Supongo queridas paredes, que ya sabéis a qué me estoy refiriendo pues la Peña La Alegría ha formado parte de más de una de las entradas de este blog. Pero en este momento he querido que tenga una propia y que vista la importancia que ha tenido en nuestras vidas (que somos much@s integrantes), seguramente necesitará de alguna más en este refugio de ideas que es este pequeño espacio en la red.
De los primeros años de vida de este grupo, escribo de oídas, y seguramente no sabré contar lo que significó para cada una de aquellas chicas que fueron el núcleo originario de la peña. Porque, supongo que por los tiempos que corrían, por las costumbres de la época y por la educación que todos teníamos, jóvenes y mayores, era en inicio exclusivamente femenina. Supongo que también por la edad de las fundadoras se fueron pronto agregando chicos, pues a pesar de los tiempos a que hago referencia, las hormonas no entienden ni entendían entonces de lo que era consuetudinario o no.
Los inicios |
No contaré muchas más cosas al respecto de esa primera época de la peña, espero que si alguna de las integrantes llega a leer estas líneas pueda aportar en sus comentarios algunos detalles más de lo que significó el grupo para ella, pues supongo que a esas edades a parte de la juerga a alguien le sirvió de rincón de confidencias de amores y desamores, de sueños y de pesadillas y de alegrías y tristezas, tan exageradas e insalvables en esas edades.
Mi primer contacto con la Peña fue en una época en que varios amigos de mi pueblo, de edad parecida o poco más que algunas de las integrantes, teníamos la sana costumbre de ir a todas las fiestas que podíamos de los pueblos vecinos, y así aterrizamos en Villanueva de Sigena. La cosa siguió los cánones previstos y unos y otras empezamos a lo que entonces se llamaba "tontear", luego "gustarse", para pasar a "cortejar" y en algunos casos finalmente a emparejarse (entonces "casarse"). Del mismo modo otras de las integrantes con otros grupos, del pueblo o de fuera, siguieron el mismo camino, de manera que llegamos a una edad adulta en que la mayoría de las chicas fundadoras se encuentran casadas e incorporan a la peña a todos sus maridos o parejas. Es en ese momento en que a mi entender empezamos a formar lo que será la deriva de la Peña La Alegría en los próximos años y hasta la fecha y que dure muchos más.
El monte |
Me vienen a la memoria los primeros años de la Peña: Nos juntábamos para las fiestas del pueblo, utilizando de sede cualquier local accesible donde montar unas mesas y unas sillas, pues aunque fueron y son muchos los temas que nos unen y de los que podemos hablar, siempre se trataron en torno a una mesa con comida bien elegida y cuidada, que bromas aparte tenemos todos "el morro fino", como se dice por estos lares.
Y la Peña empezó a rodar con estas premisas que explico y con una característica muy especial, como es el hecho de que ninguna de las parejas integrantes vivía en el pueblo durante todo el año, lo que significaba tener algunas ventajas y también algunos inconvenientes, sobre todo de tipo logístico y de sede de la misma. Todo se fue solucionando pues unos tenían casa, aunque fuese de verano y el resto familiares que nos prestaban "sus instalaciones" para poder funcionar.
Los lugares.
Entre los lugares míticos, la pequeña casita de la Plaza de Abajo, que era de la familia de la Fina, donde recuerdo alguna fiesta memorable, con la duda de si la misma "cacerolita" que utilizaron algunas chicas para depilarse luego fue la misma en que hicimos el café. El garaje de casa de la Mari Pili, donde después de una cena, Pedro acabó duchado por obra y gracia de los albalatilleros, aficionados a estas remojadas. O el garaje de casa de Lourdes y Ricardo, donde no puedo olvidar unas migas incomibles y una gambas bien frescas que un servidor se comió, sin saber bien que no es que fuesen frescas, sino que estaban congeladas. Y sobre todo el servicio de limpieza con una escoba de las cáscaras de las gambas, que también un servidor llevó a cabo.
Piedrafita |
Otros lugares de celebración, en este caso de "la mona" y ya con hijos de la mayoría de las parejas de la peña, fueron desde la antesala del horno en casa de Elvira un año que éramos pocos y llovía bastante hasta la mítica caseta del campo que Manolo, hermano de Luisa, nos cedía amablemente cada año durante un tiempo para tal menester. Otras veces en "mases" que también de buen gusto nos cedían algunos de los vecinos del pueblo y no sé si alguna vez también lo celebramos al aire libre. Eran tiempos en que hacer un fuego en el monte y montar una brasa no era tan peligroso como actualmente.
En época más actual, tras la creación del Refugio de Piedrafita en el monte del pueblo, seguimos tal como veníamos haciendo la celebración el sábado. Casi todos teníamos que trabajar el martes y haberla hecho el lunes, que era la tradición, nos complicaba el regreso. Así pues con la inestimable colaboración de la Nati que se encargó durante años de reservarnos el refugio, pasamos a celebrar casi cada año la mona en ese lugar y el sábado de pascua. También hicimos alguna modificación en el menú, incorporando una paella, que sobre todo tenía que tener conejo y "muuuuuuuchas gambas".
Finalmente, la Peña encontró una sede estable, gracias a la inestimable colaboración de Luisa y José Ramón que en su casa del pueblo hicieron un garaje transformable fácilmente en local y comedor y que fue donde nos establecimos como lugar de encuentro, de comidas, de cenas, de vermuts y en general de cualquier actividad vinculada al ocio y al divertimento. Incluso recientemente y debido al cierre de algún local del pueblo se ha convertido en "El Barbero II".
La sede actual de la Peña |
Viene a cuento lo del Barbero II a que otro de los lugares míticos vinculados a la Peña fue también sin duda alguna el bar de José Luis, conocido mundialmente como el Bar del Barbero, debido a una de las profesiones que ejerció su padre a lo largo de su vida. Para nosotros ir allí era como ir a casa, siempre abierto fuese la hora que fuese y siempre servidos con una sonrisa y con un humor difícil de igualar, y en el que aunque ya lo sabíamos de memoria desde hacía años era difícil que Lourdes no se diese un susto cada vez que "se le caía la bandeja" al amigo.
Como digo a menudo en este blog trato de que las entradas no sean excesivamente largas y como también he comentado al inicio de esta no me queda más remedio que cerrar esta, y seguir en otra u otras próximas en que trataré de hablar de "Las personas", "Las fiestas", "Las comidas", "Las Salidas" y lo que surja, incluido el whatsapp, todo sin perder el espíritu de este rincón de la red, que es: "...y si puede ser con un poco de humor"
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