jueves, 25 de noviembre de 2021

Irati 2021: 140 años... Día Uno: La llegada.

Una breve explicación para el título, que viene a ser como pasar unos días en la Selva de Irati en la zona alta de Navarra, en el valle de Salazar. Es la manera de celebrar el aniversario de dos elementos de la Bodeguilla de Abajo, que se han echado a sus espaldas 70 años cada uno: Rafael Cañero y Paco Troya. Lo dicho celebración de 140 años.

El hotel en Izalzu

Después de sesudos y onerosos trabajos que recayeron en Rafael, uno de los protagonistas del evento, que ya tiene mérito ser el homenajeado y tener que currartelo, quedamos como punto de encuentro en la gasolinera de Montserrat, en la autopista de Manresa, de peaje todavía... 

Con una cierta puntualidad británica, a la hora concreta salimos dirección al Eix Transversal para poner rumbo a la A2 hasta Lleida, donde habríamos de dirigirnos hacia Huesca-Jaca y ya en la Comunidad Foral de Navarra acabar el viaje en Izalzu lugar de destino en que estaba ubicada nuestra casa durante los próximos cuatro días: El Hotel Besaro. Poca historia tiene el viaje a excepción de la parada a desayunar en una de las múltiples áreas de servicio de la autovía, el pequeño despiste que un servidor tuvo en Huesca para coger los túneles de Monrepós y lo largo que se empezó a hacer el camino los últimos kilómetros hasta llegar a Ezcaroz, lugar elegido para la primera comida en el valle. Decir que estuvo muy bien: gente muy amable, desestresada en general, o con poca prisa, que elaboraba unos platos sabrosos y abundantes. Toda una premonición de lo que nos esperaba los días siguientes.

Desde allí nos dirigimos a escasos 6 kilómetros al hotel, como comentaba anteriormente en Izalzu. Trámites de ingreso en el establecimiento y aparcamiento de los coches casi en medio de la calle hasta la hora de ir a cenar a la que sería nuestro lugar habitual para estos menesteres en los días que hemos pasado: Ochagavía.

En la salita del hotel

Una vez en el hotel conocimos a Mauri, nuestro guía gastrónomico y de excursiones, así como todoterreno para el hotel, igual te busca un restaurante, que además se encarga de reservar que te propone un recorrido a pie, que se adecue a tu estado de forma, al clima del momento o a las ganas de caminar que tengas. Las habitaciones se repartieron no sé si muy justamente dando preferencia a los cumpleañeros. Se quedaron las dos que tenían bañera con hidromasaje. 

Después de las primeras deliberaciones tomamos la decisión por unanimidad de hacer el primer día, una de las dos excursiones que el referido Mauri nos había recomendado: Las Casas de Irati. Aprovechando su buena disposición logramos que nos reservase mesa para cenar los dos próximos días en los lugares que creía mas adecuados puesto que la Sidrería de la que tan buen recuerdo tengo de mi anterior visita a la Selva estaba cerrada por vacaciones. También cerramos el asunto de la comida del día siguiente, unos bocadillos que le encargamos esa tarde a fin de tenerlos listos para la mañana siguiente en que teníamos la intención de salir tan pronto como fuese posible al recorrido recomendado.

La Iglesia de Ochagavía

Una vez solventadas estas necesidades básicas, nos encontramos con una no menor, que no era otra que cenar esta noche. En el hotel no esta previsto que se puedan hacer otras comidas que el desayuno o bien encargar algunos bocadillos. Una vez más, Mauri salió al rescate y nos recomendó el bar del camping de Ochagavía, donde con toda seguridad podrían calmar nuestros apetitos. 

Nos recomendó aparcar en el parking de la Sidrería, a la vez municipal y gratuito y dirigirnos caminando hacia el camping. Después de diversas averiguaciones a base de preguntar a los nativos cual era el camino más adecuado, decidimos hacer un poco de caso al Google Maps en contra de las primeras, y lo cierto es que llegamos, pero por un camino al lado de la carretera, sin luz y utilizando las linternas de los teléfonos móviles. Después de una cena frugal, unos bocadillos y alguna ensalada volvimos a recoger los coches, esta vez siguiendo las instrucciones de los vecinos y evidentemente, llegamos más deprisa con alumbrado público y sin ningún tipo de peligro de la carretera de noche.

Así paso el primer día de la excursión celebración y nos fuimos a descansar con al intención de madrugar y hacer algo de camino en una zona tan bonita y espectacular como el Hayedo de Irati.

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