Alrededores del Teide |
Paseamos por los paisajes lunares que rodean la salida del teleférico, una vez pisando tierra de lava granulada gruesa de tonos oscuros, otras de tono más claro y con los granos de arena más pequeños que en algún momento recuerdan a la de algunas playas de la Costa Brava. Hicimos fotos del lugar desde un ángulo y desde otro y hasta nos sentamos un ratito a disfrutar del paisaje que ofrecía la montaña, en un día tan radiante de sol.
El programa de hoy nos ofrecía una comida con Carlos, nuestro amigo, que ya se había encargado de reservar. Así que sin entretenernos demasiado iniciamos la bajada con la intención de ir parando en los lugares ya adecuados para ello con la idea de volver a ver el majestuoso Teide desde otros ángulos de vista, así como los observatorios astronómicos, unos de los más importantes del mundo, debido a la nula contaminación lumínica, la altura del lugar y lo despejado de los cielos.
Panorámica desde un mirador |
Pues bien, Carlos si fue puntual y cuando nos acercábamos al lugar de la cita ya lo vimos esperándonos. El restaurante, La Cuadra del Palmero, precioso lugar, rústico en decoración y con plantas exuberantes en el patio. La comida, nos dejamos aconsejar por el amigo, que nos recomendó una ensalada canaria y una carne "de fiesta" para picar, y finalmente que cada uno escogiese un plato.
Después de los cafés y los chupitos nos despedimos de Carlos, para él era día laborable y nosotros nos dirigimos hacia el hotel, para hacer una siesta reparadora y coger los últimos ánimos para terminar la visita a la isla.
La Cuadra del Palmero |
Nos despedimos cordialmente del equipo que tan amablemente nos ha atendido en las cenas de estos días y nos retiramos a descansar, previa preparación del equipaje, ya que mañana, salimos temprano y habrá que madrugar, y nos quedan algunas obligaciones antes de subirnos al avión con destino a casa: check-out, devolver el coche, ... y desayunar!!!
Fin de las operaciones.
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