miércoles, 12 de octubre de 2022

TURQUÍA Y JORDANIA 2022: SEGUNDA

Ankara

Después de un viaje en autocar, bastante largo, aunque no fuese el más largo que nos esperaba en este tour y con las correspondientes paradas higiénicas y anti-trombóticas cuando ya caía la noche llegamos a Ankara, capital administrativa del estado turco. Ya en la entrada se aprecian avenidas y bulevares más amplios y nuevos que los de Istambul. Se nota que es una ciudad nueva y con una población bastante joven, excepto los jerifaltes del gobierno que allí ejercen su función.

Alrededores del hotel. Ankara

La llegada al hotel Grand Mercure, también moderno y bien equipado, estaba en una zona no muy residencial, más bien de oficinas y algo de ocio pues estaba rodeado de pubs, restaurantes y espacios donde sonaba una música en directo en uno de los locales que invitaba a escuchar e incluso mover el esqueleto.

Como que a la mañana siguiente nos esperaba un apretado programa de visitas en la capital, solamente bajamos a dar una vuelta y estirar las piernas en los alrededores del hotel para luego retirarnos a nuestras habitaciones para un merecido descanso.

El día amaneció con un sol radiante, un poco demasiado teniendo en cuenta que nos esperaban alguna visitas al aire libre. Como cada mañana acudimos al comedor a desayunar, cada uno con nuestras características especiales: los de la fruta, los del salado, los mixtos, los de todo y los de las dulzainas. Por suerte en la mayoría de los hoteles hemos podido todos dar rienda suelta a nuestras preferencias.

Y dicho esto al autocar a visitar el Museo de las Civilizaciones de Anatolia, primera parada del día, ubicada en el llamado Castillo de Ankara, en la remodelación de un antiguo bazar. Fue al parecer deseo expreso del mismísimo Atatürk, recoger y exponer los vestigios disponibles hasta la fecha de las civilizaciones Hitita, Frigia y Lidia.

"El disfraz"
Son muchas las piezas de todo tipo que componen el museo hasta el punto que se hace muy difícil resumir la importancia y calidad de las mismas. También son muy variadas las civilizaciones que por allí pasaron y por tanto se hace incluso en la visita también complicado seguir el hilo de la historia de la zona. Igual es que andaba un poco despistado y no entendí la estructura del museo. En cualquier caso interesante, y como de costumbre le sacamos jugo a la visita con alguna foto de los componentes "disfrazados" de romanos o vaya usted a saber.

Desde allí nos dirigimos sin perder tiempo excesivo al Mausoleo de Atatürk, situado en la llamada Colina de la Observación que al parecer es visible desde prácticamente toda la ciudad de Ankara.

Se trata de una edificación destinada a ser la "tumba conmemorativa" del que fue líder de la Guerra de la Independencia, fundador y primer presidente de la república turca Mustafá Kemal Atatürk. Su construcción se inició en 1944 y se finalizó el primero de septiembre de 1953. Es una construcción monumental, simétrica y con secciones lisas que parece ser fueron los elementos arquitectónicos típicos de la época, aunque este añade elementos otomanos, como los aleros de las torres.

Destaca la grandiosidad de la plaza, se supone que para grandes eventos, tanto civiles como militares. De hecho cada cierto tiempo se lleva a cabo un protocolario cambio de guardia, que pudimos presenciar en alguno de los puestos, mientras celebrábamos la visita. Se puede acceder a la tumba del fundador, pero a una que no contiene los restos, pues estos están en una cripta subterránea.

El complejo también dispone de un museo dedicado básicamente a Atatürk, en el que se pueden apreciar desde los trajes y uniformes que utilizó durante su vida hasta los regalos que recibió de parte de los líderes mundiales que lo visitaron, pasando por recreaciones de escenas bien reales de los episodios de la guerra de la independencia, de la que nació la actual República Turca. 

Como que la intención era llegar a dormir a Ürgüp, en plena Capadocia, donde teníamos la siguiente aventura, sin muchas pérdidas de tiempo todos al autocar, con los rezagados de turno que hay en todos los grupos y que a estas alturas del viaje ya habían dado la cara.

Mausoleo con una celebración
Lo dicho, carretera y manta y hasta la primera parada para comer, que la hora ya estaba más que pasada y el lugar decidido por nuestra guía de esta parte del viaje, Shelma, fue una especie de área de servicio de la carretera, eso sí, al lado de uno de los más famosos lagos de sal del país. La comida con el apetito ya hecho estaba buena, pues comimos una especie de paella, al menos lo parecía, de carne, aunque ahora mismo tengo dudas si llevaba arroz o no.

José Ramón se empeñó en pasearse descalzo por el lago salado y todos le seguimos, que para eso era el líder del grupo, pero obviamente sin descalzarnos, total agua no había ni gota, solo sal. En la siguiente parada fuimos a descubrir un pueblo de beduinos o bereberes, no recuerdo bien, que habitaban unas viviendas subterráneas bien angostas y bien escondidas para defenderse de las muchas invasiones que por allí circulaban en tiempos pretéritos.

Lo cierto es que vivimos un incidente bien especial, un señor de una edad avanzada, casi como la nuestra, de otro grupo tuvo un percance que le dejó inmovilizado en una zona en que era casi imposible ni seguir adelante ni volver atrás. No tendría mayor importancia si no fuera por la actitud del grupo y la guía del mismo. Llamar a una ambulancia, ya está bien, pero dejarlo solo, con su esposa más asustada casi que el propio accidentado no es de recibo en mi opinión. Con las diferencias idiomáticas y en un pueblo un poco perdido en medio de la nada, creo que la guía hubieran estado mejor con el accidentado. Seguro que ni me va ni me viene, pero como me pareció mal, ahí lo dejo.

"Fiesta Turca"
Ya sin más incidencias llegamos al hotel de Ürgüp, donde después de una frugal cena, nos trasladamos a una supuesta "fiesta turca" en una cueva, con bailes de todas las regiones del país, que nuestra guía hábilmente nos había vendido durante el viaje, como un acontecimiento que a los bailes sumaba un pica-pica, y bebidas de todo tipo, incluidas las alcohólicas, wodka, ginebra y todo tipo de combinados.

Ni que decir tiene, que a nosotros nos convenció el folcklore turco más que ninguna otra cosa. Como siempre y debido a los rezagados de siempre llegamos un pelín tarde con lo que el lugar que nos tocó estaba bastante alejado del escenario central. De todas maneras, mejor, que así no pudieron sacarnos a imitar a la bailarina que ejecutaba la danza del vientre, mientras que otros si tuvieron que salir, pues los tenía más a mano. Del pica-pica poco puedo decir, excepto que lo único que probé, seguramente porque fue lo único que identifique fueron frutos secos, maíz, cacahuetes y no sé si algún garbanzo.

Y lo de las bebidas ni os cuento queridos muros, pues lo más parecido a algo de lo que aquí tomamos fue un wodka de muy baja graduación con zumo de naranja de tetrabrik. Creo que me tomé tres y como si hubiesen sido vasos de agua. El resto del tiempo lo pase fuera de la cueva con Marta, aprovechando ella para fumar un cigarrillo y yo un purito que conseguí en una de las tiendas de una de las múltiples paradas que tenía el recorrido.

Desde allí nos fuimos a descansar, pues aunque no teníamos que madrugar mucho, pues hubo un cambio de planes y el vuelo en globo se pospuso un día, sí que los horarios de las actividades previstas requerían levantarse a buena hora.

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