lunes, 17 de octubre de 2022

TURQUÍA Y JORDANIA 2022: TERCERA

Capadocia

Lo dicho anteriormente, sin madrugón especial empezamos la visita de la Capadocia, una de las etapas estrella de nuestro viaje sobre todo por el esperado y deseado vuelo en globo sobre las montañas chimeneas al amanecer, un espectáculo que todo el mundo que lo había disfrutado nos recomendó con gran insistencia.

Las tres Bellezas

Pero esto, por cambios inesperados en el guión del trayecto sería al día siguiente, así que la cosa empezó con un tour en autocar, en que en primer lugar y previo paso por la zona comercial visitamos las Tres Chimeneas de las Hadas o Las Tres Bellezas, que de las dos maneras se conocen en el argot de los guías turísticos de la zona. 

Lo del paso por la zona comercial lo digo porque no sé cómo lo consiguen, pero de hecho para pasar a la zona donde se pueden ver mejor el paisaje hay que atravesar un estrecho pasillo con tiendas de todo tipo a un lado y otro del mismo. Cosas del turismo.

Los paisajes de estas formaciones son espectaculares. Se trata de rocas que nacieron producto de la erosión del agua y del viento en la parte de lo que podríamos llamar su cuerpo, pero que no llegó a afectar  a la parte superior dejandoles este aspecto tan particular y bello.

Las tres + cinco bellezas
De todas maneras esta belleza de las tres hadas, se ve notablemente mejorada cuando añades al paisaje otras cinco bellezas naturales que no están ancladas en el terreno y que excepcionalmente pudimos ver en esta visita, además de poder dejar constancia del acontecimiento en una fotografía, que adjunto a este escrito para deleite de vosotras, queridas paredes y de toda aquella persona que se le ocurra aterrizar en este blog.

Una vez disfrutado de este paisaje extraordinario regresamos al autocar y por si no habíamos tenido bastante parada comercial con el pasillo de acceso, paramos en una fábrica de alfombras de la zona, donde pudimos disfrutar de un magnífico desfile de alfombras de todo tipo y condición, que podíamos comprar en ese momento y posiblemente cuando regresásemos a nuestra casa la compra ya estaría allí. De todas maneras fuera del carácter comercial fue muy interesante ver el proceso de fabricación artesanal de las mismas, aunque me quedan ciertas dudas si en la actualidad lo siguen haciendo así. En todo caso también nos invitaron a degustar un té, que estaba realmente bueno. 

Con el tiempo justo de pasar de nuevo por la tienda de la fábrica de alfombras, continuamos camino hasta llegar al Museo al aire libre de las iglesias de Göreme. Se trata de unos acantilados naturales que albergan iglesias y monasterios escondidos entre las rocas y que fueron excavados en el siglo IX.

Iglesia de Santa Bárbara
Las iglesias son muchas y de diversos tamaños, pero algunas destacan por su historia, como la de Santa Bárbara, que creo más una leyenda pues la referida se convirtió al cristianismo y su padre ante semejante decisión la encerró y la asesinó posteriormente por lo que fue castigado por Dios que lo fulminó con un rayo. En su honor se cavó esta Iglesia, al margen de que la santa acabó siendo patrona de los arquitectos y albañiles y supongo que por el rayo, de los ejércitos de artillería.

Otras tienen menos glamour, como la de la Serpiente, que se debe al hecho de que se encontraron unos frescos con el referido ofidio, representando al Demonio. Además hay otras muchas iglesias más pequeñas que mi cabeza no da para recogerlas todas. Dejo a modo de recuerdo el ábside de una de ellas, la de Santa Bárbara, que como comentaba es una de las más famosas de la zona, a parte de una con los frescos policromados mejor conservados de todos los que pudimos ver, pues de hecho no accedimos a todos. También en este museo al aire libre y a modo de curiosidad comentar que Pier Paolo Passolini, rodó las escenas de una famosa ópera en la que participó las mismísima Maria Callas.

Desde allí nos dirigimos a la llamada "Fortaleza Turca de Uchistar", una espectacular formación rocosa horadada por múltiple entradas y que conformaba en su interior una gran cantidad de habitáculos y viviendas trogloditas. 

Castillo de Uchistar al fondo
La historia de esta fortaleza, también llamada Castillo, por su semejanza a los torreones de los mismos y a la forma de las murallas, no está del todo clara aunque se tiene certeza que en los siglos XV y XVI sirvió de defensa contra los ataques e invasiones que otros pueblos llevaron a cabo contra los habitantes nativos de esta zona. 

Tras la comida y esta breve parada, en el programa teníamos la visita a uno de los monasterios o algo parecido en que ejercen su ministerio una especie de secta espiritual llamada derviches giradores o giróvagos y que ofrecen al público en general una danza en que los actuantes (hombres todos) giran sobre si mismos al son de músicas de tambor y flauta.

Esta "peña" apareció sobre el siglo XIII, y fue fundada por los discípulos de un poeta sufí de nombre larguísimo y casi imposible de recordar y pretenden a través de este baile giratorio alcanzar el éxtasis mediante la ascendencia espiritual hacia la verdad, acompañados del amor y de la liberación total del ego. Parece que lo consiguen porque con tantas vueltas lo lógico sería pensar que se mareasen como sopas y se diesen un buen tortazo, pero en la realidad no es así. 

Cargados de energía positiva, a la que también colaboró alguna "cabezada" durante el espectáculo, que se hace con una luz bastante tenue, nos dirigimos de nuevo a nuestro hotel a cenar de manera ligera, y tras un paseo digestivo por los jardines y piscina del hotel, a dormir tempranito que el próximo día se madruga bastante para ir a una de las actividades estrella de nuestro viaje: ver la Capadocia desde un globo.

Globos en Capadocia
Todavía noche cerrada cuando pusimos el pie en el suelo, y tras un más que frugal desayuno, un transporte pasó a recogernos al hotel para trasladarnos a la zona de despegue de los globos.

Una vez en tierra nos dirigimos caminando hasta el globo que nos correspondía, y allí antes de subir a las cestas pudimos comprobar in situ y de primera mano cómo era toda la mecánica de llenar el globo, calentar el aire y ver también cómo poco a poco el ingenio tomaba la forma que tan bellas imágenes dejó en nuestra retina.

Cuando ya el globo empieza a estar casi recto, viene la operación de subir todos a las cestas, seis personas en cada uno de los cuatro compartimentos que tiene la zona de pasajeros, a las que hay que sumar otros dos más, el piloto y el copiloto, que el vuelo tiene también sus medidas de seguridad. Lo de subir parece fácil, pero no sé si por el nerviosismo o por las horas tempranas, aun con los músculos entumecidos, la cosa se complica y los esfuerzo se notan en el personal. Al final, todos arriba y a volar.

La sensación de volar en globo es espectacular, ni se mueve aparentemente aunque va subiendo, el silencio solo se rompe por algún sonido de admiración de los viajeros o por los fogonazos que el piloto lanza hacia el globo a fin de seguir calentando el aire y así dirigirlo a izquierda o a derecha o arriba y abajo. 

Tanto como volar es espectacular la visión de las decenas de globos que en la madrugada de la Capadocia llenan su cielo. De todos los colores posibles, que cambia cuando cada piloto enciende los fogones para manejar el aparato. Luego la salida del sol todavía añade más matices y coloridos al paisaje. En fin una experiencia totalmente recomendable para cualquier viajero que se acerque a la zona.

Sulthanhani Caravanserai
Y si la subida al globo fue un espectáculo también lo fue la bajada con dificultades más o menos para todos, pero ya más relajados y mezcladas con las risas que todos nos dimos de ver a unos y otros en la operación de descargue. Luego las fotos de rigor con el piloto, ya en tierra y la recogida de los diplomas acreditativos de haber volado en globo. Comer algo, que falta hacía y sin más dilaciones al autocar que el camino hacia Pamukkale no era demasiado corto.

Tras las primeras horas de carretera hicimos una parada en el Caravanserai Sulthanhani, de la que dejo memoria gráfica, y que se trata de lo que vendría a ser una posada para los que hacían rutas comerciales en caravanas. Este se trata de uno de los más grandes y espectaculares de toda la ruta comercial que se establecía en el siglo XIII entre Turquía y Persia. A pesar de haber sufrido un incendio al poco de sus construcción, fue rápidamente restaurado y vuelto a poner en funcionamiento.

Tras reponer fuerzas para comer y una merecida siesta en el autocar, ya casi apagándose la luz del sol llegamos a Pamukkale, al hotel y por recomendación de nuestra guía, decidimos cenar algo y después al spa de aguas sulfurosas naturales dentro del mismo hotel. Como siempre nos reímos mucho, a pesar de que la organización de este era un poco lamentable, no había taquillas, se les habían acabado las toallas y solo les quedaban gorros, eso sí, pagando. 

En cualquier caso y tras el baño más o menos relajante nos fuimos a las habitaciones por uno de los atajos más directos y prácticos que el camino por el que nos habían hecho ir a la entrada. Mañana más...

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