lunes, 15 de mayo de 2017

La boda de M&M

No pensaba yo que sería tan complicado para mí, escribir de la boda de M&M (Mónica y Manel). Es posible que esta dificultad nazca del hecho real de que la boda la han organizado ellos dos integramente y el resto solo hemos ayudado en lo que hemos podido y se nos ha requerido. En cualquier caso lo interesante es que ya ha pasado la fiesta y de manera exitosa, hemos dejado atrás los nervios previos, han hecho su viaje y están ya de vuelta e inmersos en el quehacer diario, una vez cerrado el paréntesis que supone "la boda".
Lejos queda la apertura del paréntesis, aquel momento en que M&M nos comunicaron la intención y la decisión de casarse, que de alguna manera para mí resultó una sorpresa, agradable, pero sorpresa.
Así que superada esta primera impresión, como no podía ser de otra manera, les comunicamos que ahí estabámos nosotros los padres, para lo que nos necesitaran. La verdad es que lo tenían bastante claro: la ceremonia civil, la festiva, los lugares y las características del evento, con lo que entiendo que lo tenían ya pensado y hablado antes de comunicarnoslo. Como debe ser.
A partir de ese momento la dirección de la boda toma diversas ramificaciones, la de los novios, la de los amigos, la de los familiares... y la de los padres del novio, que es desde la perspectiva que yo puedo hablar y escribir.
La llegada de la novia
Lo primero que hacemos es pensar en que necesitaremos un vestido (Pili) y un traje (José Antonio), pero falta tanto tiempo que lo posponemos. En este primer periodo de preparativos nuestra función se limita a colaborar en algunos de los papeleos legales que hancen falta y que intenta agilizar Pili. Por no ser pesado, todo llega a buen fin en los plazos previstos y la boda en el juzgado se puede llevar a cabo en las fechas programadas.
Poco a poco, se van definiendo cosas, o mejor dicho, los novios las van definiendo. Nos invitan a una jornada de puertas abiertas del lugar que han decidido para la fiesta, un lugar precioso, coqueto y no demasiado grande que nos parece perfecto: Mas Ventós, en Sentmenat del Vallés. Disfrutamos de una degustación de las tapas que compondran el aperitivo del acontecimiento. Encantados por la cantidad (21 platillos) la variedad (carne, pescado, vegetal, frío, caliente, elaborado, crudo) y por la presentación en el jardín de la masía. También fuimos una noche con los padres de Mónica a probar platos para después del aperitivo y más o menos todos coincidimos en la elección.
Conocemos también el detalle de que para la ceremonia Manel, quiere salir de nuestra casa... Por abreviar también: pintura, repaso de instalaciones, decoración floral, cambios de complementos, etc... durante unos cuantos días para que todo esté en perfecto "estado de revista" el día D.: Igualmente conseguido.
En todo este espacio de tiempo hemos ido acumulando diversas pruebas de trajes y vestidos y con el mismo resultado, todo OK para el día de autos. Hasta los últimos detalles están a punto: todas las invitaciones confirmadas, las golosinas preparadas y las sorpresas bien guardadas.
Los primeros invitados son la familia del pueblo, para los que M&M han reservado alojamiento en Sabadell. Comemos con ellos y con Manel en el restaurante de debajo de casa. Los Dolz Nogués, se lo montan a su aire, su intendencia es más complicada que la del resto. Una vez comidos, peinados y maquillados, mejor maquilladas, no vestimos de boda y nos dirigimos hacia el lugar del evento, todo en el horario previsto, a pesar de las muchas fotografías del reportaje.
La ceremonia
Somos de los primeros en llegar, como estaba previsto: Nos recibe la maestra de ceremonias y nos explica como hemos de hacerlo todo, principalmente los novios y los padrinos. También está la jueza que dirigirá las operaciones y que nos hace también un pequeño esquema de como irá todo.
Los invitados empiezan a llegar poco a poco pero sin pausa. El parking se va llenando de coches y los trajes y vestidos de fiesta y los complementos de los mismos van engalanando el paisaje ya de por sí precioso de la masía. El clima apacible y el sol se suman a dar todavía más esplendor a la fiesta.
En un momento dado, que diría un ilustre maestro del futbol, se desencadena el protocolo con la llegada de la novia. El novio y la madrina salen del brazo y se dirigen al ara de la ceremonia por una alfombra roja, justo detras la madre de la novia y el padre del novio hacen el mismo recorrido, y finalmente la novia y su padre, precedidos por Daniela que lleva los anillos, se acercan por el mismo camino hasta donde espera el novio.
A partir de ahí y una vez pasada "la gallina de carne", que diría el mismo maestro futbolero, el evento es encantador, con una jueza que personaliza de manera rápida y divertida las vidas de los novios y con excelente tono de humor, no exento de realismo, explica como son las cosas una vez acabado el acto que estamos celebrando. Todo en la justa medida..., por algo es jueza.
Una vez acabado el acto más formal, se multiplican los abrazos y besos de todos para todos, de manera que llega un momento que no sabes ya a quien has abrazado y a quien no, pero es lo que toca en estos momentos y no deja de ser reconfortante tantas muestra de cariño en un espacio de tiempo tan corto.
A partir de aquí, empieza el jolgorio. Primero el aperitivo en el patio con los olivos: tal como ya sabíamos algunos, excelente, tanto el lugar como el material (sólido y líquido). Poco a poco con la bajada del sol va refrescando un poco, y quizá por eso pasamos algo precipitadamente al salón interior para seguir ya con la cena, sentados y acomodados. La solución del reparto de las mesas y la identificación de los lugares destinados a cada uno son muy originales y divertidas a la vez.
Los novios y la tarta
La cena discurre por los senderos adecuados y no faltan las sorpresas: el plato estrella del Manel (huevos fritos), los brindis, la tarta, el musical "tractor amarillo", los regalos a los abuelos de los novios, la familia m&m, regalos a otros amigos, regalo a Mery y David (este día hace 6 meses justos de su boda), la entrega de los novios a Izarbe y Carlos, etc... y el baile de los novios, sorprendente para mí y supongo que para algunos más. Bailaron que parecían Ginger y Fred.
A partir de ahí, con el desmadre ya instalado empezo el DJ su faena, y la barra libre, la música, el fotomatón, las chuches y un largo etcetera de cosas, incluido los Vega Rovaina, que nos fumamos algunos en el jardín, amparados en un magnífico gin-tónic y una estufa de gas de esas de las terrazas de los bares.
Así sigue la fiesta hasta que poco a poco van abandonando el recinto los invitados en orden de edad, empezando por los más mayores y acabando por los más jóvenes, excepto algunos (padres y cercanos) que nos quedamos hasta el final.
Un gran día, todo perfecto y en su punto. Enhorabuena a los novios, por la boda y por la organización que fue precisa y muy lograda. Repito, excelente.

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