El Mundial 1966 |
Antes de entrar en materia del tema de la entrada, no puedo dejar de contar una maravillosa e inocente anécdota, que ocurrió en el día de la final del mundial, que ganó como muchos aficionados al fútbol saben la selección inglesa en un partido dramático, con prórroga, gol fantasma, etc., etc. También es sabido que en aquella época en este país la tendencia germanófila de la población era mayoritaria, al menos en mi pueblo.
Resumiendo, que una vez acabado el partido, todos los chavales salimos a la calle, a reproducir las jugadas y goles, en la plaza del pueblo, en aquel momento de dura tierra y gravilla. En esta tesitura apareció uno de los niños del pueblo, obviamente seguidor de Alemania, en el momento en que acabábamos el juego y alguien con voz de locutor de radio, soltó a grito pelado: "Y así finaliza el encuentro... victoria de Inglaterra por 3 a 2 en la prórroga" (el resultado no sé ahora mismo si fue ese exactamente). Casi sin tiempo para acabar la frase, nuestro amigo recién llegado, nos dejó a todos con la boca abierta y definitivamente perplejos, sin saber que responderle: "En la tele de mi casa ha ganado Alemania". Cosas de chicos de 10-11 años en una época en que nos costaba entender como era eso de la tele...
La Plaza de Albalatillo |
Todos se pusieron las mejores galas, traje, corbata, zapatos, etc. Aquel día era un día soleado pero con un cierzo (viento del noroeste), que como solía ser frecuente azotaba el pueblo de manera brutal, casi costaba avanzar en su contra. Aquí empezaron las decepciones: No les hizo gracia a los de la tele, la modernidad del personal, esperaban gente con pantalones viejos, camisas desgastadas y "albarcas rotas" (calzado que se utilizaba para ir al campo). Total, que no se pudo grabar lo que fuese que venían a grabar. A mi edad no conseguía entender bien que pasaba, y además con el cierzo que hacía empezaba a estar destemplado.
Finalmente mi tío, sarcásticamente dijo: "Entre el cierzo y los de Madrid, acabarán con nuestra tierra". Yo, ya entendía que contra el cierzo poco podía hacer, pero Madrid, para mí era el equipo de fútbol de la época, y no se me ocurrió otra cosa que decidir hacerme para siempre del Barcelona, lo de Barça vino más tarde, como manera de lucha contra los que iban a acabar con mi pueblo.
El emoticono |
Mi misión era la siguiente: Le había llegado a la desconsolada esposa una carta, que alguien había escrito por el marido. Yo tenía que leérsela a la mujer, y después a modo de secretario, escribir la contestación para remitirsela al cuartel al chico.
Hasta ahí, la cosa era rara, pero entendible, ninguno de los dos sabía ni leer, ni escribir. Lo sorprendente: Cuando me disponía a cerrar el sobre de la carta que "había escrito" la chica para poner la dirección en el mismo, me dice: "Espera, no cierres aún...". Se levanta de la mesita en que me estaba dictando y va hacia el armario en que guardaba la vajilla, abre un cajón y saca un pintalabios rojo vivo, se pinta los labios y estampa un beso en la cuartilla. Quedaron marcados los labios en el papel, y tras mirarlos un rato, me dice: "Ahora ya lo puedes cerrar". Dicho y hecho, cerrado, escrita la dirección y yo sin percatarme que había asistido al momento histórico de la invención de los emoticonos..., tal como se conocen ahora. Creo que antes, ya los egipcios y otros pueblos los tenían incorporados a su escritura.
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