos.

Ya finalizando la comida empezó a llover copiosamente e incluso a granizar y nosotros, previsores sin paraguas ni chubasqueros. Bueno alguno sí que los llevaba. Lástima porque en aquellas condiciones era difícil la visita del pueblo, así que nos refugiamos en la Lonja que está en la misma plaza y desde allí a esperar a que amainara un poco. 

La lluvia era intermitente y no parecía que fuese a parar, así que los más intrépidos (Inés y Paco) decidieron arriesgarse a subir al Palacio-Castillo y a la iglesia de Santa María la Mayor. El resto agazapados en la Lonja hasta que en uno de los momentos en que parecía dejar de llover nos fuimos a los coches a esperar a los dos miembros escindidos del grupo.

Una pena no poder pasear por un pueblo en el que cada rincón, cada calle y cada edificio rezuma historia e historias de tiempos pasados: una reconquista en el siglo XII, un litigio con el arzobispo de Zaragoza en el XIV, unas Cortes en el XV, una sublevación catalana y un sínodo de obispos en el XVII, las Guerras Carlistas en el XIX y hasta la Revolución anarquista del XX. (Los datos de Wikipedia).

Calle Mayor. La Fresneda
La Fresneda

En pocos minutos nos presentamos en La Fresneda, uno de los pueblos más bonitos del Matarraña, con apenas 600 habitantes y especialmente bien conservado y cuidado.

Creo que para mí era como mínimo la tercera visita al lugar y como siempre hice especial incidencia en los soportales de la calle mayor, que me parecen espectaculares y a la vez difíciles de describir, por lo que recomiendo su visita a todo aquel que se acerque por estas páginas.

Pero no solo son soportales, La Fresneda tiene una magnífica casa consistorial junto a una Lonja cubierta en la que un vecino de cierta edad y supongo que guardándose de la fina lluvia daba vueltas en una bicicleta también de cierta edad.

Y junto a ella se encuentran las mazmorras y lo que llaman cárcel de lujo, supongo que por si les tocaba pasar por allí a algunos de los ediles, les fuese más llevadero el trago.

También hay que destacar en el pueblo, la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor o de la Virgen de las nieves, subiendo camino de un castillo, prácticamente en ruinas y un antiguo cementerio en lo alto de la loma en que está la localidad.

Interesante también la ermita de Santa Bárbara y el Palacio de la Encomienda, un magnífico edificio en el que vivía el Comendador de la Orden de Calatrava (de ahí su nombre), que en esencia venía a ser como el ministerio de Hacienda de aquellos tiempos, con algo más de poder porque nombraba al alcalde y a otras autoridades de la villa.

Desde allí ya pusimos rumbo al castillo de los Calatravos, donde teníamos reservada la cena para la celebración más formal del cumple de nuestras tres chicas. Tras un breve paso por las habitaciones, algun@s para cambiarse para el evento, llegamos al comedor de La Concordia. La cena estuvo excelente tanto en calidad como cantidad y el vino nada que ver con el de la comida. Bien alimentados nos retiramos a nuestras habitaciones pues el día siguiente tocaba visita guiada y regreso a casa.

Desde estas líneas me permito dar las gracias de parte de tod@s a tod@s y por todo. Ha sido un cumple/salida/escapada espectacular. A por más...

domingo, 25 de mayo de 2025

María, Jose, Inés. Felicidades con mucho retraso. Parte Primera

Así como celebramos, una parte de la Bodeguiya de Abajo, los 70 aniversarios de Paco y Rafael, con una escapada a la Selva de Irati, ahora toca los mismos de tres de las chicas, que por razones desconocidas y sin una explicación razonable se ha ido demorando hasta estos días en que sin más retraso ya nos hemos instalado en el Parador de Alcañiz (Bajo Aragón) para proceder a esta fiesta.

Previamente, María, Rafael, Pili y un servidor pasamos dos días en Villanueva de Sijena, donde pudimos comer y cenar casi sin piedad por si acaso los condumios de la escapada al Bajo Aragón escaseaban. Poco probable dada la idiosincrasia de estas tierras.

Alcañiz I.

Catedral. Alcañiz

No es que haya dos sino que la visita la repartimos en dos días, una por nuestra cuenta y otra con guía oficial y entrada en los monumentos más significativos.

Después de un viaje relativamente tranquilo desde el pueblo al Parador excepto el final de ruta en que el navegador entró en bucle en parte debido a unas obras,  procedimos a hacer el "check-in", aunque solo los más madrugadores (Inés, Jose, Miquel y Paco) pudieron dejar las maletas en sus habitaciones.

Listas estas actividades nos dirigimos al comedor de La Concordia, donde pudimos degustar una abundante comida en un lugar espectacular con asientos medievales, no especialmente fáciles para sentarse y con unas bolas metálicas en el respaldo, que al intentar cogerlas, al menos a Miquel y a mí, se nos quedaron en las manos. La cosa no fue a más y disimuladamente las colocamos otra vez en su sitio sin que nadie se percatara del incidente.

El comedor recibe su nombre de La Concordia de Alcañiz, al parecer una reunión de los diversos aspirantes a rey de Aragón, tras la muerte sin descendencia de Martín el Humano (en aquella época igual había otros reyes no humanos -monos u otros animales- o bien porque los había inhumanos, teoría esta última a la que yo me sumo). Pues bien, en esa reunión se sentaron las bases del futuro Compromiso de Caspe, aunque hay ciertas discrepancias respecto a si fue en el Ayuntamiento o en el Parador. No parece que la población en general, al menos por lo reflejado por la guía quisiera mucho a los calatravos, que habitaban el castillo, hoy alojamiento turístico.

Después de una siestecilla reparadora, quedamos en la recepción del hotel y decidimos hacer una primera visita por nuestra cuenta de la ciudad. Lo dicho bajamos, que bajada hay hasta el centro y que a la vuelta sería subida. Buena perogrullada me he marcado. La intención era visitar el ayuntamiento y la catedral, obviamente desde fuera y en un momento determinado se nos ocurrió visitar lo que sería el casco antiguo, para lo que encontramos una guía accidental, una chica que iba acompañada de una niña pequeña que iba en la misma dirección.

Fuente de no se cuantos caños

Nos fue ilustrando a su manera de los lugares por los que íbamos adentrándonos de lo que es el casco antiguo, que necesita una restauración, yo diría que casi urgente, aunque no parece que eso vaya a ser así pues los dineros necesarios para ello parece que serían no pocos. Y la población que habita en esa zona proviene de la inmigración menos favorecida. Ella lo explicó con otras palabras, sin eufemismos.

Total que poco a poco, nos despedimos de nuestra anfitriona casual y llegamos a la fuente de los no se cuantos caños, 72 creo (gracias wikipedia). Se trata como digo de una fuente cercana a lo que llaman la Glorieta, o sea unas escalinatas, y cercana también al cauce del río. El lugar dispone de una especie de prado y un local en el que aprovechamos para calmar nuestra sed (la comida y el calor se hacían notar).

Con la hidratación conseguida y aún con un sol ciertamente intenso, encaramos la calle Mayor, como imaginareis queridas paredes, toda cuesta arriba y desde allí nos dirigimos a una de las zonas más modernas del pueblo, con la sana intención de tomar un tentempié que nos sirviese de cena antes de regresar al Parador. Un servidor había preguntado sobre alguna recomendación para tal necesidad a la guía accidental, y puso al servicio de los demás la información de que disponía.

Con mayor o menor grado de aprobación encontramos uno de los lugares sugeridos y gracias a la simpatía de lo que parecía una nativa camarera del local nos acomodamos en unas mesas en la terraza-acera del referido bar. Luego resultó que la chica era de Madrid, su padre de Asturias y su madre no recuerdo y que era simpatizante del equipo de fútbol de Oviedo, del cual vestía orgullosamente una camiseta, que por ser blanca me trajo alguna reticencia, rápidamente aclarada y disipada.

Cenamos cada uno lo que quiso y hasta nos sacó para picar oreja frita, que por cierto estaba buenísima. Desde allí y sin dejar de subir llegamos al alojamiento, donde aún me dio tiempo de fumarme un purito y con Rafael, tomarnos un güisqui con cocacola antes de ir a descansar. Bueno él se tomó una tónica.

Pasadizo subterráneo
Alcañiz II.

Haciendo lo que permite el hecho de escribir, damos un salto de un día entero y en la Parte Segunda de este viaje ya contaré lo que en ese lapso sucedió. Así que nos levantamos y después de un desayuno contundente, recogimos los equipajes los guardamos en nuestras "monturas" y a esperar la llegada ahora sí de una guía oficial para hacer un recorrido que justamente empezaba en el castillo de los Calatravos, ahora Parador de Alcañiz.

Una chica joven nos recogió a los ocho de nuestro grupillo y una pareja de la Catalunya profunda, tímidos al principio pero que por edad, que no por ideas,  al final algo congeniaron con nosotros y la visita la realizamos como quien dice en familia. La guía ya nos comentó de entrada que en el castillo había algunos tesoros artísticos que por razón de las obras de restauración que estaban haciendo no podríamos disfrutar. Paco ya tenía claro que había que hacer obras pues el castillo no parecía estar muy seguro por unas grietas que pudo observar el día anterior.

Por resumir el castillo perteneció a la Orden de Calatrava, siendo de los siglos XII y XIII las dependencias más antiguas, entre las que destacan la capilla, el claustro y la torre del homenaje, donde se conservan importantes pinturas murales del siglo XIV, que son las que no pudimos ver. La fachada es del siglo XVIII, aunque unos siglos antes se añadieron elementos mudéjares tanto en el castillo como en las murallas que lo rodean.

Desde el castillo, bajamos hacia el centro del pueblo, donde nos encontramos con la casa consistorial, un edificio renacentista del siglo XVI, construido como si se tratase de una casa señorial que serviría luego de edificio público. Justo a su lado se encuentra la Lonja, un edificio de tres arcos y según parece del gótico tardío, aunque existen dudas sobre si estos arcos o al menos dos fueron trasladados o se construyeron en el lugar que ocupan actualmente.

Sin perder tiempo pues apremiaba la visita nos dirigimos al nevero de Alcañiz, lugar donde se fabricaba hielo en épocas anteriores y que pese a sus dimensiones no conseguía dar servicio a toda la ciudad por lo que necesitaban importarlo de neveros de otros pueblos de alrededor. Conectados a este se encuentran los pasadizos subterráneos que surcan el subsuelo y que pudimos atravesar y pasar a modo de ejemplo por uno de ellos. Bueno Pili no, que tiene claustrofobia. Las leyendas acerca de los kilómetros que tienen y las conexiones entre el castillo y la urbe, así como la utilidad para la que se construyeron son tantas como se quieran imaginar, así que lo dejo a criterio de quien se acerque por este blog.

Parador. Castillo Calatravos

Antes de que cerrara la catedral nos acercamos a ella para hacer la visita de rigor. Se trata de un templo que fue construido en su mayoría en el siglo XIII. Fue no obstante en el siglo XV, cuando se benefició del título de Colegiata, por bula del entonces Papa Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna.

Es extremadamente grande para la población en la que está y según parece o afirman algunas fuentes tuvo tamaña grandiosidad para competir de alguna manera con el Castillo Calatravo, al que como he dicho la municipalidad no le tenía excesivo aprecio.

Sin muchas contemplaciones más, un monaguillo vino a cerrar la puerta cuando estábamos saliendo, nos dirigimos al local de la empresa de turismo que nos guió en esta visita a tomar como prometía la propaganda del circuito un refrigerio de productos de la tierra. Olivas, aceite y trocitos de queso, junto con algunas muestras de diversos embutidos y un vermut que cabía en una taza de café fueron la excusa para ver otros productos y algunos de nosotros comprarlos como recuerdo del viaje. A decir verdad el refrigerio era realmente raquítico.

Acabada la actividad los más andarines del grupo (Inés y Paco) se lanzaron hacia el castillo para recoger los coches  y poner rumbo a casa. Menos mal que algunos de los integrantes se percataron de la hora que era, que no daba para llegar a casa sin comer y condujeron el redil hasta un local donde nos proporcionaron unas tapas y un refresco que nos sirvió de comida.

Luego en el camino paramos los del coche B para recoger las cerezas que los del coche A habían comprado en Mequinenza. La duda inicial fue cuando los vimos parados en un campo de cerezos si las querían comprar o lo otro. Por fortuna fueron compradas al llegar al pueblo y no en el campo.

Cada uno a su casa para cerrar este magnífico cumpleaños de nuestras tres amigas, aunque insisto en que aun falta por contaros queridas paredes, el día que me he saltado y que fue de visita de diversos pueblos de la comarca colindante del Matarraña.

jueves, 15 de mayo de 2025

Levante. Escapada fugaz

Jose y Paco son unos compañeros habituales en nuestra escapadas breves de 3 ó 4 días. En esta ocasión más ellos que nosotros necesitaban una desconexión del día a día. Y como los cuatro somos jubiletas y con el beneplácito de nuestr@s niet@s, después de una breve deliberación entre la ruta de la Plata y Levante, el Mediterráneo se impuso en nuestra especial votación.

Altea
Pues dicho y hecho, a las 08:00 horas nos pusimos en marcha por la AP-7 con destino a Calpe que fue el lugar elegido como centro de operaciones para esta escapada. Tras un breve desayuno en una de las múltiples áreas de servicio sembradas en la autopista llegamos a la ciudad del Peñón de Ifac en el tiempo previsto, justo para hacer el "check-in" en el hotel y en el restaurante justo debajo del mismo dar cuenta de la primera comida del viaje. Nada del otro mundo aunque correcta. Correctisima diría, para lo que vino después...

Y tras una siesta reparadora y siempre con las nubes amenazantes nos pusimos en marcha hacia el centro de la ciudad por el paseo marítimo que empezaba o acababa según se mire, prácticamente en la puerta de nuestro hotel.

Despacito y con buena letra, llegamos a una zona donde se anunciaba un local con magníficas vistas, probablemente en el hotel de más altura de la población. Pensamos que las vistas desde el lugar serían excelentes y al tiempo podríamos tomar un chupito o una cervecita, disfrutando de la visión del peñón de Ifac y de toda la playa, que por aquel entonces descubrimos que había una a cada lado de la manga donde está ubicada la ciudad de Calpe. Sin perder demasiado tiempo y una vez disfrutadas las vistas y los bebercios, nos dirigimos hacia lo que en realidad era el centro antiguo de la villa.

Con lo que no contábamos era con la orografía de la zona y alguna de los miembros de grupo claudicó y dijo hasta aquí hemos llegado. Estaba cansada y no podía dar un paso más así que acompañada por otro de los miembros, a paso lento, al hotel y como ya era tarde y podía el agotamiento sobre el hambre se retiró a sus aposentos sin cenar. Servidor, que era el acompañante, esperó pacientemente hasta que regresaron los otros dos del grupo para proceder a la cena reparadora.

Siguiendo las instrucciones de la recepcionista del hotel, nos dirigimos a uno de los muchos restaurantes que están en la playa justo delante del mismo. No diré su nombre no por no hacer propaganda sino porque siempre mantengo la idea de una segunda oportunidad para tod@s en cualquier ámbito de la vida. Lo cierto y sin más preámbulo puedo decir que cene los peores calamares a la andaluza que he probado en mi vida. Ni me los acabé... Los otros no recuerdo que comieron pero tampoco daban saltos de alegría.

Peñón desde arriba
Salvado este incidente nos fuimos a nuestro hotel y a nuestras habitaciones obviamente sin agradecer en recepción las recomendaciones culinarias que nos había hecho.

El día siguiente amaneció como casi todos, con nubes y claros, con algunas gotas suficientes para necesitar paraguas y alternando algo de viento con ratos soleados y agradables. Pusimos rumbo a Altea que era la excursión prevista para el día, y como digo con ese tiempo variable llegamos a un aparcamiento más o menos céntrico de la ciudad, donde dejamos el coche y nos lanzamos cuesta arriba a una de las zonas más bonitas de la ciudad y una de las más altas donde pudimos disfrutar de unos magníficos paisajes desde el mirador de los Cronistas de España, en la plaza de la iglesia, concretamente la de Nuestra Señora del Consuelo.

En la iglesia destacan unas llamativas cúpulas de mosaicos azules, a parte de la imagen de la referida virgen en el centro del altar mayor. Por otra parte todo el entorno de la plaza es muy interesante, no solo por las vistas sino por la edificaciones de su entorno, bien conservadas y al parecer refugio de diversos artistas conocidos, nacionales e internacionales y todos los ámbitos de la cultura.

Una vez, saciada la necesidad de cultura y espiritualidad, nuestros propios cuerpos nos dieron la señal de que también necesitan gasolina para funcionar, así que poco a poco fuimos bajando por estrechas callejuelas, muy bonitas hay que decir, hasta el paseo marítimo, donde hicimos intención de reponer el combustible. Todo ello salpicados con una lluvia fina a veces, más intensa a otras y siempre con un cielo nuboso y amenazante, que en ningún caso nos privó de nuestras intenciones.

Iniciamos un paseo donde pudimos disfrutar de lo bien que se están preparando ya para el verano, pues parece que era el momento de cuidar las playas ya. También disfrutamos de unas esculturas, que creo que son de un escultor de la zona, de nombre Antoni Miró y que son placas de metal que representan algunos cuadros famosos a través de dibujar rasgos de los mismos perforando las placas, de manera que al mirarlas, las líneas son el mar o el cielo que se ven a través de las perforaciones. Interesantes, aunque creo que no me he explicado muy bien.

Peñón de Ifac desde abajo
En estos últimos momentos del paseo la lluvia se fue intensificando algo, no demasiado por eso, así que decidimos reponer fuerzas si no recuerdo mal en un local, creo que Frontón Tapas o algo así en el mismo paseo delante del mar con un un excelente resultado de comida y de precio. Ya sin perder demasiado tiempo y aprovechando una tregua de la lluvia, nos dirigimos al parking donde habíamos dejado el coche y regresamos a nuestro hotel en Calpe a reposar un poco antes de volver al centro de la ciudad que algunos nos habíamos perdido el día anterior.

La verdad es que el centro histórico, aunque relativamente pequeño es interesante y acoge en su interior la antigua iglesia de Calpe, la Casa de la Villa y un torreón que llaman de "la Peça" y que formaba parte de las antiguas murallas de la ciudad. También estrechas callejuelas, alguna con escaleras que le dan un tono muy rústico a la zona del centro.

Desde allí y ya sin prisas pero también sin pausas fuimos bajando a pie de playa para, siguiendo el paseo Marítimo, alcanzar nuestro hotel y finalmente decidir cenar en un restaurante, al parecer rumano. Lo digo por el nombre (Drácula) y por el personal que pudimos corroborar eran de esa nacionalidad. Será por algo de gafe o porque aquel día el cocinero no estaba fino pero también he de decir que comí una crepe que también permanecerá en mi recuerdo y creo que en el de alguno más, durante bastante tiempo y no justamente por sus cualidades culinarias.

A descansar al hotel y a preparar lo que sería una de las visitas más sorprendentes de esta breve escapada: ni más ni menos que la conocida meca del turismo de todo tipo (nacional, del Imserso, británico, despistados como nosotros que no sabíamos donde íbamos, etc). Y esto último al pie de la letra.

Nos levantamos como siempre a una buena hora y dimos cuenta de un desayuno completo y tras hacer Paco y un servidor sabias deducciones de la musculatura de las piernas de unas ciclistas no nacionales que también se hospedaban en el hotel, partimos hacia Benidorm, como siempre chispeando agua y con nubosidad abundante.

Altea
Llegar fue rápido y fácil. Una vez en la ciudad la cosa se fue complicando. Haciendo caso al pie de la letra de un navegador, no sé si el de mi teléfono o el del coche fui introduciendo al conductor y resto de pasaje por unas callejuelas en que no vimos, ni semáforos, ni pilonas ni aparentemente ningún inconveniente hasta que llegamos a un cruce en que nos encontramos una calle, llena de terrazas y restaurantes y aparentemente sin salida.

Un amable empleado de uno de los restaurantes nos ayudó a solucionar el desaguisado o más o menos. Nos dijo que la única solución que teníamos era volver marcha atrás hasta la anterior intersección, eso sí, advirtiendonos que ya nos habían multado pues una cámara colocada en el lugar que no vimos el semáforo no se pasaba ni una. Luego seguiríamos hasta el paseo y desde allí tendríamos que intentar salir hacia a avenida por la que habíamos llegado.

Todo perfecto, pero no sé si nos equivocamos en algo, pero acabamos en coche, esquivando viandantes por medio del paseo marítimo, a paso de tortuga y por una zona, que si no nos multaron fue porque no quisieron, que hicimos infracciones para parar un tren. Finalmente pudimos salir de aquella especie de ratonera y aparcar fuera de la zona.

Desde allí, fuimos callejeando por las zonas peatonales, que hacía un rato habían sido para nosotros calles de tráfico rodado, hasta llegar al conocido como Mirador de Mediterráneo. Impresionantes las vistas diestra y a siniestra del "skyline" de la ciudad. Alguien se pasó tres pueblos cuando se permitió semejante estropicio urbanístico, pero así son las cosas y ahí están. Con estas rumiaciones a cuesta, volvimos a la zona baja y nos pareció oportuno comer en el establecimiento en que nos habían informado y ayudado a salir del atolladero cuando íbamos motorizados. Muy correcta la comida, y el lugar... pues lleno de todo tipo de las tribus que frecuentan la ciudad y que hacía antes referencia.

Regreso a Calpe y después de buscar algún sitio para cenar tomamos un tentempié en el restaurante que estaba justo debajo del hotel y que ya habíamos comido el día de la llegada. A descansar pues el día siguiente habíamos decido subir hacia el peñón aprovechando la previsión de tiempo soleado.

Túnel del Peñón
Y así fue, nos pusimos en marcha hacia el túnel del Peñón, que atraviesa el mismo y sale al otro lado, desde donde se tiene vista a la otra playa de la manga y desde la que se aprecian algo mejor las salinas de Calpe. La aventura no tiene gran dificultad, excepto cuando llegas al túnel, que a pesar de disponer de agarraderos hechos con cadenas a ambos lados, no se si siempre es así o solo en esta ocasión por las muchas lluvias acumuladas, resbala hasta el punto que no puedes ni soltarte de las cadenas, sobre todo a la bajada o regreso. Algún culo probó la dureza de las rocas que forman los escalones por los que se circula.

Con Paco haciendo su propia ruta (la cabra tira al monte) y el resto desandando el mismo camino por el que habíamos subido llegamos al hotel. Allí decidimos ir a hacer un homenaje gastronómico a nuestra escapada y aprovechar de paso para celebrar el santo de Jose y un servidor. No pensábamos reparar en gastos y decidimos ir a un restaurante al que habíamos visto buena pinta alguno de los días que paseamos por allí. El Bambero se llama y la oferta fue excelente. Muy bien el local, cuidado y con amplitud de espacio en la mesa que nos tocó. Muy buen servicio, bien los aperitivos. Luego un menú de tapas para unas y un magnífico arroz para otros. Y para terminar un postre espectacular: Tiramisú al momento. Se trata justamente de eso, un amable y adiestrado camarero te lo prepara en directo en la misma mesa. Totalmente recomendable la experiencia.

Después de una merecida siestecilla, volvimos a salir a pasear, en este caso por el paseo marítimo que diríamos está en la parte norte de la manga que conforma la ciudad y con un poco más de antelación de la prevista, teniendo en cuenta la comida y que mañana toca volver a casa, dimos cuenta de un breve y ligero refrigerio (café con leche y tarta) en uno de los locales del paseo. Desde allí a recogernos al hotel.

Por la mañana siguiente, tempranito, bajamos a desayunar en el hotel y carretera y manta con destino Terrassa. El camino fue más o menos el esperado y así llegamos a nuestros respectivos domicilios y dimos por finalizada esta escapada levantina. Hasta la próxima!

miércoles, 5 de febrero de 2025

Paco. Palos de Regaliz

Paco es un amigo. Pero también es un hermano adoptivo para mi hermana y para mí. También es un hijo adoptivo para Josefina, mi madre. Y también fue un hijo adoptivo para mi padre, Antonio. Hasta consiguió ser, cosa que ya tiene mérito, un "cuñado adoptivo" para Pili y Martín. Y de esta manera se convirtió además en tío de nuestros hijos y nietos a los que siempre ha tenido un especial cariño y a los que cuida y mima cuando la ocasión se presenta.

La portada del libro
El objeto de esta entrada es hacer una reflexión, a poder ser no muy profunda, de lo que ha sido la presentación del libro autobiográfico de como decía, mi amigo Paco. El título como se puede intuir por la cabecera de esta entrada es "Palos de Regaliz".

Y lo cierto es que el título resume bastante bien lo que es el libro, pues explica de manera congruente el sentido del mismo. Los "palos" que te da la vida y que te frenan como pesadas losas en tu proyecto de desarrollo y la "regaliz", una raíz de una planta que crece al lado de los ríos o barrancos, que es dulce y comestible y que puede ayudarte, al menos en este caso concreto a superar los "palos" y poder crear una vida más agradable y fácil para tí y para todos tus familiares y personas que estimas. Y con estas dos premisas, reales como la vida misma Paco va desgranando en el libro su historia personal y parte de la de sus familiares y amigos. No explico más cosas del contenido, pues os invito a leerlo y a sacar vuestras propias conclusiones. Yo, queridas paredes, intentaré sacar las mías.

Lo primero que me sorprende del libro que tengo que decir que devoré en un breve fin de semana, es el lenguaje directo, sin anestesia, que se diría ahora, sin dejar ninguna duda de lo que cuenta ni que nada quede empañado con figuras retóricas que puedan enmascarar la realidad de lo que en él se narra. Aunque por momentos resulte especialmente duro, sobre todo la primera infancia del protagonista. Bueno la primera y única pues bien pronto tuvo que abandonar esa fase de la vida donde se encuentran las raíces y no por voluntad propia.

Otra de las cosas que a mi me ha producido una verdadera impresión es algo de lo que mucho se habla y hasta se pontifica diciendo que es lo último que se pierde: la esperanza. 

La presentación

A pesar de las adversidades y las dificultades en las que la vida va metiendo a nuestro protagonista, la esperanza en salir hacia algo mejor es una constante y que quizá sea parte de la formación que encontró en alguno de sus amigos en las primeras épocas de su juventud y que pertenecía a la iglesia. Eso creo que ya lo verá el lector cuando llegue al capítulo de su relación con este religioso, que tanto bien le hizo en propias palabras del autor.

En los momentos actuales, con la sobredosificación de noticias (falsas y de las otras) no parece posible que esa esperanza se fuese manteniendo con la intensidad que supo mantenerla mi amigo. Entiendo que fue una necesidad esa intensidad de la que hablo porque a mi parecer de otra manera, las cosas podrían haber ido mucho peor y no sabemos donde habrían llevado al autor, pero posiblemente toda la gente que lo quiere, que acudimos a la presentación unos y otros que no pudieron, nos habríamos perdido su compañía, sus enseñanzas y su amistad.

Dicen que la resistencia es aguantar todo lo que nos echen y mantenernos enteros a pesar de las adversidades. De esta Paco tiene para dar y vender y aún le sobra para él. Pero esto que tiene un gran mérito, en los momentos en que la historia discurre, hubo muchas personas que se aferraron a ella para poder seguir viviendo y soñando. 

La mesa de los presentadores

Pero nuestro amigo tuvo que añadir la resiliencia, que vendría ser que una vez has aguantado todo, te has roto y te encuentras destrozado, desde esa posición consigues arrancar de nuevo, reinventarte, multiplicar tus esfuerzos y ponerte en pie con más ánimos de los que tenías anteriormente y además de todo ello, conseguir tener éxito en esta aventura tan general, pero a la vez tan particular, que es la vida.

Otro de los aspectos que brillan en el libro es la relación laboral, en unos momentos actuales en que está mediatizada y politizada hasta la extenuación. Paco siempre intentó que esta fuese de tipo familiar y de alguna manera se pudo ver en la presentación pues antiguos trabajadores suyos acudieron al evento y allí pudimos ver que esta relación laboral era realmente familiar, pues acudieron trabajadores de la actual empresa y de la antigua, porque el autor ha tenido que, como decía anteriormente, levantarse y recomponerse muchas veces.

Es más que posible que el autor buscase en el trabajo esa familia que no tuvo cuando la necesitaba y que  se podrá advertir al poco de empezar la lectura del libro, y que tanta importancia le ha dado en la mayoría de las páginas de su relato. Como se verá, familias hay muchas y de muchos tipos y desde estas líneas no entraré en el análisis de ellas. El libro es bastante esclarecedor respecto al pensamiento de autor sobre las mismas.

Firmando ejemplares
Pocos retazos podemos ver respecto a la situación social y política a lo largo de la vida del autor, aunque se adivina claramente lo que en cada momento de la historia pasaba, porque en realidad se trata de años de la historia de este país y de este mundo.

Y por fin, aparece como también era de esperar en su libro, el amor. Y aunque en él se hace referencia a un amor en concreto, que llama el amor de su vida, con el que descubre otro tipo de pasión y otro tipo de "locura",  que lo cambia todo, los cierto es que a lo largo de la vida de nuestro amigo, coexisten otros tipos de amor.

No falta en esas líneas el amor con otras connotaciones, el maternal, el fraternal, el filial, el de los amigos, el de los conocidos, el de sus trabajadores... Se diría que prácticamente puso amor en toda su vida, incluso amor por superarse, por crecer, por compartir y resumiendo por vivir en todo el amplio significado que la palabra tiene.

En fin, que recomiendo a cualquiera que caiga por estas líneas que lea Palos de Regaliz, que en mi opinión es un reflejo de una buena parte de nuestra sociedad, explicada desde las experiencias de alguien que le tocó vivirla en unas condiciones bien extremas. Una persona que es por encima de todo buena persona y al que desde mi entorno más cercano conocemos como Paco el de la Regaliz.

martes, 21 de enero de 2025

2024: Navidad y alrededores, también especial.

Los últimos días de Noviembre se convierten en nuestra familia en una especie de previa a las Navidades pues las celebraciones de los cumpleaños de Claudia y de Manel se cuelan en el ambiente prepuente constitucional y ya prenavidades, con lo que podemos decir que es en ese momento cuando empieza la fiesta, que cerramos las primeras semanas de enero con la asistencia a algún evento cultural, la mayor parte de las veces regalo encargado a Papá Noel por nuestros hijos para sus padres. Este año se cerró con un concierto Candlelight creo que se llama, tributo a Joan Manel Serrat  por un cuarteto de cuerda y en el marco del Paraninfo de la Universidad de Barcelona. Excelente el espacio y además a Serrat el sinfónico le sienta bien.

Total que empezando por el principio, celebramos los cumpleaños de Claudia y de Manel, como mandan los cánones en esta familia, alrededor de una mesa y con el correspondiente soplo de velas, el primero en casa de la cumpleañera y el segundo en Casa Fuster, en Sabadell ambos.

Bululú en Robres
Ya en pleno puente de la Constitución, decidimos ir a pasarlo al pueblo, por si en plenas Navidades le daba a Izarbe por tener a su nuevo hijo y no podíamos estar esos días con la familia del pueblo. Una vez allí, lo primero después de calentar la casa y las compras de rigor fue organizar una cena con los amigos de la Peña, bueno con la versión reducida de la misma, que somos los que en general nos apuntamos a un bombardeo (Pili, Luisa, Marta, J. Ramón y un servidor). No obstante y por poner algo cultural en la agenda, aunque la gastronomía también lo es, decidimos ir a una obra de teatro al recientemente inaugurado Corral de Comedias de Robres.

La obra era un bululú de La Celestina. Y me explico queridas paredes por si no lo sabéis, esa palabra bululú define a una obra de teatro interpretada por un solo actor. El mismo hace todos los papeles, desde Celestina a Melibea, a Calixto, a los padres de uno y otra, a los amigos, etc. y todo ello solo con un guante, unas flores, una capa, un cayado y poca cosa más que ayudan identificar el personaje que actúa en cada momento. Me pareció espectacular el trabajo del actor protagonista de todo así como la puesta en escena y por supuesto el Corral de Comedias.

Como es imprescindible en cada viaje a Robres, aprovechamos para saludar a nuestros amigos Carmen y Antonio y tomar con ellos un café o cervecita según la preferencia. Antonio y J. Ramón aprovecharon para recordar viejos tiempos del Seminario pues coincidieron juntos y también yo en aquellos lejanos años de estudios "eclesiásticos".  Después a seguir con la "cultura gastronómica".

Después de una comida con la familia regresamos a casa en la semana en que también cumplieron años Mónica y la abuela Josefina. Los días fueron discurriendo por los cauces más o menos esperables y con la única incertidumbre de cuándo sería el parto de Izarbe, hasta que el día 18 nos llamó diciendo que había roto aguas y que teníamos que hacernos cargo de Roger, su hijo mayor.

Futbolín en Cornellá
Entre la zozobra y la ilusión nos pusimos en marcha con Pili, nos dirigimos a Cornellá, acompañamos a Izarbe y Carlos al hospital y ya después de comer algo rápido nos acercamos a recoger a Roger a la salida del colegio y desde allí al hotel a apenas 100 metros, que sus padres nos habían reservado y donde pasamos los tres días con sus noches que duró la estancia de sus padres en el hospital. Ni que decir tiene que para alegría de todos, el día siguiente vino a este mundo y vino bien Aritz, hijo, hermano, primo, sobrino y nieto de todos nosotros.

Como digo los tres días que estuvimos con nuestro nieto, instalados en el hotel lo pasamos en grande, asistimos al concierto de Navidad de su cole, lo recogimos el día que empezaba las vacaciones de Navidad y pudimos interactuar con él de manera divertida, desde los juegos a las comidas y a las carreras persiguiéndolo por el Corte Inglés el día que fuimos de compras. Luego ya volvió a su casa, conoció a su hermanito, al que esperaba algo mayor. Nos dijo que quería que fuese de P3 y no tan pequeñito pero en el fondo le daba igual ya jugaría cuando fuese más mayor.

Después de esta aventurilla nos dedicamos a preparar la cena de Nochebuena, aunque este año la familia del recién nacido no vieron oportuno trasladarse a Terrassa para el evento por razones obvias, así que el resto, esta vez en casa de Carmina, celebramos la cena en la que no pudo faltar los golpes al tió, que Claudia en esta ocasión hizo en solitario, al no estar Roger, y tras los ágapes, las bebidas y los turrones nos fuimos a descansar pues Pili y yo, vista la buena evolución del nacimiento, decidimos ir a comer el día de Navidad a Villanueva como todos los años.

Aprovechamos el viaje para llevar todos los regalos que Papá Noel había dejado en Terrassa para tod@s l@s chic@s y no tanto. La comida como siempre pero con la ausencia de nuestros hijos, nietos y cónyuges, los unos obviamente por el nacimiento y los otros porque les tocaba en casa de la otra familia. Cuando digo como siempre me refiero a mucha comida, de muy buena calidad y mucha algarabía entre todos. Los caldos también excelentes, incluido el champán que en breve espacio de tiempo desapareció como por arte de magia. Finalmente las charradas, los chascarrillos y las conversaciones siempre agradables con los sobrinos y resto de la familia. Como cada año también hubo amigo invisible.

Torre de Babel en Fraga
Al día siguiente Sant Esteve, en el pueblo no es fiesta pero la costumbre no falla y fueron Claudia, Mónica y Manel los que vinieron al pueblo, y como es habitual, de forma más reducida pero volvimos a  comer todos los que quedábamos en el pueblo juntos.

Por la tarde paseo por el pueblo y visitas a la familia, a la plaza del pueblo y lo cierto es que poca cosa más da tiempo, que las horas de sol en estas fechas son bastante limitadas. Eso sí, cenamos que no hay que perdonar una y después a descansar. Nuestros invitados volvían al día siguiente a su casa y aunque no había que madrugar, tampoco dormirse en los laureles y salir demasiado tarde.

Nosotros, también como suele ser típico en estas fiestas, acudimos a Fraga, donde como cada año programamos un ágape con parte de la peña (Marta, Pili Porta, Luisa, Pili, Pedro, J. Ramón y un servidor), aprovechando que vamos a ver el Belén que cada año construye la asociación belenística de la ciudad. Este año estaba destinado a escenas bíblicas y en la foto adjunto lo que fue o debió ser la Torre de Babel. No sé bien si comemos para ver el Belén o vemos el Belén para comer. Da igual, hacemos las dos cosas.

Total que volvimos a Villanueva y esa noche me dio por toser hasta el punto que me fui al comedor, al sofá, donde la postura te alivia bastante el síntoma, hasta el punto de que me quedé dormido, obviamente en una postura poco recomendable. Por resumir a la mañana siguiente estaba clavado con una lumbalgia que no me dejaba ni moverme. Tuvimos que retrasar la vuelta a casa hasta que estuve un poco mejor y me atreví a coger el coche. El viaje bien, pero luego al llegar a casa peor que peor.

Reyes en Terrassa
Luego el día siguiente y llamamos al médico de Urgencias, que me puso un tratamiento bastante adecuado que me permitió mitigar los dolores y con una faja lumbar mover ni que fuese de la cama al sillón y viceversa. Por abreviar también estuve bastante apurado prácticamente hasta la víspera de reyes en que me atreví a salir a la calle.

El día de Reyes habíamos pactado con la familia que vendrían a casa a ver y recoger lo que sus majestades habían dejado en Terrassa. Por razones organizativas de las familias, Mónica, Manel y Claudia vinieron a comer, previo paso por casa de su tieta Carmina donde también habían dejado regalos sobre todo para l@s niñ@s.

A los postres y/o merienda llegaron el resto de la peña, Carlos, Izarbe, Roger y el pequeño Aritz de apenas quince días de vida. Lo que está claro que los que más disfrutaron de todo en general, roscón, regalos, juegos, etc., fueron Claudia y Roger. Por cierto que para los mayores también los reyes tuvieron el detalle de dejar presentes que no sabemos muy bien si habían pedido o no en sus cartas. El hecho es que un regalo le viene bien a cualquiera y más en Navidades.

Con esta comida, postre, merienda, dimos por finalizadas las fiestas navideñas 2024/25, con la alegría de ser uno más y de haberlas podido disfrutar pese a todas las circunstancias. Por cierto que si todo va bien en algo menos de un par de meses volveremos a sumar un nuevo elemento al grupo. Además ese mismo día yo abandoné la medicación de la lumbalgia por mejoría, aunque no me atrevo todavía a devolver al armario la faja lumbar de la que no me he separado estos días.

Candlelight
A Pili y a mi todavía nos quedaba un evento relacionado con los regalos que recibimos esta Navidad, como he dicho al inicio de esta entrada, un concierto de un cuarteto de cuerda, que en modo Candleligth y en el marco magnífico del Paraninfo de la Universidad de Barcelona, interpretó canciones de Joan Manel Serrat, la mayoría muy conocidas y alguna no tanto, al menos para nosotros.

Después de las fotos de rigor en el paraninfo y de un paseo por los pasillos y lugares llenos de historia de esta Universidad, decidimos que sería bueno, a pesar de que era relativamente temprano, tomar un tentempié, que obviamente nos serviría de cena, antes de regresar a Terrassa.

Por cercanía y por conocimiento de anteriores ocasiones decidimos acercarnos al Comtal, por ver si el hecho de ser temprano nos permitía encontrar una mesa para dos, que siempre es más fácil que si el grupo es mayor. Así pues, justo en el momento que llegamos quedaba una mesita, aunque en la terraza, pero las ganas pudieron al frío, que a decir verdad no era excesivo y nos sentamos a degustar. En general todo suele estar bueno en este establecimiento de larga tradición en la ciudad, pero por hacer una mención especial diré que tomamos de postre, previa recomendación del camarero, una torrija espectacular, que venía coronada con una crema catalana y como no con azúcar quemado encima.

Regreso a Terrassa y cierre de las actividades navideñas, aunque no de los eventos, pues todavía queda alguna cosa pendiente en próximas semanas, pero eso ya será en otra entrada...

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